miércoles, 30 de marzo de 2011

Diego Gavilán, el guadalcanalense a quien el emperador Carlos I confirió título nobiliario.


Por José María Álvarez Blanco. Revista año 2003

Allá por el año 1992 daba breve cuenta en estas páginas de la existencia de Diego Gavilán, guadalcanalense que emigró al Perú en el siglo XVI, y que, como veremos más adelante (Fue el primer Encomendero que llegó a la zona de Perú donde se encuentra la ciudad de Huata, relativamente cerca de Ayacucho. Donó cinco mil pesos para la construcción de un hospital en Huata. Fue levantado según una Real Cédula concedida en 1610, durante el reinado de Felipe III. Gavilán llegó acompañado de otro español llamado Crisóstomo de Hontiveros), en un tiempo brevísimo llegó a ser un hombre notable entre los que rodearon a Pizarro. Desde el año de la Expo hasta hoy han llegado a mis manos más datos sobre este personaje que sólo sacaré a la luz si algún día tengo tiempo, salvo que un historiador profesional se ocupe de esta biografía. Las fuentes documentales que por ahora tengo son mayoritariamente peruanas, textos sobre la Historia del Perú, y de EE. UU, país donde como es sabido el hispanismo tiene gran importancia en sus centros académicos. Precisamente, cuando América de Madrid, con asistencia del Príncipe Felipe, se ha rendido un emocionante1 homenaje a los hispanistas norteamericanos.

La noticia que hoy quiero traer a estas páginas, procede de la única fuente española, identificada más adelante, que trata del nombramiento nobiliario de nuestro personaje, que embarcó en Sevilla el 18 de Mayo de 1537 según consta en el Archivo de Indias, y llegó a ser distinguido con un título de nobleza por el Emperador Carlos. Curiosamente lo único que he podido conocer de esta distinción real es el escudo nobiliario y su Orden o Decreto expedido en Talavera, los cuales aparecen debajo de estas líneas con la precisa identificación de la fuente documental Hasta el momento sigo sin conocer el título (Duque, Marqués o Conde) y la denominación completa.

El Real Decreto y el escudo de armas que antecede aparece en "Nobiliario de conquistadores de Indias". Sociedad de Bibliófilos Españoles, pp. 90-91. Madrid 1892 y dice lo siguiente:

PARA DIEGO GAVILAN

Don Carlos é Doña Juana, etc. Por cuanto por parte de vos, Diego Gavilán, vecino de la ciudad de los Reyes2, que es en la Provincia del Perú, nos ha sido hecha relación que vos, con deseo de nos servir, podrá haber diez años pocos más ó menos3 que pasasteis a la dicha provincia de el Perú; vos hallastes en la conquista y pacificación de ella y en la prisión de Atabalipa que era el Señor más principal de la dicha tierra, é asimismo os hallastes en la toma de la ciudad del Cuzco, juntamente con el Marqués don Francisco Pizarro, nuestro Gobernador de la dicha provincia, é que de allí fuiste más adelante á conquistar la dicha tierra, y en un paso muy malo que había caistes, y de ello estuvisteis muy malo, á punto de muerte; y que andando en la conquista y pacificación de la dicha tierra, se os murieron tres caballos. Que valía cada uno al dicho tiempo mil castellanos4, por la falta que había de ellos, é que ansí en lo susodicho como en otras conquistas se han ofrescido en la dicha tierra, nos habéis servido con vuestras armas y caballos y esclavos á vuestra costa y misión, pasando grandes trabajos, hambres y nescesidades como todo dijistes constaba y parecía por una información que ante los del Consejo real de Las Indias hicistes presentación; é nos suplicastes que en renumeración de los dichos vuestros servicios, y porque de vos y de ellos quedase perpetua memoria, demás y allende de las armas que teneis de vuestros pasados, vos mandásemos dar por armas un escudo hecho de dos partes: que en la primera parte de la mano derecha estén dos onzas5 de su color en campo colorado, y en la otra parte de la mano izquierda un mogote6 de sierra alto, de su color, y encima del dicho mogote una mata de ortigas verde con cinco hojas en campo de oro y por orla unas ondas de agua azules y blancas, y encima del dicho escudo, un yelmo cerrado y un rollo torcido sobre él, y por devisa un brazo armado con una espada desnuda en la mano, con sus tráscoles7 é follajes de azul y oro, ó como la nuestra merced fuese, etc.

Dada en Talavera á 22 de Junio de 1541.

Notas

1.- Es el término que emplea el diario El País. Véase el suelto de la página 38 del día 4 de julio de 2003. edición de Madrid, que por cierto no menciona, entre los agasajados. a Eric Beerman, nacido en California, de origen sueco, quien como ya describí hace pocos años en esta Revista, documentó la muerte de Juan de Oñate en Guadalcanal en 1626.

2.- Si la memoria no me falla se trata de Lima.

3.- El atento lector se habrá percatado que los escribanos reales no se molestaban en precisar las fechas. Desde el día del embarco en Sevilla transcurrieron exactamente cuatro años, un mes y cuatro días. Todo un águila este Gavilán, si además le descontamos los tres o cuatro meses que debió gastar en la travesía oceánica.

4.- Se trata de unas monedas de oro de la Alta Edad Media que, por lo que parece, todavía circularían en 1541.

5.- "Mamífero carnicero, semejante a la pantera, de unos seis decímetros de altura y cerca de un metro de largo, sin contar la cola, que tiene otro tanto. Su pelaje es como el del leopardo y tiene aspecto de perro. Vive en los desiertos de las regiones meridionales de Asia y en África, es domesticable, y en Persia se empleaba para la caza de gacelas" (DRAE 22ª ed).

6.- "Cualquier elevación del terreno que recuerda la forma de un monte" (DRAE 22ª ed).

7.- Parece referirse a los adornos de la parte superior del escudo.

lunes, 28 de marzo de 2011

CRIMEN DE CONCHA LA SOMERA


Por Miguel Grillo Martín – Revista 2007

Seria uno mas de los crímenes de la España negra, de principios del siglo XX si no fuera por que se cometió contra un paisano nuestro, por cuestiones de amoríos e hijos fuera del matrimonio.

Si hubiera ocurrido en los tiempos actuales, nos hubiéremos enterado por las distintas cadenas de televisión privada a través de sus programas basura, pero en aquella época, solo se hizo eco la prensa local de Cáceres.

Dicho asesinato fue cometido contra el ciudadano de Guadalcanal don Manuel Castilla de Tena, intimo amigo del escritor Guadalcanalense don Rafael García Plata de Osma (sobre este ultimo escribí un articulo, en la revista de feria de 1.988).Haciendo un poco de historia, diré que unos años antes del lamentable suceso, don Manuel y su amigo Rafael se desplazaron ambos desde Guadalcanal al pueblo cacereño de Alcuéscar, para asistir a una boda a la que habían sido invitados. Los dos amigos solteros y bastante elegantes coincidieron en dicha boda con dos guapas y distinguidas señoritas de la época. Por aquellas fechas las bodas duraban varios días con abundantes banquetes, bailes y otros festejos; ambos jóvenes tuvieron lo que hoy llamamos un flechazo, enamorándose Rafael de Aurelia y Manuel de Natividad, casándose estos últimos a primeros de 1.905.

Concha la Somera, era una joven hermosa que se dedicaba a las labores de la costura y que por circunstancias que se desconocen unos años antes estando trabajando en Guadalcanal, mantuvo una relación con don Manuel, con el cual tuvo un hijo. Dicha relación anterior la ocultó don Manuel a su esposa doña Natividad, señora que pertenecía a una familia de las más pudientes y honorables de Alcuéscar; Manuel y Natividad tuvieron dos preciosas niñas y sus vidas transcurrían con normalidad, pero el paso del tiempo y don Manuel presionado por Concha y tal vez por cariño al hijo que tuvo con ella, se lo trajo a trabajar a su propia casa, enseñándole el oficio de panadero.

Todo parecía ir bien, pero la tragedia estaba muy próxima. Un día Concha se presentó en casa de don Manuel y solo ella sabía sus intenciones; se comentó en el pueblo que llegó procedente de Montánchez en un coche de alquiler y que al bajar le dijo al conductor márchese, que para volver ya me llevaran”; en cambio otros cuentan que llevaba unas semanas de sirvienta en casa de doña Natividad, ocultando a la señora la relación con su marido, al que exigía que legitimase al hijo de ambos. Lo que si es seguro que Concha le dijo a doña Natividad que era la madre del chico que trabajaba de panadero en su casa y que quería hablar con don Manuel, ganándose la confianza de la señora.

Cuando llego don Manuel a su casa, doña Natividad le dijo que había una mujer que quería hablar con él y éste cuando la vio, contó a su esposa lo que le había ocultado tantos años. Entonces llegó Concha y entre los tres hubo una dura conversación, escuchándose en la calle donde se acumulaban a la puerta de la casa los curiosos del pueblo. Alguien debió llamar a la guardia civil para que pusiera orden, acudiendo ésta de inmediato. Concha que tenía una larga melena, esa noche la llevaba recogida formando un gran moño, y la llegada de la guardia civil hizo bajar la conversación un poco de tono, no obstante Concha que era agarrada por un guardia suplicó hablar con don Manuel insistiendo que ella no era violenta y no tenía porque pasar nada. Viendo don Manuel que la situación se había tranquilizado, salió de su habitación y se acercó a Concha. En ese momento Concha sorprendió a todos y con gran destreza y rapidez llevando su mano derecha a la cabeza saco un puñal que llevaba escondido en el moño y lo clavó en el pecho de don Manuel, alcanzándole de lleno el corazón. Don Manuel solo tuvo tiempo de decir “bien me la has asestado”.

Los guardias sorprendidos reaccionaron tarde, dándole uno de ellos un culatazo con el fusil a Concha queriendo a continuación rematarla en el suelo, a lo que doña Natividad se opuso diciendo, que no quería mas desgracias en su casa.

De camino al calabozo, el gentío del pueblo le acompañó por las calles clamando justicia por el cruel asesinato. Al día siguiente la trasladaron a Montánchez para ser juzgada y se supone que debió pagar caro su crimen. Así acaba este relato del crimen de Concha la Somera que acabó con la vida del ciudadano de Guadalcanal, don Manuel Castilla de Tena que residía en Alcuéscar (Cáceres) cuando fue asesinado.

sábado, 26 de marzo de 2011

CENTENARIO DE LA VISITA DEL PADRE TARÍN A GUADALCANAL - 2


Por José Parrón Chaves – Revista Guadalcanal 1995


La Virgen que presidía todos los actos de la Misión en la Plaza, casi seguro que sería nuestra Patrona, por la fecha, pues todos sabemos que la Virgen se traslada a su Ermita el último domingo de Septiembre (ahora el último sábado de septiembre), por lo tanto se encontraba en la Parroquia de Santa María; pero al enumerar el narrador de los hechos expuestos, que el Hermano Mayor del Rosario de la Aurora, antiquísima en Guadalcanal, con sede en la Iglesia Filial de San Vicente, (que actualmente todos conocemos a lo que está dedicada, tal vez por culpa de nuestros capillitas que en su día no supieron captarla como Residencia Oficial de alguna de nuestras Cofradías de Semana Santa) cabe opinar que fuese la Virgen del Rosario que sería como es natural la titular de dicha Hermandad, y también serían los hermanos del Rosario los colaboradores más directos en la Santa Misión con el Padre Tarín. Hay que tener presente que la advocación de la Virgen del Rosario es la más extendida por toda España y especialmente en Andalucía.

