jueves, 29 de enero de 2015

“GUSTAVO”: LA NOVELA INÉDITA DE ADELARDO LÓPEZ DE AYALA


Por SERGIO KRSNIK CASTELLÓ – Revista de Guadalcanal año 2014


Adelardo López de Ayala ha pasado a la historia de literatura española como uno de los más notables dramaturgos de la segunda mitad del siglo XIX, dentro de la denominada “alta comedia” cuyo principal exponente fue  Manuel Tamayo y Baus.

Sin embargo, hay un aspecto de su personalidad literaria prácticamente desconocido, como es el de novelista. En efecto, en el haber de López de Ayala hay una novela, que el autor tituló escuetamente “Gustavo”, y de la cual apenas existen referencias.

La novela fue escrita en los inicios de su carrera, concretamente en 1852 (cuando el autor contaba apenas 24 años de edad), solo un año después de estrenar sus primeras obras de teatro (“Un hombre de estado” y “Los dos Guzmanes”, ambas de 1851), quizá en un intento de diversificar su obra y no circunscribirse únicamente al género dramático; los avatares que sufrió dicha novela sin duda le decantaron hacia el teatro y la poesía.

“Gustavo” es una novela atípica en el panorama de la narrativa española de la época: si durante el primer tercio del siglo XIX la producción narrativa en nuestro país se caracteriza por una cursi sensiblería, a partir de 1830, bajo la influencia del inglés Walter Scott, prolifera la novela histórica, cuyos principales exponentes son Enrique Gil y Carrasco (“El señor de Bembibre”, 1844) y Francisco Navarro Villoslada (“Doña Blanca de Navarra”, 1847), y que prácticamente convive con los primeros intentos de novela realista (“La gaviota” de Fernán Caballero, escrita en 1849, y “El clavo” de Pedro Antonio de Alarcón, publicada en 1853). Pese a estar escrita en ese momento, a ninguno de estos géneros se asemeja “Gustavo”; por el contrario, la misma responde a un nuevo aspecto “social” ampliamente asimilado en la narrativa europea de mediados del siglo, de forma principal aunque no exclusivamente en Francia. Recordemos que en Rusia Nicolai Gogol había empezado a publicar narrativa en 1831, en Inglaterra Charles Dickens hacía lo mismo en 1836, y en Francia Gustave Flaubert se estrenaba como novelista en 1836; sin duda López de Ayala conocía y había leído a estos tres autores cuando se decidió a escribir su novela. Aparte de ello, la novela puede considerarse un documento histórico de primer orden, ya que relata admirablemente el carácter de la ilustre bohemia literaria que se distinguía en Madrid a mediados del siglo XIX y que López de Ayala conocía de primera mano.

La novela, en síntesis, cuenta la historia de un escritor de incipiente éxito que, aunque enamorado de una respetable dama, decide celebrar sus éxitos literarios, junto con varios amigos, con la compañía de varias prostitutas.

La primera parte de la novela fue presentada a la Censura (entonces trámite obligatorio previo a la publicación de obras literarias) en mayo de 1852; al Censor (José Antonio Muratori) no debió de gustarle el atrevimiento de algunas escenas, por lo que con fecha 27 de mayo de dicho año prohibió su publicación. La corrección entonces propuesta por el autor, sustituyendo la palabra “poeta” por “compositor” o “artista”, obedeció quizá al deseo de evitar que la obra se tomase por autobiográfica (como en parte lo es) lo que pretendía ser únicamente narración novelesca, pero ni aún así la obra pudo ser publicada.

Desanimado por este obstáculo, probablemente López de Ayala no pensó en terminarla. Cuando a la muerte del autor, se publicaron sus obras completas (Colección de Autores Castellanos, siete tomos, 1881-1885), los editores no la incluyeron, no se sabe si por no tener noticia de su existencia o simplemente por acatar la, suponemos todavía vigente, prohibición de su publicación.

Sin embargo, la novela no cayó totalmente en el olvido, y en el año 1908 fue finalmente publicada en el número XIX de “La Revue Hispanique”. Se trataba esta de una publicación francesa fundada en 1894 que, con carácter trimestral, difundía narrativa española (fundamentalmente novelas o relatos cortos)  en idioma original. Este tipo de publicaciones periódicas fue muy popular entre finales del siglo XIX y principios del XX como una forma de dar a conocer a un público mayoritario la narrativa corta de los autores entonces en activo; en nuestro país hubo varias de similares características, entre ellas “El Cuento Semanal”, “La Novela Corta”, “Los Contemporáneos” o incluso “La Esfera”.

La publicación en “La Revue Hispanique” viene precedida de un prólogo escrito por  Antonio Pérez Calamarte, a quién al parecer había llegado a sus manos el manuscrito de la misma. Desconozco quién es esta persona y como llegó a ser propietario de la novela citada; gracias en todo caso a su iniciativa pudo por fin ver la luz un texto que quizá de otro modo se hubiese perdido para siempre.



Nota del administrador. La novela a la que hace referencia el autor de este artículo, fue publicada en nuestro blog en diferentes entregas, entre los meses de junio y octubre de 2013, con la etiqueta de Adelardo López de Ayala, gracias a la amabilidad de José Mª Álvarez Blanco, que nos remitió una copia del libro.



lunes, 26 de enero de 2015

IN MEMORIAM ALFREDO MUÑOZ ARCOS, IMAGINERO DE GUADALCANAL

                                                         Fotografía de Alfredo Muñoz Arcos

                                             Por Ignacio Gómez Galván 


Cuando el teléfono suena a deshora, siempre pensamos que algo grave ha ocurrido. Ayer sobre las once y media de la noche, recibí la llamada de Antonio Arcos, donde me informaba que su primo Alfredo Muñoz Arcos, había fallecido en Linares donde vivía. Había cumplido 94 años el pasado mes de agosto.

Conocí a Alfredo Muñoz en el año 2011, cuando me llamó para pedirme me pusiera en contacto con la Hermandad de la Veracruz, ya que quería realizar la restauración de la imagen antigua de la Virgen de la Cruz, que había construido en los años treinta del siglo pasado. 
Fotografía de la visita a su casa de Linares
      Por este motivo, lo visité en su casa de Linares en dos ocasiones, y entonces conocí la labor que había realizado en el enaltecimiento de la Semana Santa de Andalucía, como lo demuestra, con la construcción y restauración de un centenar de imágenes o enseres.

Alfredo Muñoz Arcos, nació en Guadalcanal, el día veinte de agosto de mil novecientos veinte, en la calle Pilar número doce, que era el domicilio de su padre Manuel Muñoz Arcos y su madre Concepción Arcos Bernabé. Era el primer hijo fruto del matrimonio que sus padres celebraron el diecisiete de agosto de mil novecientos diecinueve, en la iglesia parroquial de Santa Ana. 

A los dieciséis años, Alfredo Muñoz Arcos, inicia los primeros trabajos profesionales en Guadalcanal. Estando de vacaciones en el pueblo, se inició la denominada Guerra Civil Española, con las consecuencias que todos conocemos. A primeros de septiembre visitó la ermita de San Benito con unos amigos y sólo encontraron la cara del Cristo de la Humildad, las manos de la Virgen de los Dolores y las caras de Santa Justa y Rufina. En el pozo que hay en la entrada, a dos metros de profundidad, estaban los restos del Cristo de la Humildad. Le faltaba la cabeza, el pecho, el vientre, la espalda, tres dedos de la mano derecha y dos del pie derecho, los brazos sueltos, y el derecho en dos trozos. Por estas circunstancias, sería el primer trabajo que realizó para Guadalcanal, restaurar al Cristo de la Humildad. Empezó por encolar todas las piezas y seguidamente acoplar los trozos de madera que faltaban, para empezar a tallar. Una vez restaurado, inició el proceso de estucar, lijar y policromar y finalizado el trabajo lo entregaron al cura párroco de Santa María de la Asunción D. Manuel Jiménez Sutil, que lo felicitó.
                
                          Virgen de la Cruz, restaurada por Alfredo Muñoz 

No terminó aquí el trabajo de Alfredo Muñoz, a instancias del cura párroco, acometió la restauración de los altares de la iglesia. Con los restos del altar mayor, pudo construir el del Cristo de la Humildad (en la actual capilla del Sagrario). Con los restos del retablo de San Ignacio de Loyola, de la parroquia de Santa Ana, confeccionó el de la Milagrosa, en la misma capilla. Restauró el altar del Cristo Amarrado a la Columna, con los restos del monumento de Santa Ana y por último, realizó un nuevo retablo en colaboración con el sobrino del párroco, de la capilla de Nuestro Padre Jesús.

Un momento importante de su vida, se produce cuando traen la nueva imagen de la Soledad a Guadalcanal en 1937. El hermano mayor de la cofradía le presenta al autor de la imagen D. José Fernández Andes. Éste conocedor de su interés, le realiza infinidad de preguntas relacionadas con la escultura y pintura, que nuestro futuro imaginero intentan responder con los conocimientos que en esos momentos poseía. No debieron defraudar a Fernández Andes sus respuestas, ya que éste le dijo que aunque se iba al día siguiente, cuando sus padres quisieran, se comprometía a tenerlo a prueba durante un mes. A los tres días se marchó para Sevilla y estuvo con el escultor hasta que se incorporó al servicio militar.

Cuando llegó a Sevilla, Fernández Andes estaba trabajando en el Cristo de los Gitanos, y Alfredo Muñoz realizó diversos trabajos ayudándole con esta imagen.

Posteriormente, bajo la dirección de Fernández Andes, realizó un Corazón de Jesús de tamaño natural, para el pueblo de Montellano. También por aquellas fechas construyó un Nazareno para Alcalá la Real y una Inmaculada de tamaño real y otra Inmaculada de 80 cm.

Por las tardes recibía clases de dibujo por un profesor en los Salesianos, y en este colegio conoció a Don Antonio Illanes, muy conocido por los guadalcanalenses, ya que hizo la nueva imagen de la Virgen de Guaditoca y la Amargura. También conoció por aquellas fechas a Castillo Lastrucci, autor del Cristo de la Veracruz y la Virgen de la Cruz, ambos grandes maestros imagineros.

Estando con Fernández Andes, el hermano mayor de Nuestro Padre Jesús, Jesús Rivero, le encarga la nueva imagen del Nazareno. El famoso imaginero le dice: “… como es para tu pueblo, no quiero que toque nadie más que tú, y bajo mi dirección esta escultura…”. Fernández Andes modeló la cabeza y Alfredo Muñoz preparó la madera y la ensambló y devastó el bloque, lo sacó de punto desde el cuello a los pies, después la cabeza y las manos que habían sido modeladas por otros escultor, las ensambló también, le dio el aparejo, el lijado y todo supervisado por el maestro Fernández Andes, quedó listo para policromarlo, trabajo que realizó don Juan Valcera, íntimo amigo de Fernández Andes. Una vez terminada la imagen, organizó el traslado en un vehículo de los García.


En el año 1940, estando en Villacarrillo,  modeló una imagen de la Virgen de la Cruz, de la Hermandad de la Veracruz, de Guadalcanal, que procesionó en nuestra Semana Santa hasta 1948, en que cambiaron la cabeza de la Virgen por la realizada por Castillo Lastrucci. Recientemente la ha restaurado y entregado a la Hermandad, sin ningún costo.

A los tres meses de acabar la guerra, lo destinaron a La Carolina, donde conoció a la que sería su esposa Dª Mariana Ming Ming, con la que se casaría el 22 de junio de 1942, estableciéndose en la referida localidad durante cuatro años, hasta que se trasladó a Jaén.
Posteriormente en 1966 marchó a Barcelona, donde montó un taller y al mismo tiempo impartía clases de dibujo y modelado en la Escuela Massana, hasta el año 1976. Continuó en Barcelona hasta el año 1978.

A partir de esta fecha  fue cuando se iniciaron sus grandes trabajos de imaginero, tanto en obras de nueva construcción, como importantes restauraciones de imágenes, retablos, enseres, etc., trabajos que ha seguido realizando hasta nuestros días.


