miércoles, 16 de abril de 2014

RECUERDOS E HISTORIA DE LA HERMANDAD DEL CRISTO DE LAS AGUAS

                                  
Portada del Boletín nº 14
                                                            
La Hermandad del Cristo de las Aguas y Nuestra Señora de los Dolores, me ha permitido este año colaborar en el Boletín que realiza  cada Semana Santa para todos sus Hermanos.
Para los que no reciban este Boletín, aquí reproduzco el artículo de este año.
                                         Ignacio Gómez Galván                         

El recuerdo más antiguo que tengo sobre la Semana Santa, es en el que me veo en la iglesia de la Concepción un Viernes Santos por la mañana, toda llena de nazarenos, alabarderos, músicos y mucha gente. Fuera llueve torrencialmente y veo dos nazarenos muy altos –vistos desde mis pocos años- asomados a la puerta.
Estos dos nazarenos eran Manuel López Blandez y Rafael Torrado Aguión. Este recuerdo que me ha seguido desde aquella fecha, me hizo inmortalizarlos en mi libro “Cervantes en Guadalcanal”. En la primera de las menciones que hago del Cristo de las Aguas digo lo siguiente: En la ovalada explanada de tierra, circundada por cantos rodados de distintas medidas, se ve cruzar a dos ancianos que discuten mientras caminan hacia la iglesia de Santa María. Con su encorvada espalda por los años, el más alto de ellos se adelantó a su compañero, que apoyado en su bastón le seguía, sin que su ligera cojera fuera impedimento para su  persecución. El propósito que llevan es hablar con el párroco para fundar una nueva cofradía, para la que van a solicitar la imagen del Cristo de las Aguas que existe en la parroquia.
Con esta mención quise rendir mi pequeño homenaje a dos personas, que en mis recuerdos de niño, representaban para mí la Hermandad del Cristo de las Aguas: Rafael Torrado Aguión y Manuel López Blandez. No vivían en la época que se desarrolla la historia en mi libro en el año 1592, como tampoco viven ya en la actualidad, que han pasado a formar parte de nuestra historia.

Más adelante en el mismo libro, de nuevo hago aparecer al Cristo de las Aguas, en esta ocasión, en una conversación entre Miguel de Cervantes y Francisco Muñoz de la Rica: Pues verá Vuesa Merced, mi abuelo Diego se marchó a las Indias en 1527. Mi padre que estaba con él, en uno de los viajes que hizo, trajo un regalo para mis tías que le había hecho su padre. Este regalo era un Cristo crucificado de tamaño natural. La imagen estuvo unos días en casa de mis tías, hasta que éstas hablaron con el párroco de Santa María, ya que ellas querían que se pusiera en el altar mayor  en el lado del Evangelio y además pretendían que se sacara en procesión el Jueves Santo, por todos los familiares que estuviéramos residiendo en Guadalcanal. Cuando a el Cristo lo expusieron en la iglesia, las personas que lo vieron observaron que en la espalda había como un compartimiento cuadrado pegado y retocado. Eso fue motivo de levantar caramillos en el viento, diciendo que por ahí habíamos sacado el oro que la imagen traía. Nuestro temor era que le pudieran llamar el Cristo del Oro, pero no fue así porque al final le llamaron el Cristo de las Aguas.
Misterio de la Hermandad de las Tres Horas tal como desfilaba antes de 1936
             Dejando la ficción y pasando a la realidad, en mi viaje por la historia de esta Hermandad, el documento más antiguo que he visto es uno fechado el 21 de febrero de 1886, firmado por Rafael Arcos Romero y treinta y una firmas más. Es un escrito que se dirigió al Ilmo. Sr. Ecco. del Arzobispado de Sevilla, en los términos que resumo: “…Que tienen vivos deseos de formar una cofradía canónica compuesta de personas de ambos sexos, con el título de la Divina Sangre de Ntro. Sr. Jesucristo, para dar culto a la Imagen del Señor de la Humildad y Paciencia que se venera en la ermita de San Benito, extramuros de esta villa, a la cual se le profesa especial devoción en este pueblo. Como preparación y para promover el fervor de los fieles, los que suscriben ven muy conveniente principiar a poner en práctica su deseo haciendo en la noche del Jueves Santo una procesión pública con la imagen del divino Señor, trayéndola al efecto con la veneración debida a la Parroquial de Santa María la Mayor…”  Este escrito fue avalado por el párroco de Santa María,  Juan Clímaco Roda y el día 24 del mes siguiente el Arzobispado envió la licencia para que la imagen del Cristo de la Humildad y Paciencia, pudiera procesional en la noche del Jueves al Viernes de la Semana Mayor.
La imagen actual del Cristo de las Aguas, fue contratada con el escultor Juan Blanco Pajares (Don Benito 1898-Castilleja de la Cuesta 1984) por un total de seis mil pesetas. El documento fue firmado por parte de la Hermandad, por Enrique Gómez-Álvarez Alejandre, José Arcos Bernabé y Pedro Porras Ibáñez. Según nota manuscrita que aparece en el documento con fecha 12 de marzo de 1962, al parecer el costo final subió en tres mil pesetas. 
Cristo de las Aguas y San Juan, en la puerta de la iglesia de la Concepción

