miércoles, 12 de noviembre de 2014

GUADALCANAL Y EL GANADO MERINO (6 DE 6)

Cayetano Yanes Durán, profesor Universidad de Sevilla

A dicha forma de comportarse, de los denominados viajeros románticos, viviendo de las crónicas enviadas desde el país exótico que visitaban, descubriendo en sus escritos una forma de vida consideradas por ellos semisalvajes, con un comportamiento por parte de dichos autores como si estuviesen descubriendo una tierra salvaje, desconocida hasta ahora y recién descubierta, habitantes a los que casi consideraban primitivos, es por ello, que los referidos escritores-antropólogos por la forma de tratar los temas y las costumbres de los habitantes les denominaron a estos últimos, en los círculos propios, primitivos cercanos, de ahí el calificativo o denominación.
Algunos autores relacionan el nacimiento de dicho interés, con la ayuda de España a los sublevados de las colonias británicas, que dio lugar al nacimiento de los Estados Unidos. Se encuentran también repercusiones posteriores a todo lo largo del siglo XIX y XX, en los apoyos en las guerras civiles carlistas; en relación a las explotaciones mineras, o la implantación del ferrocarril. Posteriormente, en la guerra civil del 36, el Reino Unido, principal promotor de la “política de no intervención” se comportó con los republicanos como si fuesen representantes de la España (¡que ellos conocían!) reflejada en los escritos de los “descubridores” de aquellos primitivos cercanos, como se les consideraba oficialmente, por parte de las esferas del poder británico. Por los referidos escritos se acuñó la leyenda de un comportamiento semisalvaje (Inquisición, guerras civiles carlistas y de sucesión, que motivaron posteriormente en la contienda civil la gran cantidad de fusilamientos) por ambos bandos en la guerra civil. Con tal motivo, fueron ellos los principales instigadores y promotores de la política de no intervención. Ellos, que respecto a nosotros se la daban de civilizados, no fueron capaces de ver las atrocidades que se cometían en otro próximo país europeo (Alemania) de los considerados “civilizados”. Siempre se ignora lo que interesa, por ello, a Andalucía dichos autores la consideraron en sus escritos como “tierra de moros refinada”. Representó un comportamiento semejante al calificado hoy como relaciones norte-sur. Se ignoró, por parte de dichos autores, la historia, tanto la romana, como la época islámica, y las posteriores, tanto de España, como más concretamente de Andalucía.
El comportamiento actual de ciertos propietarios foráneos del término de Guadalcanal es semejante, pero sin escritos previos. En la actualidad, no tienen interés los escritos de los cuales vivir mientras se visita la comarca, como ocurría con los viajeros románticos ingleses, ya que hoy existen otras formas de vida, pero es común el nulo interés por las costumbres de los aborígenes (mejor los oriundos o naturales), ni sus problemas. Al igual que antaño, el objeto de interés a los “nuevos colonizadores” es lo que los referidos primitivos han conservado en la actualidad sólo en algunos aspectos, por ejemplo, la caza. A este respecto, según el poder adquisitivo de los foráneos visitantes, respecto a los oriundos tendrán un tratamiento u otro distinto, pero semejante: o cazan zorzales, o cazan perdices, o tienen un coto compartido, o tienen un coto propio. En este último caso, si se lo pueden permitir, está orientado para evitar problemas, tanto con otros propietarios de terrenos o con personas de criterios distintos de los tuyos, siguen las pautas siguientes: compras, acotas, prohíbes el paso y siguen ampliando sus propiedades hasta extremos insospechados (hasta que la bolsa aguante). En este momento “nace un nuevo primitivo cercano”, menos problemático, más civilizado, manejable cercano y barato, que el “primitivo” que cohabita con los leones de Kenia o Tanzania.
No deja de ser una nueva forma de colonización, pero para el nuevo colonizador, como siempre, no importa la historia de su nuevo territorio colonizado. Si hace falta se rompe (olvida), prepotentes piensan ¡la historia la crean ellos, nace con ellos, se hace a partir de ellos! ¿A quién le importa lo que ocurrió antes? Un día se acabarán las perdices, los zorzales, los conejos (el actual filón), como en otras épocas se acabaron las merinas, la lana, las minas, el transporte, las vías de comunicación... ¡Es el carácter cíclico de la historia! y a partir de ese día ya nada de los nativos les importará. Para entenderlo comparémoslo con lo que acontece con una mina en la que desaparece el filón (o se rompe la balsa como en Aznalcóllar); en ese caso se venden las máquinas a la chatarra, se liquida la cuenta (¡si se llega a liquidar!) y ¡a otra cosa, mariposa!
Vale, ¿qué tiene esto que ver con las merinas? Durante el desarrollo histórico de la Vega de Guaditoca, nos encontramos que en diferentes períodos existieron conflictos entre ganaderos, ganaderos-labradores e incluso entre pueblos, así Azuaga y Guadalcanal mantuvieron pleitos sobre dicho terreno en los siglos XV y XVI y durante el XIX, incluso después de separarse Malcocinado de Guadalcanal. ¿Por qué ocurría? Pensemos por un momento que dicha vega en su día se extendía desde territorio hoy de Malcocinado hasta terrenos de Reina, desde la finca el “Álamo” hasta el “Pencón”, en su linde sur incluyendo el “coto de Valdefuente” hasta la linde de la segunda población de Guadalcanal que constituía el conjunto minero de “pozo Rico” (el tercero lo constituía la cortijada de Malcocinado) y por el norte el río Sotillo. Eran tierras denominadas de “propios y comunes” arrendadas a ganados estantes y trashumantes y labradores que proporcionaban el necesario trigo para la alimentación. Era, sin duda, la tierra fértil, la tierra deseada por todos: propios y foráneos. Pensemos que el término comprendía además de las tierras de hoy las de Malcocinado y parte de Fuente del Arco, controladas esencialmente por la orden de Santiago.