Prueba de la labor realizada, la tenemos en las numerosas condecoraciones que ha recibido durante su dilatada carrera,  de las que relacionamos algunas de ellas:
Alfredo Muñoz con alguna de las distinciones recibidas
§   Medalla de Oro de las Bellas Artes, de la ciudad de Jaén
§   Hijo Adoptivo de Carboneros, con fecha 24 de mayo de 2009
§   Medalla de Oro de la Cofradía de Cristo Resucitado, de Jaén, en el año 2004
§   Placa de agradecimiento del pueblo de Carboneros
§   Concha de plata por la restauración de la Magdalena (Jaén)
§   Concha de plata por la talla del Cristo Yacente (La Carolina-Jaén)
§    Medalla de Oro por la Virgen de la Victoria, concedida por la Pontificia Real e Ilustre Agrupación de las Cofradías de Jaén.
§    Olivo de Plata por los Costaleros de Jaén.

Sin embargo, ha fallecido sin que su pueblo natal, no le dedique una sola mención, ya que el expediente para concederle la Medalla de Oro de la Villa que se inició en 2011, aún están sin resolver por parte del Alcalde.

Ya que no ha sido posible concederle la Medalla de Oro, yo pediría al Ayuntamiento, que al menos realizara un pequeño azulejo recordatorio y lo instalaran en la casa donde nació, en la calle Pilar número doce.

Descanse en paz don Alfredo Muñoz Arcos y reciban sus familiares, nuestro más sentido pésame.
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Por último, para que se hagan una idea de los trabajos realizado por Alfredo Muñoz, a continuación les ofrecemos algunos de los realizados, durante todos estos años.

GUADALCANAL (Sevilla)

Reconstrucción del Cristo de la Humildad y Paciencia.
Construcción de la Virgen de la Cruz, para la Hermandad de la Veracruz. (1940)
Retablo del Cristo Amarrado a la Columna
Retablo del Cristo de la Peña.
Retablo de Ntro. Padre Jesús
Ayudando a Fernández Andes en la imagen de Ntro. Padre Jesús.
Restauración de la Virgen de la Cruz de la Hermandad de la Veracruz (2011)

MONTELLANO (Sevilla). Construcción del Sagrado Corazón de Jesús

MADRID.- Construcción de Dolorosa, para Santa Justa. Construcción de Dolorosa, para Pinto. Construcción de San Juan, para Santa Rufina. Construcción de dos Crucificados y un Nazareno

JAEN.- Parroquia de San Ildefonso:  Construcción Ntra. Sra. de la Soledad; Construcción de Jesús y Ángel, de la Oración en el Huerto y Construcción de la Virgen de la Victoria, de la Cofradía del Resucitado.
                         
                      Imagen de la Soledad de la parroquia de San Ildelfonso

Parroquia de la Magdalena.-  Restauración de la Magdalena (1940); Retallado del Cristo de la Clemencia y Construcción de la Dolorosa del Mayor Dolor

Iglesia de San Juan de Dios.- Restauración del altar mayor; Manifestador y sagrario. Ángeles. San Joaquín. Santa Ana. San José. Sagrado Corazón de Jesús. Sagrado Corazón de  María. San Juan de Dios. Magdalena. Viacrusis

Iglesia de la Merced.- Dedo índice y anular de la imagen de Nuestro Padre Jesús (El abuelo)

Iglesia de San Juan. Restauración de la Virgen del Transito. Construcción de la Magdalena

Convento de las Bernardas. Restauración del Santo padre San Francisco, del coro alto y Construcción del Corazón de Jesús.

Convento de las Teresianas.- Restauración de la Santa Madre Teresa

Iglesia de San Clemente. Restauración de la Virgen de los Remedios

OTRAS RESTAURACIONES DE JAEN. Restauración de la Oración del Huerto de la cofradía de la Veracruz y de la Virgen de la Milagrosa en el Sagrario de la Catedral.

PROVINCIA DE JAEN

Arquillos.-  Construcción del retablo, del Cristo Crucificado y Construcción de la Cruz y restauración de San Antonio Abad

Alcalá la Real.Construcción del Cristo Nazareno (el Pellón).

