sábado, 10 de mayo de 2014

ROMANCE DE LA MAR AUSTRIAL (10 de 10)


 



Un Episodio Guadalcanalense por Jesús Rubio

                X

EN LAS PRIMERAS JORNADAS
en el viaje de regreso
descubrimos otras yslas
deste archipielago estenso
al que llaman Salomon,
mas no era del todo cierto
queran tierras ricas de oro
pese a como nos dijeron
yndios de Guadalcanal
a mi y al dicho Gallego
havia sonbras de duda
despues de decir todo esto
que eran estas mismas tierras
a donde haçe mucho tiempo
venian las naos del rei
famoso por su intelecto;
por no cansar a quien lea
muy paciente atienda esto
solo nonbrare unas pocas
que marcaron mi recuerdo.
Tres Marias, San Christobal
aquella do trona el cielo,
Treguada, San Bernardino,
donde ya huvimos mal viento; [1]
en Todos los Sanctos iba
el cosmografo Sarmiento
pues en Los Rreies viajaba
Mendaña con el Gallego;      
penso alguna de la jente
que este trueque de puestos
si ordenado por Mendaña     
maquinado por Gallego
por dejar a la deriva
a todos los descontentos
quen los Sanctos marcharían
conmigo y con el Sarmiento,
que no equivoco las fechas
pues tuvimos mui mal tiempo
pues se tomasse la derrota
al norte del emisferio;
nada mas mudar al norte
casi nos dimos por muertos,
se separaron las naos
y no volvimos a vernos,
quel demonio es quien dirije
de aquellos lares los vientos,
y el mar tan pronto bramaba
como que se estaba quieto
y Sarmiento maldecía
de los nuestros conpañeros
pues era opinion la suya
que estábamos mui maltrechos
por culpa del otro barco
que quitonos los bastimentos;
rronpimos todas las velas
y se nos varo el velero
e ivan todos los hombres
mui famelicos y enfermos,
los frailes les atendian
llegado el ultimo aliento,
y tamen los mis criados
travajaron con denuedo
en curar aquella jente
o en echar a aquel mar fiero
a todos los infelices
que espiravan bajo el cielo,
yo mismo me vi malo
y reuni a todos mis deudos
pues mui pronto me iva a ver
bajo el mar junto a los nuestros;
y de un golpe de fortuna
volvio a ser recio el viento
y los barcos començaron
a barloventar de nuevo
gracias a que colocamos
como ordeno Sarmiento
una frazada por vela
que nos dio un buen provecho;
pero yo ya consentía
en que no veria puerto
pues tan alta era la fiebre
que me ronpia los huesos
y de un gran golpe del mar
nos llego el agua al cuello
hasta el punto de que todos
nadavan qual en mar fiero;
y pasaron las jornadas
una y otra sin mas remedio
y todos alli pensamos
que no se contara aquello
y la jente alli rezaba,
pedia favor del cielo:
que fuera vista la tierra
o que finase el infierno
pues sin comida los hombres
y sin velas los veleros
solo una mano divina
enmendara aquel entuerto;
mas fuertes fueron las lagrimas
y aun mas fuertes los rezos
el caso es que como se ha dicho
Dios guia a sus marineros
cierto es que vimos por fin
metidos ya en año nuevo
la línea clara de costa
se perfilava a los lejos;
mui grande fue nuestro jubilo
mas grande aun el revuelo
el caso es que eramos salvos
y tamen todos enteros,
y dimos gracias a Dios
y lloramos por los nuestros
y muchos se abraçavan
a nuestro Pedro Sarmiento:
quien para el que esto lo lea
con aquel pulso de hierro
dio en Mexico con la nao
en Salagua a su gran puerto; [2]
pero si grande era la dicha
mas grande aun el revuelo
cuando vimos a Los Rreies
que allí fondeado eniesto
esperava ha tres jornadas
volviesen sus conpañeros;
como se ha relatado
debe ser algo mui cierto
como bien repite siempre
el común rumor del pueblo
que el Creador cuida y guía
a los suios marineros.


JESÚS RUBIO
Guadalcanal-Toledo, 1995.
Olías del Rey, Toledo. Abril de 2014



[1] Ninguna conserva el nombre que le dieron los españoles.
[2] En enero de 1569. Las fechas difieren según las relaciones. Llegó primero la nao capitana y después la almiranta, en la que iban Sarmiento, Ortega, Muñoz Rico y Juan de Ortega.

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