sábado, 16 de mayo de 2015

ESPANTADA DE UN TORERO EN GUADALCANAL


ESPANTADA DE UN TORERO EN GUADALCANAL A FINALES DEL S. XIX Y ALBOROTO SUBSIGUIENTE DEL PÚBLICO QUE TUVO QUE ACABAR
 CON EL MORLACO A NAVAJAZOS

                                                                 Por José María Álvarez Blanco


A juzgar por la noticia que reproduzco al principio en facsimil de un periódico de Huesca, cuando quedaban trece años para el fin del siglo XIX, la actualidad estuvo bastante movida en el valle que forman la Sierras del Agua y la del Viento. Como recordará el posible lector que siga este blog, la villa de Guadalcanal protagonizó un acto de corrupción municipal ─tan antigua y tan vigente en nuestros días─ anticipándose en 129 años a la ciudad de Marbella de los Hohenlohe, Gil y Gil el ostentóreo, Pantoja, Muñoz y demás personajillos del papel couché y de los programas televisivos de tan alto contenido cultural (Véase mi texto Guadalcanal 1887 ─ Marbella, 2006), publicado en este blog el 27 de noviembre de 2013.

A estos hechos documentados por el BOE (entonces llamado Gaceta de Madrid) protagonizado por los impresentables políticos municipales, se sumó el mismo año 1887, el pueblo soberano asistente a una corrida de toros, en la que se armó un gran escándalo cuando el diestro[i] (a juzgar por los hechos, le vendría mejor al calificativo de siniestro) fue incapaz de matar uno de los toros que le habían cabido en suerte. La cosa llegó hasta tal punto que fue el respetable (otro adjetivo  de dudosa precisión), armado de navajas ─emulando a los "civilizados" habitantes de Tordesillas que más valientes que nuestros paisanos usan lanzas y que cada año irritan a tanta gente─  tuvo que acabar con la vida del astado.

Solo añadir que, como comprobará el lector, a finales del S. XIX no andaban muy finos los periodistas, en buscas de sinónimos para referirse al toro[ii], teniendo que recurrir al genérico término "bicho".
     
En la página 4 se puede leer el texto siguiente:

     En una corrida de toros, celebrada en Guadalcanal con motivo de la feria de aquel pueblo, se armó un alboroto mayúsculo, porque el espada encargado de dar muerte á uno de los bichos, despues de propinar al animal infinidad de estocadas y pinchazos, desapareció de la plaza, teniendo los espectadores que concluir con el toro á navajazos.




[i] Muy comedido el redactor de la noticia omite el nombre del artista.
[ii] Sin ser experto en el arte de Cúchares se me ocurren astado, morlaco, cornúpeta y bovino.  

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