Otro aspecto a tener en cuenta era que la zona era atravesada por un fuerte trasiego de mercancías, desde Almadén (mercurio) a Nueva España –el total producido en los siglos XVI y XVII se estima en 17250 Tm de mercurio, entregados en la Casa de Contratación de Sevilla por San Juan, la mayor parte transportados por carretas de bueyes, los envíos estaban controlados por un comisario que vigilaba el transporte para evitar pérdidas por el camino; el total de viajes es difícil de estimar al efectuarse también por recuas de mulos utilizados en los peores tiempos y caminos: el mercurio envasado en baldeses de pellejos de cabra, una carreta cargaría unos 8 quintales castellanos de 46 kg y los mulos 2, por lo que se puede calcular el número de carretas y mulos utilizados-; lanas extremeñas al puerto de Sevilla, otras mercancías necesarias para su consumo en América (por ejemplo, vinos de Guadalcanal como citó Cervantes) y procedentes de allí hacia el norte y hasta Europa, esencialmente un producto de gran importancia y traído de América, el tabaco elaborado en las fábricas de Sevilla. En fin, era atravesada por uno de los caminos de la corte al sur (pensemos en la época actual, pero potenciado), el otro era el camino Real de Toledo (hasta Córdoba). Por allí pasarían Pizarro, Hernán Cortés y tantos otros que buscaron fortuna en Nueva España y al que denominaron descubridores. Esta circunstancia hizo que de Guadalcanal salieran gran número de “emigrantes” hacia aquellas tierras (de la Pava, Ortega Valencia, y un largo etc.) influenciados por la presencia de gran número de emigrantes que por allá pasaban desde Castilla y otras tierras a la ciudad de Sevilla de gran auge en la época (de Cervantes por ejemplo). Por ello se explica que Guadalcanal tuviese población militar asentada en la población.
España era, qué duda cabe, una población agrícola, que durante el siglo XVII y XVIII aumentó su población, no sin embargo su forma de producción por lo que se presentaban períodos de necesidad motivadas por controversias climatológicas. De este modo se acrecentaban las necesidades de trigo, lo que dio lugar, ya en períodos de la Ilustración a las iniciativas de Campomanes, Floridablanca, Ensenada (catastro) y la aparición del “nuevo camino”, repoblado además de centroeuropeos, que era Despeñaperros. Comenzó el declive de los antiguos caminos a la corte de Talavera (Guadalcanal) y el de Córdoba. Posteriormente, siglo XIX, llegó el ferrocarril, que también pasó por la zona, luego la línea de Fuente del Arco a Puertollano, que en 1927 ya tenía un tramo de 55 km entre Conquista y Puertollano electrificado. Esta última línea férrea conectada con el cluster industrial mayor de España en el último tercio del siglo XIX y primer tercio del XX (ver otro escrito del autor). Era la “gran empresa de los Rothschild” como hemos citado y dirigida por el ingeniero francés Charles Ledoux. Durante este período Guadalcanal disfrutó de un buen y extenso comercio (recuérdese a los “Fernández” y su escuela de internos, fábricas de aguardientes, aceites, vinos hasta la presencia de la filoxera,…) y desarrollo al socaire de dichas explotaciones. Sus huertas eran numerosas y producían legumbres, patatas, verduras y frutas para el vecino “el dorado”, siendo en cierta manera “arrieros” de Valverde los “últimos de Filipinas” que conocimos ya en el siglo XX dedicados a tal menester. En el vecino Alanís todavía se conocen por su nombre caminos tales como el de “los carros”, el del “aguardiente” por donde circulaba esta mercancía desde Constantina hasta dichas minas y las necesarias maderas para los entibados de las minas. El camino que desde Azuaga llegaba a la Cruz del Aceite se le conocía como el de Constantina (lo cita Isidro Escote Gallego en sus Memorias de un Cazador) a donde se dirigía a través de las pasadas, las cuatrocientas, mina de Pozo Rico y el arroyo de Tres Bodegas hasta la Urbana y San Miguel, hoy olvidados y donde quedan restos están cerrados ilegalmente- en este ultimo lugar, hacía labor de venta y descanso, se conserva empedrada la calzada que por la cabecera de la Capilla pasaba junto a la hermosa fuente y entre paredes sube hasta Alanís, denominándose Camino de los Carros, que sigue hasta Constantina pasando por la ermita del Robledo-. Guadalcanal, sin embargo, es un pueblo que ha perdido la mayor parte de sus caminos. Ello tiene un explicación, a mi juicio, el tan cacareado pensamiento que la caza es “el Dorado”, una gran fuente de ingreso que ha motivado el cierre a cal y canto de los referidos caminos, por los que entraría “el mal”.
Y, ¿qué fue de todo aquello? Ahí vamos, a demostrar cómo sometido a una política dejada en manos de foráneos cuyo interés se basa en la explotación de los recursos naturales (minas) agrícolas, cinegéticos, vías de comunicación, etc. Caídos en el olvido, sin una política propia sentada en una conciencia colectiva de levantar entre todos la economía, sabiendo de donde venimos, hacia donde queremos ir y con un conocimiento de nuestra historia, y posibilidades. Sin ello el futuro estará muy negro, de forma que si el presente está como está, el futuro podemos extrapolarlo desde el conocido pasado, pasando por el presente, hasta…




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