miércoles, 27 de abril de 2011

EMIGRACIÓN A INDIAS Y FUNDACIONES DE CAPELLANÍAS EN GUADALCANAL - 7


Por Javier Ortiz de la Tabla Ducasse – Revista Guadalcanal 2003

Actas de las I Jornadas de Andalucía y América. Huelva 1981

Aunque estos porcentajes sobran para comprobar la importancia de la emigración familiar en el caso de Guadalcanal, la continuidad de salidas de familiares, hacia Indias, a lo largo del XVI y del XVII, ratifican este hecho y hacen que haya que considerar con mayor énfasis las causas de atracción, como factor de primer rango en la emigración a Indias.

El “Tirón familiar” como causa de la emigración

El establecimiento familiar en Indias, el éxito de estos grupos de paisanos, es un factor más a considerar entre las causas del movimiento migratorio al que con frecuencia no se ha prestado la atención que merece.

A través de la documentación de bienes de difuntos y de capellanías consultadas, se ha comprobado cómo a lo largo del XVI y del XVII (sobre todo a través de los interrogatorios de testigos en distintos autos) las noticias referentes a Indias eran constantes en Guadalcanal, bien a través de correspondencia directa o bien gracias al tránsito de indianos en la villa. Por otra parte hay que tener en cuenta su vinculación comercial y su relativa proximidad a Sevilla para comprender la circulación de noticias americanas en el pueblo. Algunos indianos habían regresado temporal o definitivamente y la mayoría de los emigrantes dejaban padres, hermanos, mujeres, hijos, parientes y deudos a los que dirigían sus noticias. Muchos de los testigos de estos diversos interrogatorios, deudos o amigos, afirmaban que no era posible que tal suceso de los cuestionados hubiera sucedido sin que ellos se hubiesen enterado, o bien alegaban que era voz pública en el pueblo. En 1613 uno de estos testigos, el licenciado Francisco de Monsalve, presbítero, beneficiado de la iglesia de San Sebastián, que disfrutaría varias de las capellanías indianas, pariente de varios de estos colonizadores decía:

«...a visto cartas que a envidado el dicho Luis de Funes a esta dicha villa (Guadalcanal) desde la dicha ciudad de los Reyes y lo a oydo a muchas personas que an venido del dicho Reyno es cosa pública y notoria en esta dicha villa» 14.

Otro testigo de este mismo caso, Luis de Bastida, dice que conoció al citado Funes en Marco de Arica, al servicio de don Alonso de Vargas. Otro más, Juan Ortega de Cuellar testificaba que con Funes «iban juntos fletados en una nao», para salir a las Indias, pero una enfermedad le había obligado a permanecer en España.

Igual frecuencia de noticias se tenían de Diego González Holgado, residente en Loja Audiencia de Quito), a fines del XVI, quien había dejado mujer y tres hijos mayores en Guadalcanal. Se habían recibido cartas suyas desde Loja y otras partes de las Indias y era «público y notorio» el caso en cuestión.

En distinto sentido y también hay constancia que las noticias de Guadalcanal llegaban hasta los interesados en Indias.

Así el mismo Diego González Holgado, en Loja, conocía más o menos la situación de los suyos. Refiriéndose a su hijo Diego dice «tengo aviso en clérigo de Evangelio». Juan Bonilla Mexia, que hacia 1621 están en Cuzco y Lima, rectificaba anteriores mandas, al saber la muerte de su hermana, beneficiaria de ellas. En esta situación ordenaba a Francisco González de Bonilla fundar una capellanía con los bienes remitidos y se reservaba el nombramiento del primer patrón para cuando él mismo regresara a España.

Como decía hacia 1613 el barbero de Guadalcanal, Juan Pérez, presentado como testigo en otro interrogatorio, estas noticias americanas se divulgaban rápidamente «por ser poco bezindad donde semejantes cosas luego se tratan e publican» 15.

Es sintomático que hasta la década de 1520 y sobre todo hasta la de los años 30 no se inicie con regularidad este éxodo de familias, primero como indicativo de que los primeros en lanzarse hacia Indias son varones -tal vez jóvenes- a los que no importaba enrolarse en esta aventura, y en segundo lugar (como demuestran los destinos) que hasta no haber sido conquistados, y tras haber sido iniciada, la colonización en Nueva España y Perú, con prometedores e inmensos recursos, el grueso de emigrantes no deja su tierra. ¿Cómo explicar de otra manera que hasta 1527 no haya un contingente importante de emigrados y que estos sólo alcancen el número de catorce individuos? Al no existir regularidad en las salidas, a lo largo de los dos siglos, sino solamente seis años en los que se registran importantes números de pasajeros (que representan el 53% de salidas en el XVI y XVII) y coincidir estos años con expediciones numerosas a México, Perú, Antillas y Nicaragua, dada la vinculación y proximidad de la villa a Sevilla, hay que pensar más bien en momentos oportunos de emigración -por expediciones formadas en España o por llamadas desde el Nuevo Mundo-, más que en causas constantes que presionaran a la población y a estas familias a abandonar sus hogares. Puede que los factores de repulsión estuvieran latentes y se aprovecharan estas coyunturas, pero el análisis de varias familias emigradas, aunque no representativas de todos, demuestra que hubo un grupo de personas de Guadalcanal, pertenecientes a las familias más destacadas de la villa, que también tomaron la ruta de las Indias continuamente a lo largo de dos centurias. Este grupo pues no parece de desheredados, sino de anhelantes de conseguir mayor fortuna y, como todos, mejores condiciones de vida.

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