Pegalajar.- Dosel del retablo y construcción del Cristo de la Veracruz

Villanueva de la Reina.- Retablo del Cristo Crucificado.

   Linares. Iglesia de San Francisco. Construcción altar del Perpetuo Socorro y del Trono del Santo Entierro. Restauración de la Esperanza y Estación del Cristo de la Expiración.

Linares. Parroquia de Santa María. Dosel y altar de la Virgen Milagrosa y restauración del Cristo de la Santa Cena
                         
GuarrománConstrucción de la Dolorosa y restauración de la Inmaculada Concepción de Jacinto Higueras.


Retablo de Carbonero, realizado por Alfredo Muñoz Arcos
CarbonerosConstrucción del retablo de 42 m2, Sagrario y manifestador, cuadro del Perpetuo Socorro y construcción de una Dolorosa.
                 

La Carolina. Construcción del Cristo Yacente, restauración de trono y de los Ángeles. Construcción de la Inmaculada y de una Dolorosa

Villacarrillo. Cabecera, brazo y mano de nuestra Sra. de la Asunción y medio retablo del altar de las Ánimas y dorado de un tramo.

Iznatoral.- Restauración de San Antonio Abad, patrón de Iznatoral.

Parroquia de la Estación de Baeza.- Restauración del Crucificado y cruz


Fuerte del Rey.- Construcción de una Dolorosa.


domingo, 25 de enero de 2015

Guadalcanal en imágenes. Un antes y un después de 90 años


Por Adolfo Moreno y Sergio Mena - Revista de Guadalcanal año 2012

Pocas cosas demuestran con tanto rigor el paso del tiempo como contemplar un cuadro o una fotografía antigua. Si, además, el objeto reflejado sigue existiendo en nuestros días, esa sensación de vértigo temporal se acrecienta. Y eso es lo que les pasa a aquellos que miran con curiosidad las fotos de aquel Guadalcanal que se quedó atrás y ya no volverá nunca más.

En 1922, con 43 años, el sacerdote guadalcanalense Antonio Muñoz Torrado, siendo ya miembro de la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla, decidió dar rienda suelta a su afición etnográfica por medio de la realización de un reportaje fotográfico sobre su localidad natal. Esas fotografías son, hoy, el reflejo de ese tiempo pasado.

El grupo de imágenes no se plasmó de una vez, sino que vio la luz en dos tandas coincidentes con el mes de septiembre, lo cual puede indicar que aprovechó sus vacaciones para confeccionarlas. Su temática es sencilla. Muñoz Torrado se centró en reproducir los lugares más representativos de Guadalcanal, así como algunos detalles de los pasos de Semana Santa o los rincones de la iglesia de Santa María.

Las imágenes están guardadas en el archivo de la Universidad de Sevilla y se encuentran a disposición del público. Gracias a internet hasta se pueden contemplar desde cualquier parte del planeta, eso sí, a una resolución y un tamaño muy inferior al que tienen las fotos originales.

90 años después, nos hemos hecho la pregunta de cómo encontraría Antonio Muñoz Torrado algunos de los lugares que plasmó con su cámara a día de hoy. Cuando realizó su reportaje, el circuito italiano de Monza acogía su primera carrera y Jacinto Benavente ganaba el Premio Nobel de Literatura. Nueve décadas después existe la telefonía móvil, la televisión, internet, el agua corriente, las carreteras están asfaltadas, la seguridad social es universal, vivimos en una democracia asentada y los automóviles no son un artículo de lujo al alcance de unos pocos.

Por todo ello, hemos elegido (a una resolución de calidad) seis instantáneas tomadas en septiembre de 1922 y hemos vuelto a hacer las mismas tomas en los mismos sitios para comparar las dos fotos y ver la evolución que ha sufrido el lugar en estos años. El vértigo temporal ha sido más que importante.

Fachada del Ayuntamiento

La primera imagen elegida es la titulada “Ayuntamiento (detalle)” por la fototeca de la universidad. Se trata de un plano general de la fachada de la casa consistorial en la que se ve en primer término la calzada de la calle mientras dos personas (una anciana y un niño) deambulan por delante de la puerta del edificio. Como se puede observar, la austeridad es patente, ya que el pavimento de la calle es de piedra pura y la fachada carece hasta del propio cartel de “Ayuntamiento”.

