domingo, 24 de agosto de 2014

SEGUNDO TEXTO DE RAFAEL GARCÍA-PLATA RELACIONADO CON GUADALCANAL (1 de 3)


Casa de López de Ayala en la calle que lleva su nombre

Traemos hoy a estas páginas el segundo de los textos de este escritor, nacido en Guadalcanal, al que hacía referencia el segundo párrafo de la Introducción al publicado en este blog con fecha 19 de febrero de 2014. Este escrito, anterior al citado, data como puede verse de hace 110 años. José Mª Álvarez Blanco.


Revista de Extremadura, Junio, 1904, Tomo VI,
Cuaderno VI, pp. 272-276.

¡POR NUESTRO ADELARDO!

Para Badajoz, para Sevilla y para
                                                           Guadalcanal

Hace un año y en las páginas de esta Revista, leí con cariñoso interés la noticia de haberse organizado en Badajoz una Junta, con el propósito de levantar una estatua á mi malogrado paisano D. Adelardo López de Ayala y Herrera. Entonces me dije: ¡Bien por Badajoz, que no se contenta con haber escogido el nombre del gran poeta para el elegante teatro pacense, sino también quiere demostrar cuán vivo está el recuerdo de sus más ilustres hijos!... Y desde que leyera la noticia no ha cesado de hormiguear en mi alma un deseo: decir algo de nuestro Adelardo; pronombre que para los hijos de Guadalcanal representa parte de nuestra conciencia literaria.

         Pasó el tiempo; ansiosamente esperaba más detalles... y nada. Por fin, cuando me disponía á solventar una deuda tan sagrada para mi ─ pues en la actualidad soy el único guadalcanalense que cultiva las patrias letras─ llega á mis manos el núm. 70 del Noticiero Extremeño  y leo un bien escrito «recordatorio» del ilustrado escritor que firma con el seudónimo Kall D'Erón quien se duele que la Comisión ejecutiva, á pesar de sus buena voluntad, no ha podido adelantar un paso en la loable empresa.... ¡Cielos! ¿No habrán muerto aún los que opinaban que Adelardo fué «un mal político...». Y voy á decirle á Kall D'Erón la causa de mi pregunta.

         Años atrás, cuando pretendía demostrar á mis coterráneos la obligación de rendir un gran tributo al autor de El tanto por ciento  solía escuchar la siguiente pregrina respuesta: «Ayala no hizo nada por su pueblo...». Según la teoría, Lope de Vega, Cervantes, Calderón de la Barca, etc., que no fueron políticos ad usum, no merecen los laureles de la patria.

         Acordarse de la política de Ayala es olvidar lo sublime por lo ridículo: Adelardo no pudo desligarse de su época, y el imperioso mandato de su destino llevóle a Cádiz,  Alcolea y, ultimamente, á la Presidencia de la Cámara popular, pero siempre fue un candoroso, tanto que no se creó una posición metálica siendo Ministro de Ultramar, y en cambió ayudó a algunos ingratos que contribuyeron á marchitar tempranamente las flores de su portentoso genio. Pero más de lo que yo pudiera decir enseña la carta que voy á copiar; llamé a la puerta del palacio de Mitra y la anciana insigne Dª Carolina Coronado respondió una vez más a las invocaciones del Arte. Dice así:

«Mi estimado paisano. Apenas convaleciente recibo la amable carta de Ud. y no pudiendo todavía escribir dicto la contestación.
»Conocí a Adelardo Ayala en Madrid, donde estaba con su hermana Josefina, mi buena amiga; y las dos hicimos la corona para la representación de su primera obra dramática El hombre de Estado, con la cual entre frenéticos aplausos de un público en extremo culto, adornaron su melenuda cabeza en el teatro del Príncipe. Este teatro estaba protegido por el Conde de San Luis, cuyo generoso amor al arte y bella ilustración dió tanto impulso á los talentos de la brillante juventud literaria del aquel tiempo.
»Ayala era un gran genio, á quien cortó las alas en la mitad de su carrera la influencia política de aquella época revolucionaria. Como no había nacido para la lucha política, el ejercicio de los cargos que desempeñó destemplaba su natural carácter, enervaba sus facultades creadoras y le hacía caer en el desaliento. En una poesía lírica, que le oí recitar en San Sebastián, con aquella voz grave y sonora que le distinguía de los otros poetas, dejaba comprender la amargura que sufría su corazón, contrariado en la índole de sus aptitudes primitivas.
»Para una conmemoración en nuestra provincia en honor del ilustre poeta, me pidieron unos versos y envié el siguiente soneto:

ADELARDO AYALA

La primera corona que á su frente
Entre aplausos frenéticos ciñeron
Mis manos fraternales la tejieron,
De temprana amistad, prenda inocente.

Yo la primera fui que en el oriente
Vi el astro aparecer, y otros le vieron,
Y espíritu del mal le oscurecieron
Hasta que hundió su disco en occidente.

De Donoso, Espronceda, y de Quintana,
Ya con la sombra está su sombra amiga,
Descansando á la orilla del Guadiana.

¡Qué tumba han de tener más soberana!
En su hermoso raudal  que Dios bendiga
Se bautiza la gloria Castellana.


Carolina Coronado

No hay comentarios: