jueves, 17 de octubre de 2013

Guadalcanal en un célebre tratado de caza medieval: el Libro de la Montería de Alfonso XI (2 de 2)


Por Mª Dolores Gordón Peral – Catedrática de la Universidad de Sevilla – Revista Guadalcanal año 2006

La Sierra de Hayón es buen monte de puerco en yuierno, et a vezes ay osso. Et son las bozerías la vna desde los Veneros fasta la senda que ua de Guadalcanal a las casas de don Berenguer; et la otra bozería es entre los guijos et esta sierra, sobre el moljno de Alfonso Peres. Et que estén omnesque deseñen en cima de la cumbre, et son las armadas la vna a la Xara de Cordobilla, et la otra a Sancta  María de Lara, et la otra deyuso del moljno de Alfonso Peres (fol. 276 r.)
Un primer hecho que nos llama la atención son las continuas referencias a la fauna de interés cinegético: en la época videntemente abundaban aún no sólo los jabalíes (“puercos” en el texto), sino también los osos, en algunas zonas todo el año, en otras en determinadas temporadas (“en tiempo de las uvas /  de los panes”, etc.). Los nombres de los lugares de importancia para la caza –bien como punto de referencia geográfica, bien como sitios adecuados para la instalación de las “vocerías” (lugares donde un grupo de monteros espantaba con sus gritos a los animales salvajes) y las “armadas” (puntos donde otros cazadores se emboscaban para acechar a las presas que huían- llevan en parte nombres conservados hasta hoy, en parte nombres ya perdidos, tanto de origen anterior a la Reconquista como creados mediante el léxico castellano. Encontramos lugares que derivan su nombre del propietario o de un dueño anterior (que, como mucho, debió haber vivido un siglo antes, pues la cristianización de la región era aún reciente en la fecha de redacción del libro): La Casa de Johán Roiz, La Casa de Sancho Garçía El Carnicero (personaje sin duda vivo aún en la fecha de redacción del libro, a juzgar por la alusión a su oficio), El Colmenar de Pero García de Magas, La Cabeça del Catalán (ha de tratarse de un donadío concedido como recompensa por los servicios prestados en la reconquista), El Colmenar de Sancho Muñós, El Colmenar de Martín Esteuan, La Sierra de Johán Peres, Las Casas de don Berenguer, El Moljno de Alfonso Peres. Otros topónimos hacen referencia a características naturales del terreno que designan, como vegetación típica (El Arroyo del Fresno, El Tamuioso “lugar poblado de tamujo”, La Cabeça de la Palma, La Peraleda, El Monte de la Parrilla), determinadas formas del terreno (Cabeças del Guiio; como guijo se designaba en la lengua medieval a una elevación con cima en pico;  El Cabeçuelo, diminutivo de cabezo “cerro”), a la abundancia de agua (Los Veneros), o a actividades humanas que habían dejado huellas visibles (La Senda de las Roças “terreno rozado”, varios colmenares, casas, molinos, etc.). A estos nombres fáciles de interpretar lingüísticamente gracias a su origen castellano se suman otros cuya creación remonta a capas lingüísticas anteriores a la Reconquista: además del nombre de la localidad, Guadalcanal (que suele interpretar como formación híbrida árabe-mozárabe wadi “río” + canal), destaca la mención del santuario más venerado: Guaditoca, que aparece en este texto en su primera atestiguación, si bien un tanto deformado por influencia de una etimología popular fácil de comprender (el primer elemento del nombre, Guadi-, se asocia con la voz castellana agua: Agua de Toca). Otro nombre anterior a la implantación del castellano en la región es Belanixa, forma sin duda de origen árabe antroponímico, basada en el árabe ibn “hijo de” (La Jayona (que figura en el texto como Sierra del Hayón), La Parrilla, entre otros.
 

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