Con el tiempo han llegado nuevos elementos. Tal y como se ve en la foto de abajo, a día de hoy el coche es el dueño y señor del espacio público. La famélica farola de hace 90 años ha sido sustituida por los carteles publicitarios y en la fachada blanden nuevos elementos, como el susodicho nombre, las banderas, otros puntos de luz o varias imágenes cerámicas. Aún así, la sensación general es que la escena ha cambiado poco en todo este tiempo.

Puerta de la sacristía


La imagen titulada “Parroquia de Santa María (detalle)” se corresponde con un primer plano de la puerta de acceso a la sacristía de la parroquia. Como se sabe, dicha puerta de arco de herradura es el resto de uno de los accesos a la antigua alcazaba musulmana del siglo XIII que se encontraba en ese mismo lugar. En 1922 presentaba un aspecto muy parecido al que se veía en la imagen del ayuntamiento, con una acera de piedra cruda y el lienzo de la fachada en cal al natural.     

En 1931 se construyó la torre del reloj, con lo que la puerta que aparecía en 1922 a la derecha de la entrada desapareció con la obra. 90 años de la primera instantánea, el tiempo también parece haberse casi detenido, aunque haya nuevos detalles. El cuidado de la fachada es notorio gracias a las manos de pintura y se han instalado otros elementos como cables de electricidad, carteles de numeración y jardineras en la acera. Por cierto, una acera que está exactamente igual que en 1922.

Santa Clara

El archivo universitario ha codificado la siguiente imagen como “Calle de Santa Clara” y así, efectivamente, sigue denominándose hoy día. A la izquierda vemos en aquella captura del tiempo una vía carente de pavimentado, embarrada, encharcada y enfangada, recorrida por las huellas de las ruedas de los carros y agujereada por las pisadas de los burros y los caballos. La iluminación es un anhelo y la sensación es de crudeza extrema. 

Nueve décadas después, y como puede observarse a la derecha, al ya mencionado imperio de los coches en las calles, llama la atención la civilización del entorno con el adoquinado y acerado de la calle, así como el uso masivo de la electricidad. El progreso ha traído farolas, cables y antenas por doquier, algo que, aunque ya existía en 1922, era el privilegio de unos pocos.
Al fondo de la primera imagen puede verse el campanario de la iglesia de San Sebastián que hoy día es el mercado de abastos. La torre fue derribada en los años 50 y de ella ya no queda ningún vestigio, lo que explica el vacio en el cielo de la segunda estampa. El edificio del antiguo convento de Santa Clara, en ruinas en 2012, no presentaba un aspecto mucho más aseado hace 90 años.
Sea como fuere, los guadalcanalenses siguen usando la misma vía por los mismos sitios, como demuestran las dos figuras humanas que aparecen en sendas fotografías.     
     
Mercado de abastos

Quizá sea este el ejemplo más claro de la evolución arquitectónica de Guadalcanal en todo este tiempo. Como ya se ha indicado, la iglesia de San Sebastián desapareció como tal hace 60 años. Su transformación en mercado de abastos ha sido radical como se demuestra en estas dos fotografías.
En 1922, Muñoz Torrado, desconociendo el devenir del edificio, lo retrató tal como era desde su fachada principal, de gótico mudéjar y construida en el siglo XVI aunque reformada en el XVIII. A sus pies, de nuevo la calle, esta vez sin barro pero igualmente cruda y vacía.
Por cierto, en la Universidad de Sevilla tienen clasificada la imagen como “Parroquia de San Vicente (detalle)”, lo cual es erróneo.
Andrés Mirón ya criticó en uno de sus Calicantos la reforma de San Sebastián en 1952, una transformación radical que no solo tiró abajo la torre, sino que levantó nuevos muros y quitó de en medio la casa de arcos ciegos que se veía en la primera imagen y que hoy da espacio a los aparcamientos de la calle.
La secularización de este espacio, al menos en su aspecto exterior, se ha visto acompañado de los elementos propios de tiempo actual que ya se han visto en anteriores fotos. Nuevamente vemos coches, cables y farolas dominando el espacio público.