Yo que fui uno de esos niños que al principio enumero, y que alrededor de la candela escuchaba esas historias y cuentos, quizás por otro tipo de gente, llegada de pueblos entonces lejanos de nuestra querida Extremadura a vender con sus borricos y angarillas todo lo vendible, unos traían tierra blanca, otros traían escobas, algunos eran pañeros, los de Castuera fabricaban aquí mismo el turrón, y los de Salvatierra, los cacharros de barro y hasta de Hornachos nos traían los hocinos y las hoces para la siega, pues bien, a estos personajes y también a mis abuelos que si vivieran tendrían más de 125 años, me viene a la memoria un milagro que no figura en la vida documentada del Padre Tarín y es que al parecer (me contaba mi abuela) un hombre humilde de Guadalcanal, padecía de un tipo de bulto (llamados hoy: miomas, fibromas, quiste, tumor, etc.) y este buen hombre o esta familia se encomendaron al P. Tarín durante su estancia en la Misión que vino a predicar. A los pocos días se desplazó a Sevilla, pues tenía cita previa con un médico, y cuál no sería el asombro de todos y en especial del Dr. que había visto al paciente con anterioridad, al revisarlo de nuevo, vio que el bulto (que tal vez iría a operar) había desaparecido totalmente. Ni que decir tiene que fue un milagro del Señor que por mediación de su Madre y súplica del Padre Tarín, fue realizado.

También contaban aquella buena gente que había un hacendado extremeño, que debido a su poca fe, o tal vez porque no era creyente, le tenía como manía al P. Tarín y uno de los días que permaneció en su pueblo, le invitó a comer a su casa, y al tiempo de empezar la comida, el Sr. hacendado le dijo al Padre ¡Ya puede Vd. bendecir la mesa! con mofa y como riéndose, a lo que el P. Tarín contestó: será mejor que la bendiga Vd. con ese crucifijo que tiene Vd. en su mano, cuyo crucifijo era un puñal que lo tenía con la mano hacia atrás, suponiendo que sería para amenazarlo o hacerle daño. Cuál no sería el asombro del hacendado que viendo que el cuchillo que empuñaba se había transformado en un crucifijo, cayó a los pies del Padre, pidiéndole perdón y convirtiéndose al Catolicismo.

Por último y por ser digno de mención, cuando en el mes de octubre de 1.938, las autoridades competentes ordenaron colocar la lápida conmemorativa del P. Tarín en la portada de la Iglesia de los PP. Jesuitas (puede verse en el lado derecho de la fachada) en la calle de Ntro. Padre Jesús del Gran Poder; los albañiles que la colocaron, montaron un andamio con dos palos apoyados en la pared y una tabla atravesada, y al coger la lápida para colocarla en el hueco ya preparado, el andamio se despega de la pared amenazando caerse en medio de la calle, los albañiles se dan cuenta del peligro y en ese momento el peón exclama: iPadre Tarín venid en nuestra ayuda! y acto seguido el andamio vuelve a la pared salvando a los albañiles. Este testimonio lo dio el peón llamado Antonio Espejo Anerer el día 3 de Diciembre de 1.951. De estos casos verídicos y muchos más están llenas las 300 poblaciones que visitó, y en ellas enseñó y predicó el Evangelio en su hacer misionero durante largos años de su vida aquí en la tierra.

Para finalizar, hagamos votos cada uno de nosotros de la forma que consideremos más oportuna, coma homenaje al P. Tarín en el próximo centenario de su visita a nuestro querido pueblo, para que cuanto antes finalice la causa de beatificación que se inició en el año 1.924, para que la Iglesia lo considere santo y podamos admirarlo en los altares, al igual que nuestros antepasados tuvieron la dicha de escuchar sus sermones, quedando maravillados de la santidad que derramaba.

HE AQUI LA INSCRIPCION DE LA LÁPIDA QUE EXISTE EN la CASA DONDE NACIÓ:

EN ESTA CASA NACIÓ FRANCISCO TARIN ARNAU EL DÍA 7 DE OCTUBRE DE 1.847. FUE SACERDOTE DE LA COMPAÑIA DE JESUS Y APOSTOL PROPAGADOR DE LA DEVOCION AL SAGRADO CORAZON, EN MAS DE 300 POBLACIONES. RESTAURADOR DE LA FE EN ESPAÑA. CONSEJERO DE PRELADOS Y MAGNATES Y PADRE DE LOS POBRES. MURIÓ EN SEVILLA EL 12 DE DICIEMBRE DE 1.910 Y SE INTRODUJO SU CAUSA DE BEATIFICACIÓN EL 10 DE ABRIL DE 1.924. GODETELLA LE LLAMA SU HIJO PREDILECTO Y LE DEDICA ESTA LÁPIDA PARA PERPETUAR SU MEMORIA A. M. G. D.

jueves, 24 de marzo de 2011

CENTENARIO DE LA VISITA DEL PADRE TARÍN A GUADALCANAL - 1


Por José Parrón Chaves – Revista Guadalcanal año1995

Qué niño o qué niña de la postguerra (como con asiduidad se dice ahora) no escuchó a sus abuelos, o a aquel gañán, aperaó, manigero o pastor, que en las noches cortijeras, no contaran a la chiquillería del cortijo alguna historia o leyenda, que les causaban una gran sensación a veces de miedo, otras de tristeza, y la mas de alegría al escuchar embobadamente a estos maestros de la narrativa cortijera.Eso sí, con un gran respeto y sin rechistar, mientras iban poco a poco desgranando esos cuentos, que aparte de distraernos el hambre, quedábamos atónitos de sus enseñanzas hasta que el sueño nos rendía totalmente.

Rebuscando en libros antiguos, quizás pasados de moda, encuentro uno que es la vida documentada del Padre Tarín y recordando que ésta, formaba parte de esas narraciones escuchadas a nuestros mayores, te da un vuelco el corazón y empiezas a buscar si aquellas cosas que te contaban eran verdad y aparece un apartado que dice: DIAS FELICES EN GUADALCANAL. Al leerlo considero que es de sumo interés para los Guadalcanalenses que lo ignoran, quiero que sepan que el día 10 de Septiembre de 1.996, se cumplieron CIEN AÑOS de la visita de este Gran Misionero a nuestra querida Villa.Llegó procedente de Santa Cruz de Mudela (Ciudad Real), después de un periplo de Misiones por toda Andalucía y parte de Extremadura, con un gran éxito espiritual, para todos los habitantes tanto creyentes como no creyentes, obrando verdaderos milagros en los distintos pueblos visitados.

Para conocimiento de las nuevas generaciones, que aún tienen inquietudes culturales religiosas, que bien lo demuestran en la Semana Santa y en las Festividades Religiosas de Gloria, el entusiasmo que ponen en los Desfiles Procesionales de nuestras queridas Imágenes, con la fe, alegría y cariño que lo realiza esta maravillosa juventud de Guadalcanalenses.Sin lugar a dudas, esa fe, ese entusiasmo y ese cariño que nuestra juventud demuestra, fue inculcada por nuestros mayores, que también ellos la recibieron de sus padres y abuelos, reforzada y enriquecida por esas legiones de misioneros que por Guadalcanal pasaron a través de los tiempos, siendo el más principal y el que más profundamente caló en los corazones de las gentes de la época fue el PADRE TARIN. Que de los sucesos acaecidos durante su estancia en nuestro pueblo, el más destacado es el testimonio dado por D. José López de Ayala, que fue testigo presencial de lo que narra:“En la primera Misión que dio el Padre Tarín en Guadalcanal, pueblo que en materia religiosa era por completo indiferente, tal efecto hicieron sus sermones, que la Iglesia de Santa María resultó pequeña y fue necesario salirse a la Plaza del Pueblo, que es muy grande, colocándose el Púlpito en buen sitio, junto a la puerta de la sacristía, la Plaza se llenaba de gente, que seguía con avidez las palabras del predicador; y aquí hago notar que todo el público oía perfectamente cuanto decía, cosa que creo maravillosa, pues todos conocemos los defectos de su garganta”.Se supone que el defecto de su garganta sería: afonía, faringitis, laringitis, etc., afecciones propias del Ministerio Predicador, teniendo en cuenta que fue siempre de salud muy delicada.“Una de las noches ocurrió un caso que todos presenciamos. Al lado del público se colocaba el paso de la Virgen, y ésta, en sus andas, presidía la Misión. Tenía delante muchas velas encendidas, pero hacía mucho viento y continuamente se apagaban, por lo cual el sacristán, que estaba al cuidado, no cesaba de encenderlas. Notó el Padre que aquel movimiento distraía al público y mandó al sacristán que no se preocupase más de las luces; enseguida rezó un padrenuestro y aunque no cesó el viento sino que siguió como antes, con violencia, ni una sola se volvió a apagar. De todo ésto soy testigo presencial.La comunión se tuvo en la Iglesia, y aunque es tan grande, no se cabía; de modo que tuvimos que comulgar estando todos de pie. Y aún así vulnerábamos la ley de la impenetrabilidad.La despedida fue muy de mañana, en la plaza, donde delante de la Virgen se dijo la Misa, asistiendo todo el pueblo con un silencio y orden admirables; nunca olvidaremos aquel espectáculo, el Padre, lleno de emoción, nos bendijo a todos, confiándonos a la protección de la Virgen para que se conservase el fruto tan extraordinario que se había recogido; hablaba en términos tales, tan cálidos y tan fervorosos, que no había un sólo oyente que no estuviera llorando a lágrima viva.Con todo este entusiasmo se lanzó el pueblo en masa a la estación para despedir al misionero. Todos querían abrazarle y besarle las manos o el manteo, el hermano mayor de la Hermandad del Rosario de la Aurora, antiquísima en Guadalcanal, que acompañaba al Padre sin apartarse un palmo de su lado, al último adiós lo abrazó llorando en presencia de todos y le dio un beso en la frente, subido el padre al tren y estando en el estribo, también lleno de emoción y de respeto le besó la orla del manteo“.

Hasta aquí el testimonio del testigo.

martes, 22 de marzo de 2011

Carencias documentales sobre una parte de la historia de Guadalcanal: los Conventos - 2


Convento del Espíritu Santo

El tercer Convento es el del Espíritu Santo cuyas obras comenzaron en 1615. La Fundación y dotación artística de este Convento ha sido excelentemente documentada por Julia Mensaje Urbano, en su trabajo reproducido en la edición de 2003 de esta Revista, que es parte de su memoria de Licenciatura. También se ocupó de este convento el antes citado Dr. Gordón Bernabé, quien en su amplio trabajo en La Revista de Feria de del año 2000 se extiende en datos sobre la fundación, en cuya primera parte coincide con lo contenido en el trabajo de J. Mensaque, pero da una amplia información adicional sobre hechos ocurridos en los años 1637, 1694,

1770, 1779, 1823, 1837 (Desamortización de Mendizábal), 1903 (año en que se instala en el edificio la Congregación de la Hermanas de la Doctrina Cristiana) y diversas noticias del Siglo XX, entre ellas que sufrió destrozos en 1936, y concluye precisando el cierre del Centro el 24 de Septiembre de 1998, es decir hace un poco menos de nueve años.

