martes, 26 de abril de 2011

EMIGRACIÓN A INDIAS Y FUNDACIONES DE CAPELLANÍAS EN GUADALCANAL - 6


Por Javier Ortiz de la Tabla Ducasse – Revista Guadalcanal 2003

Actas de las I Jornadas de Andalucía y América. Huelva 1981

Con los datos apuntados podemos establecer que la emigración de Guadalcanal se realiza fundamentalmente en el XVI, especialmente en la primera mitad del siglo y en los años comprendidos entre 1527 y 1565. El grueso de estos emigrantes estará compuesto por familias de la localidad -que oscilan entre los 2 y los 5 miembros, siendo más numerosas las de 2 y 3 miembros: padres y dos o tres hijos-, con similares destinos en América y que irán pasando, unos tras otros, a lo largo de ambos siglos.

Sus destinos en América se centrarán casi exclusivamente en Nueva España, con predominio notorio en el XV, y XVII, las Antillas y Perú, seguidos a larga distancia de Tierra Firme. El resto de destinos son esporádicos y de corta consideración, salvo el caso de la expedición de varias familias de labradores a Nicaragua. Podríamos decir que los emigrados de Guadalcanal se van a dirigir fundamentalmente a los tres destinos antes señalados: Nueva España, Antillas y Perú, pese a que luego se redistribuyan por el Continente (como en el caso peruano en su proyección a Quito).

Los años de máxima emigración serán los de 1536 (89 individuos, con predominio de familias, dirigiéndose a Nueva España); 1561 (con 47 emigrantes, con un contingente importante de familias labradoras hacia Nicaragua y otro grupo a Santo Domingo); y 1619 (con 23 individuos todos a Nueva España y formando todos grupos familiares). En otro orden de importancia destacan los años de 1517 (14 personas, en las que se especifica el destino y salvo en un caso marchan individualmente -sin familia-) y 1565 (16 emigrantes con diversos des- tinos en los que destacan el peruano).

En cuanto a profesiones y ocupaciones poco se puede añadir a las señaladas por Boyd- Bowman, ya que en muy pocas ocasiones aparecen especificadas. Si interesa destacar la variedad de status y ocupaciones: aparecen capitanes, clérigos, varios labradores, mercaderes y criados o acompañantes; un bachiller, un hijo de un licenciado, y varios mineros (pero estos como tales ya en Indias). A priori no parece se tratara de un movimiento exclusivo de los más desheredado y sí tal vez de los más jóvenes.

Es este un hecho de importancia para tener en cuenta en un futuro estudio demográfico de la localidad: la mayoría de los que pasan a Indias individualmente son solteros, y los que lo hacen acompañados son padres de familia que, por el número de hijos, parecen de mediana edad.

Si estos datos necesitan aún de otras bases para confirmarlos, los referidos a la emigración familiar es un hecho de primera importancia que hemos podido comprobar y queremos destacar.

La emigración familiar

Al restringir el campo de análisis a una localidad, al extender el tiempo de estudio a dos siglos y al contar con distintas fuentes de información, como las listas de pasajeros, el catálogo de Boyd-Bowman y la documentación de bienes de difuntos del AGI y la de capellanías del Archivo Arzobispal de Sevilla, es posible descender al detalle del estudio pormenorizado de individuos y familias. Sólo así será posible acercarse con mayores posibilidades de éxito, para comprender realmente el movimiento migratorio y colonizador a Indias.

La multitud de datos agrupados en los catálogos y listas mencionadas impiden observar este fenómeno de la emigración familiar, señalados, a veces, en ellos mismos. Por ejemplo, repasando cada licencia de pasajero, sus apellidos y los de sus padres, observamos que son miembros de una familia o un mismo linaje. La diversidad de apellidos que figuran en una misma generación familiar -y que no es tan arbitraria como generalmente se divulga- dificulta estas localizaciones.

Pero si muchas de estas relaciones familiares quedan apuntadas en los catálogos de pasajeros, muchos más ricos a este respecto son los datos que proporcionan los fondos documentales de las capellanías fundadas por indianos, mucho más explícitos en parentescos que los mismos testamentos.

Los capellanes que se presentan para el disfrute de estas capellanías, vinculadas generalmente al linaje o familia, reconstruyen ricos árboles genealógicos remontándose al fundador, los padres de éste y abuelos, arguyendo parentescos hasta el 4º ó 5º grado. A través de ellos podemos establecer relaciones de parentescos insospechadas de otro modo.

Al señalar las distintas etapas de la emigración se ha destacado el predominio del fenómeno familiar según avanzaba la colonización del continente, con el transcurso del tiempo. Durante el XVI, de los 315 emigrantes, 166 salían en grupos familiares, estrictamente especificados como tales. A este 53% habría que añadir un alto porcentaje de los que aparecen registrados como criados ya que frecuentemente son familiares también de los mismos pasajes. Más aún, aunque en menor escala, hay que añadir el porcentaje de los familiares salidos con distintos destinos y bajo diferentes licencias de embarques, de los que encontramos varios casos; los de parientes salidos en distintas fechas a lo largo del siglo y que en los catálogos no figuran con ninguna relación entre ellos, más los parientes -más o menos cercanos- con diferentes apellidos en los registros, que se ha podido comprobar posteriormente como pertenecientes al mismo linaje. Con todo ello creo se obtendría no menos de un 70% de pasajeros que salen con sus familiares.

Si este es un hecho notorio en el XVI, en el XVII es un fenómeno mayoritario que se presenta en el 80% de los casos.

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