Vista hacia el norte

Antonio Muñoz Torrado cogió sus bártulos fotográficos y ascendió por las escaleras de la torre de la iglesia de Santa María para realizar varias vistas aéreas de Guadalcanal. Allí tomó dos instantáneas del entramado urbano de la localidad en sus caras norte y oeste.
Mirando hacia el norte (en la “Vista parcial” tal y como está documentada en el archivo), se identifican los accesos al Puerto de Llerena, la Cava a la izquierda, la calle López de Ayala y el convento al fondo.       
Aquel 7 de septiembre de 1922 la vida en Guadalcanal aparenta ser muy tranquila, con algún vecino quemando algún mueble viejo en su patio y dejando una importante humareda a todos sus vecinos.
                                          
Dos elementos se podrían comentar sobre las huellas efectivas que deja el tiempo a su paso viendo estas dos imágenes: que el crecimiento urbano de Guadalcanal en esta parte solo se ha dado en la Cava y que existe mayor número de masa arbórea, sobre todo de olivos.

Vista hacia el oeste

El mismo escenario se presenta en la vista de “Poniente”. Mirando hacia el oeste, la estampa de 1922 calca en sus elementos a los vistos en la foto del norte. A los pies del fotógrafo se ve el camino al cementerio y la zona de la calle Jurado en el mismo clima de tranquilidad aparente de aquel día de septiembre con los últimos retazos del verano.
90 años después, con un equipo fotográfico mucho más ligero pero con un avance tecnológico inimaginable a principios del siglo XX, la misma vista desde la misma atalaya arroja una imagen muy parecida a la precursora. Nuevas casas han aparecido sobre algunas ya desaparecidas y otras han surgido en donde antes no había nada pero, en general, el crecimiento no ha supuesto un cambio radical de la escena.
Al igual que ocurría en la vista hacia el norte, los campos que rodean Guadalcanal han ganado en cantidad de árboles. En este caso, se observa claramente cómo los olivos y los frutales ocupan hoy día un importante espacio que antaño era yermo o estaba dedicado a la ganadería.
Y los cipreses del cementerio, obviamente, cuentan hoy con mayor presencia.

Agradecimientos

Este pequeño guiño a la inmortalidad de la producción humana y a la brevedad de nuestro paso por este mundo no podría haberse realizado sin la ayuda de un nutrido grupo de personas que facilitaron la consecución de este reportaje. A Ester, Fali, Eli, Ricardo, Mónica, José Ramón y Rafa les agradecemos que nos ayudaran y nos acompañaran en esta aventura.

jueves, 22 de enero de 2015

Historia de Guadalcanal para alumnos del Colegio e Instituto

 A mediados del pasado mes de diciembre, un grupo de alumnos del Colegio Ntra. Sra. de Guaditoca de Guadalcanal, visitó la iglesia de Santa Ana. Nuestra Asociación Cultural Benalixa a petición de los maestros, realizó una presentación con imágenes antiguas de nuestro pueblo, así como una amplia información de datos históricos de Guadalcanal.

En la fotografía superior podemos ver a los alumnos cuando llegaron a la iglesia y en la inferior, al finalizar el acto, que terminó con la subida a la torre y ver el pueblo desde ella.


También con los alumnos de segundo del Instituto Sierra del Agua, realizamos un recorrido por las calles de Guadalcanal el pasado jueves, comentando la historia del pueblo, así como el origen de los nombres de las calles y de los edificios existentes.

En la iglesia de Santa Ana les hicimos la presentación de la Historia de Guadalcanal, donde entre otros datos pudieron ver los maestros y alumnos de los años cincuenta, la historia de la Semana Santa y las diferentes industrias que existieron en Guadalcanal y otros datos de interés.

Durante el trascurso de la presentación, los alumnos realizaron varias preguntas y tomaron buena nota de los datos que se explicaban.

Agradecemos a los profesores la confianza en nuestra Asociación y seguimos a su disposición para continuar este tipo de actos.