Gracias al ciudadano guadalcanalense Manuel Gálvez Fernández, que actualmente tiene 77 años, he podido saber algo de lo que sucedió en este Convento los días que median entre el 18 de julio de 1936 y el 19 de agosto del mismo año. El Convento fue asaltado por radicales de izquierda del pueblo, por lo que las monjas tuvieron que refugiarse precipitadamente en la casa de enfrente en la que habitaba el matrimonio formado por Manuel Gálvez Pérez y Rosario Fernández Martínez, padres de mi informante. Este matrimonio tenía una antigua amistad con las monjas a las que proporcionó comida y ropa. Nuestro amigo, una de las pocas personas actualmente vivas, que tenía seis años y medio al comienzo de la guerra fratricida, no puede precisar cuantas monjas eran, pues sólo recuerda el nombre de dos: la Hermana San Antonio y la Hermana Beatriz. También me ha relatad

o que solo una persona del pueblo le echó una mano a sus padres llevándole comida para las monjas, concretamente Pepita Rivero Veloso que ingresaría luego como monja en el Convento. Las monjas salvaron la vida gracias al padre de mi informante, el citado Manuel Gálvez Pérez, quien al regresar del campo de segar yerba para el ganado, trayendo en la mano la hoz se encontró una gran tumulto de mujeres en la puerta de sus casa. Se trataba de esposas de mineros radicales de izquierda de Villanueva de las Minas, que junto con sus maridos había venido al pueblo a apoyar a los republicanos radicales. El motivo del tumulto no era otro que, las esposas de los mineros, sabedoras de que allí estaban refugiadas las monjas, querían sacarlas de la casa para asesinarlas. En un rasgo de valor el ciudadano Gálvez padre se plantó en la puerta en tono amenazante con la hoz en la mano, y les dijo que, a las que se atrevieran a intentar entrar en su casa, allí mismo les segaba la cabeza. Les debió impresionar porque se disolvieron y las monjas salvaron su vida. Como me lo contó lo cuento. A mi aún me queda

ban cinco años para llegar a este país tan cainita en este mundo tan cruel.

Después de dar la anterior noticia transmitida por vía oral y volviendo a las fuentes escritas, me sorprende que el Dr. Gordón Bernabé, estando tan documentado sobre este monasterio, se le hubiera pasado por alto un suceso acaecido en este convento en 1740, que es el objeto del otro trabajo que publico en este número de esta Revista.

Convento de la Concepción

Finalmente tenemos el Convento de Franciscanas según un texto1 o Clarisas según otro, el de la Concepción, fundado por legado testamentario del indiano guadalcanalense Álvaro de Castilla y Ramos, otorgado el 11 de septiembre de 1641 en Guanajuato (México). Su apertura se produjo en 1649 con 11 monjas venidas del convento de la Concepción de Mérida del que tomó su nombre. Este Convento debió tener una enorme extensión

, abarcando desde la actual Iglesia hasta el que se llamó Paseo de la Cruz, actualmente Avenida de la Constitución. A este respecto todavía recuerdo haber visto, hace unos cuarenta años, como las dependencias que daban a esta calle eran transformadas en garajes para camiones de gran tonelaje de la familia Gálvez. Parece de lo que antecede que es de este Centro religioso del que tenemos menos noticias y fuentes documentales,

Aparte de los tres indianos mencionados en lo que antecede Julia Mensaque nos informó, en su trabajo citado, de la existencia de Teresa de Morales, guadalcanalense, vecina de Panamá, que legó 3.000 ducados para establecer una capellanía en la Iglesia Mayor de Santa María. Otras Capellanías fundadas por emigrantes guadalcanalenses a Indias han sido exhaustivamente documentadas por el investigador sevillano del CSIC Javier Ortiz de la Tabla Ducasse que enumera las siguientes personas como fundadores de estos legados: Alonso Bonilla, Alonso López de la Torre, Diego Ramos Gavilanes, Diego Ramos el Rico, Fernando Rodríguez Hidalgo, Juan Bonilla Mexías, Jerónimo de Ortega Fuentes, Luis Ortega Suárez, Antonio de la Bastida y Cristóbal de Arcos.

De los datos anteriores llama poderosamente la atención el contraste entre la religiosidad interna de los guadalcanalenses de los siglos precedentes, particularmente los que habían hecho las Indias, que estuvieron muy preocupados por la salvación de sus almas, con cuyo fin fundan los monasterios y capellanías en su pueblo natal, y la actual vivencia externa del hecho religioso, que se manifiesta en la Semana Santa y Romería, y que algunos sociólogos de guardia llaman “marcadores de identidad”.

Llegado a este punto creí oportuno, con vistas a rellenar las enormes lagunas existentes, hacer una investigación en la Biblioteca Cardenal Cisneros de Madrid de los PP. Franciscanos, donde fui atendido amablemente por su Director Padre Hipólito. La búsqueda en este Centro concluyó que no había nada relacionado con nuestro pueblo, pero dicho fraile tuvo la amabilidad de facilitarme la dirección de dos Centros regidos por su Orden, y otro de los Dominicos de la Provincia de Filipinas que tienen en Valladolid una Biblioteca que contiene fondos procedentes de la Desamortización de Mendizábal. Lamentablemente en ninguno de los cuatro Centros me pudieron facilitar datos que completaran los anteriores. En cualquier caso quiero agradecer desde estas líneas las amables respuestas que recibí de los Padres Franciscanos Hermenegildo Zamora del Santuario del Loreto (Espartinas), Jesús España del Santuario de Regla (Chipiona) y el Sr. C. Mielgo de la Biblioteca Estudio Agustiniano de Valladolid.