El año 1953 se estrenó la Cruz de Guía con dos faroles, así como los tres Sayones que acompañaban al Cristo de la Humildad y Paciencia.
Centuria romana por la calle Milagros

El 23 de abril de 1961 en el Cabildo General Extraordinario, se acordó suprimir una de las dos procesiones, por lo que en 1962 salió el Cristo de las Aguas el Viernes Santo a las once de la mañana, y al siguiente año, el de la Humildad y Paciencia a las once de la noche del Jueves Santo, y así sucesivamente los siguientes años.
La antigüedad de la imagen actual de la Virgen de los Dolores la sabemos por el acta de un Cabildo Ordinario de 1962, entre otras cosas se acordaron: …hacer constar en este acta el agradecimiento de esta Cofradía al hermano ya fallecido, Miguel Durán Rius; la donación que hizo de la imagen de la Virgen de los Dolores, en el año mil novecientos cuarenta y tres, que fue tallada por el escultor Antonio Quilet de Sevilla, así como también por este mismo hermano, la corona para la Virgen y las potencias del Cristo Sentado en la Peña. Asimismo se hace constar el agradecimiento a los señores hermanos Enrique Gómez-Álvarez Alejandre, Pedro Porras Ibáñez y José Arcos Bernabé, la donación de la escultura del Santísimo Cristo de las Aguas, que talló el escultor de Castilleja de la Cuesta, Juan Blanco Pajares, en el año 1952. También agradecer al hermano José Arcos Bernabé de la donación que hizo a esta Cofradía de una imagen de San Juan, también tallada por Antonio Quilet en el año mil novecientos cincuenta y tres.
La Virgen de los Dolores por la calle Guaditoca

En el Cabildo Ordinario de 1965, se aprobó lo siguiente: Hacer en la ermita de San Benito las reparaciones imprescindibles que requiera la autoridad eclesiástica, para bendecir de nuevo el templo profanado, para hecho esto, trasladar a dicha ermita, como siempre fue costumbre, a la imagen de Nuestro Señor Sentado en la Peña solamente, en tanto pueda hacerse con la imagen de Nuestra Señora de los Dolores, cuyo traslado se harán los domingo de Ramos y Resurrección, en la forma que siempre se hiciera.
Traslado de la Virgen de los Dolores desde la ermita de San Benito
El año 1966 se realizó el Domingo de Ramos el traslado desde la ermita de San Benito del Cristo de la Humildad y Paciencia e igualmente existe constancia de que se hizo en 1967. 
Imagen actual de la Virgen de los Dolores que aparece en la contraportada




1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encanta Ignacio, muchas gracias por la información de la hermandas y sobre todo por las fotos, la primera del cristo con san Juan y las dos María es impresionante. Me encantaría ver otra vez el paso del cristo desfilar así por Guadalcanal.