Concluyo estas líneas animando a los historiadores guadalcanalenses, profesionales y aficionados, tanto nativos como foráneos, a que hurguen en esta parcela de nuestra historia con el fin de completar la documentación existente y aportar las fuentes correspondientes que aún no han sido citadas.

BIBLIOGRAFÍA

Andrés Mirón, Historia de Guadalcanal, 2006, página 244.. Edición patrocinada por S. Isern, J. M. Álvarez y el Ayuntamiento de Guadalcanal.

Fray Andrés de Guadalupe. Historia de la Santa Provincia de los Ángeles de la Regular Observancia y Orden de Nuestro Seráfico Padre San Francisco. Madrid 1662. Imprenta de Mateo Fernández. Hace unos diez-quince años se ha publicado una edición facsímile de este texto.

Nacido en Játiva/Xàtiva (Valencia) el 1 de enero de 1432 y muerto en Roma el 18 de agosto de 1503. Su vida no fue precisamente un modelo de castidad, como lo demuestran los numerosos hijos que siendo Cardenal tuvo de sus sucesivas amantes estables Vannozza dei Cattanei, Julia Farnese Catani y una tercera de nombre aún desconocido por los historiadores.

Dr. Antonio Gordón Bernabé. “El Convento y Cementerio de San Francisco”. pp. 159 -162. Revista de Feria de Guadalcanal. 2005.

http://es.wikipedia.org/wiki/Sucre#Ciudades_Hermanas

Julia Mensaque Urbano “El retablo del Renacimiento en la antigua Provincia de León de Extremadura: La comarca de Llerena”. Presentada en la Facultad de Geografía e Historia de Sevilla (8-VIII-1982). En la Revista de Feria de Guadalcanal de 2003, se reprodujo la parte denominada “El legado artístico del indiano Alonso González de la Pava”, que se ocupa de la Fundación del Convento del Espíritu Santo.

Dr. Antonio Gordón Bernabé. “El Convento del Espíritu Santo”. pp. 35 – 40. Revista de Feria de Guadalcanal del año 2000.

Véase mi otro trabajo en esta Revista: “Otra página de la Historia de Guadalcanal: Sor Ana de San Pedro”.

Estos datos están tomados de (i) Pregón de Semana Santa, pronunciado el día 20 de Marzo del año 1988; (ii) de la Guía de Guadalcanal.1989. Página 8. Edición del Ayuntº de Guadalcanal. D. L. SE -1.001-89, textos cuyo autor es nuestro inolvidable amigo Andrés Mirón.

Javier Ortiz de la Tabla-Ducasse. "Emigración a Indias y fundación de capellanías en Guadalcanal, Siglos XVI XVII". Primeras Jornadas de Andalucía y América. La Rábida (1982), pp 443‑460; "Rasgos socioeconómicos de los emigrantes a Indias. Indianos de Guadalcanal: sus actividades en América y sus legados a la Metrópoli, siglo XVII", Terceras Jornadas de Andalucía y América 1984, pp 29‑62. Reproducido en pp. 91-119 de la Revista de Feria de Guadalcanal de 2003.

Javier Ortiz de la Tabla Ducasse. Op. cit. p. 118.

domingo, 20 de marzo de 2011

Carencias documentales sobre una parte de la historia de Guadalcanal: los Conventos - 1


Por José María Álvarez Blanco Revista año 2007

Dada la importancia de Franciscanos y Clarisas en la Historia de nuestra villa me parece oportuno hacer la siguiente revisión del estado de la documentación disponible de los cuatro monasterios que de estas órdenes hubo en Guadalcanal, con vistas a completar, en lo posible, la historia de estos cenobios.

Como bien recoge Andrés Mirón en, su por fin publicada, “Historia de Guadalcanal” de los cuatro conventos, tres eran femeninos y solo uno de frailes. A continuación, y por estricto orden de antigüedad, resumo cuales son los documentos que conozco para cada uno de los monasterios

Convento de Nuestra Sra de la Piedad o San Francisco

Este Convento, que estuvo en el terreno del actual Cementerio de la Villa, fue inaugurado el día de Santiago, 25 de Julio de 1495, según fundación del padre Fray Juan de la Puebla, a instancias del Comendador de León, D. Enrique Enríquez, nieto del Almirante Alonso Enríquez (natural de la villa) y hermano de Dª Juana Enríquez esposa de Juan II de Aragón, madre de Fernando el Católico, siendo por tanto el Comendador tío político de Isabel la Católica. La Crónica de su fundación puede leerse en la clásica obra de la historiografía franciscana, Historia de la Santa Provincia de los Ángeles de la Regular Observancia y Orden de Nuestro Seráfico Padre San Francisco, de Fray Andrés de Guadalupe concretamente en las páginas 146-148, al final de la cual puede verse el texto latino de las Bulas de su fundación expedidas por los Papas Inocencio VIII el 20 de marzo de 1491 y Alejandro VI (el famoso Papa español Rodrigo Borgia) el 24 de Octubre de 1493. Según Andrés Mirón1 este convento tuvo, en fecha que no precisa, 25 sacerdotes, 3 cantores del coro, 7 legos y 5 donados. Desde 1991 dispongo de una edición artesanal de esta Crónica, junto con la del Convento de Clarisas de la calle Santa Clara, que algunas personas del pueblo conocen y que está a disposición de quien me la solicite. El Dr. Gordón Bernabé, médico guadalcanalense que los últimos años de su vida ejerció en Puebla de Cazalla, y que hasta su fallecimiento el pasado enero de 2006 ha publicado numerosos artículos históricos en esta Revista de Feria, escribió en el número del año 2005 un texto llamado “El Convento y Cementerio de San Francisco”, en cuyos seis primeros párrafos transcribe casi prácticamente la crónica citada. En los nueve párrafos restantes de su trabajo el Sr. Gordón aporta una serie de datos muy interesantes (ubicación en este Convento de la Hermandad del Santo Entierro, fecha de la venta -entre 1836 y 1849- tras la Desamortización de Mendizábal, incidencia de la epidemia de cólera morbo asiático de 1854 en la villa, e inauguración del actual Cementerio el 4 de Julio de 1855) a los que me remito.

Convento de San José o Santa Clara

Este cenobio estuvo situado en la calle de su nombre, en parte de cuyo solar está construida la actual Residencia de Ancianos. Fue fundado a iniciativa del indiano, que llegó a Capitán, Jerónimo González de Alanís, que pese a su apellido era guadalcanalense, según testamento otorgado el 19 de abril de 1584 en la ciudad de La Plata. Esta ciudad era entonces peruana - también llamada antaño Charcas y Suquisaca - y actualmente tras la creación del estado boliviano se denomina Sucre, capital de Bolivia.

viernes, 18 de marzo de 2011

APUNTES HISTÓRICOS DE GUADALCANAL


Revista de Guadalcanal. Años 1960 - 1969 - 1972 - 1988

Por un manuscrito mutilado del siglo XVII, posiblemente de un franciscano del Convento de la Piedad (hoy cementerio de San Francisco), tenemos noticias que la fundación de Guadalcanal la realizó el rey Gerión que llamaron Avo, hijo del rey Hyarbas de Mauritania, por el año 1690 a. C., llamándola TEJERA. Otros dicen que la fundaron los celtas en el año 580 a. C., con el nombre de TESERES. Permaneció con este nombre por espacio de 1010 años, que dominada por los vándalos y alanos, la ensancharon y la llamaron CANANI o como dice Claudio Ptolomeo, CANACA. Fue ciudad en estos tiempos según este autor por estas palabras: “Quorum civitates sun: Canaca, Fornacis.

Esta grandeza fue por los años 430

En el mes de julio del 713 llegan los musulmanes a Guadalcanal, eran árabes y beréberes que dejarían un pequeño destacamento en el lugar, al que llamarán WAD AL QANAL (Río de creación). Allí encuentran un cerro fortificado, habitado por visigodos e hispanorromanos, que llaman Monforte, rodeado de murallas, también encuentran habitantes en diversos sitios del término. Está patente que lo que hay al llegar los árabes es Monforte y su territorio. En el cerro de Monforte, a cinco kilómetros al suroeste del pueblo actual, hay construcciones romanas de derretido con dos murallas concéntricas. A la construcción de época romana, debe su nombre el lugar, compuesto de un original MONS FORTIS. Monforte sería un ejemplo más de nombre de fortificación alusiva a restos más antiguos y de valor arqueológico. Nos inclinamos al mozarabismo del nombre, pues es seguro que hubo habitantes cristianos en estas tierras durante el período de dominación musulmana. El cerro Mezquita y el arroyo Mezquitas son alusiones que confirman la antigüedad de Monforte, ya que por las investigaciones realizadas ya existía en tiempos del emperador Antonino Pío, que gobernó del año 138 al 161, y también refiriéndose a Guadalcanal dice que “el primero sitio de su fundación primera fue distante una legua de donde hoy está, en un cerro que se dice Monforte”, “fue fundada en lo selecto de la provincia antiguamente llamada Turduluna o Baiusturia, según el cómputo de las historias, fue casi mil seiscientos años antes del nacimiento de Cristo”. Esto viene a confirmar que esta fortaleza romana era un oppidum construido sobre restos de otros pobladores que en el caso nuestro serían turdetanos o tartésicos, pues todas las fortalezas primitivas estaban en alto.

El campesinado hispano-romano-visigodo se sometió a las tropas de Muza, conviviendo luego con la nutrida población beréber asentada aquí y entre ellos, miembros de la tribu de los zenatas.

Ya debía existir Wad al Qanal como población en el año 758, en tiempos del Califa Abderramán I, pues se cita que pasó cerca un tal Yusuf al Fihri, wali árabe que desde Mérida marchó a Fuente de Cantos y, reclutando gentes del sur extremeño, formó un ejército de veinte mil hombres beréberes contra el Califa, y fue a Almodóvar donde fue derrotado, luego se dirigió a Firris (Cerro del Hierro), entre Wad al Qanal y Qûstantina, y de allí a los Pedroches, siendo asesinado en Toledo.

En el 756 Guadalcanal pertenecía territorialmente al castillo de Reina, y éste era de la Cora de Al Balat.

En el 1088 dicen los Anales Toledanos, que el rey cristiano Alfonso VI alcanzó el puerto de Guadalcanal, pero no le ofreció batalla.

Otra vez vinieron los almorávides en el 1091, y tres años después son dueños de estas tierras.

En 1147 llegan los almohades y con ellos comienza un periodo importante de construcciones. En Guadalcanal construyen murallas y alcázar entre 1169 y 1175.

Las murallas de nuestro pueblo eran de derretido, según señala el Catálogo Arqueológico, o sea, de mampostería de piedras, pero ello se contradice con su época.

El 18 de julio de 1189, tras conquistar Reina se presentó en Guadalcanal el rey Alfonso VIII, pero no consta que la tomara por combate.

En abril de 1241, el jeque de Wad-al-qanal, que la defendía en nombre de Abul-Hasan Axatat, rey de Sevilla, la entrega sin combate, reinando Fernando III el Santo, al 15 Maestre de la Orden de Santiago, Don Rodrigo de Iñiguez de Montalbán, al que acompañaba el Comendador D. Rodrigo de Valverde, D. Juan Muñiz de Gogoy, comendador de Extremera, D. Lope Sánchez de Porras, trece de la Orden; el comendador D. Hernán Meléndez, D. Rodrigo Yañez, comendador de Almoguer; y Albar Martínez de Aibar o Ibarra, comendador de Mora, siendo restaurada la mezquita que existía, fue bendecida por el obispo de Coria Jaime Sanguineto, que venía acompañando al Gran Maestre.

Nos encontramos entonces a un Guadalcanal con un alcázar de cuya muralla sale la que rodea a la población con una capacidad para dos mil casas de las que los árabes usaban, muralla seguramente de tapial, aunque tuviesen ladrillos en las esquinas de las torres y en los arcos y aún piedra. Las puertas solían tener unos cinco metros de alto y todas las desembocaduras de calles solían tener portillos y puertas. Había una serie de torres cuadradas en el recinto cada cierto tramo de lienzo y plataformas para el camino de ronda. Las torres tenían habitación y techo de bóveda de cañón de ladrillo y puertas con arco de medio punto.

La muralla estaba rodeada por todas partes por un foso que llamaban cava, por lo cual corría en la parte N. y O. un arroyo llamado de Pedro Gómez. La cerca iba desde la iglesia de Santa Ana hasta la puerta de Llerena y continuaba hasta la esquina de la calle López de Ayala, girando por la Cava y bajando por el muro del pilar hasta la puerta del Jurado, desde donde se dirigía a la esquina que desemboca a la puerta de los Molinos, y rebasada ésta subía más allá buscando la torre de Santa María y el Ayuntamiento, rodeando el Palacio y seguía por donde está la Almona.

Por el otro extremo bajaba desde Santa Ana, por la calle Juan Pérez, dirigiéndose a las casas que ocupaban el Hospicio de San Basilio, girando hacia la puerta de Sevilla, subía por Pozo Berrueco en dirección a calle Águila y desde ésta enlazaba con el muro que venía por las traseras de los corrales de la calle y calleja San Sebastián.

En 1248 pasó a pertenecer al señorío de la Orden de Santiago.

En 1253 fue hecha cabeza de Encomienda, -que rentaba 36151 reales de vellón- por Pelay Pérez Correa (el Cid extremeño), pasando a depender su iglesia del Monasterio de Santa María de Tentudía.

Don Lorenzo Suárez de Figueroa concedió a la villa vicario propio el 6 de junio de 1305, como lugarteniente de Tentudía, y la dotación parroquial a cargo de la Mesa Maestral. Confirmado por los Reyes Católicos el 6 de junio de 1494. La última confirmación es de Fernando VI el 28 de septiembre de 1753.

En 1428 el Maestre-Infante D. Enrique de Aragón, amplió el término con parte del de Azuaga y Reina.

Hay también noticias de un contingente judío que, después de la reconquista, poblaba el barrio de Santa Ana y la Morería. Y en la visita canónica de 1494 consta que tenía sinagoga, situada por cierto en el Ejido, luego Paseo del Coso.

En 1521, por ser Guadalcanal comunero, fue mandado por Carlos I tirar los muros y, desde luego se tiraron trozos del mismo aunque no entero.

Se rompió la cerca por la entrada a calle Jurado al lado del pilar actual y en la calle las Huertas. Se tiró el muro que subía hacia la torre y el que unía la iglesia con el edificio del actual Ayuntamiento, construyéndose un arco; se tiró el trozo de la calle Águila, delante del arroyo que iba por el foso; también el trozo de la entrada norte de la calle Juan Pérez y se respetó uno que va bordeando la iglesia de Santa Ana. Había un portillo entre el Palacio y la Almona que ya consta en 1494 que comunicaba con las carnicerías, sí no fuera así habrían quedando encerradas muchas calles como Santa Clara, Guaditoca, Concepción, Carretas, Altozano Bazán y la plaza de Santa Ana, que existen dudas de sí estaban comunicadas al exterior por un portillo, pues desde la puerta de Llerena hasta la de Sevilla hay grandísima distancia.

En mil seiscientos y pico un testigo dice “Hasta hoy se ven algunos pequeños pedazos de muros y cerca antigua de Guadalcanal y tres puertas con edificaciones de las casas, quedando la villa cercada artificialmente. La de Llerena está caída.

En la puerta de Llerena había un puente para pasar de calle Santa Ana a Berrocal Grande (Espíritu Santo) y Berrocal Chico a la población enfrente de la calle Granillos, ya que pasaba el arroyo de la Cava a primeros de este siglo XX. A mediados del siglo XVI se tiraron el resto de la muralla.

Además de Guadalcanal, que fue un auténtico castillo, existieron otros que ya sólo quedan en la memoria, ejemplos:

CASTILLEJO: Situado en el cruce del camino de Valverde con la Cañada de Esteban Yáñez.

VALJONDO: En las tierras de este nombre, al oeste del camino viejo de Azuaga.

VENTOSILLA: En el cerro del Castillo, en la hacienda de la Plata.

PORTICHUELA.

ATALAYA.

SANTA CRUZ.

Cerca de las minas de Pozo Rico está la fuente de la Cueva.

En la linde de las “Viñuelas” y “Magrao”, existe una piedra horizontal sostenida por otras dos, se conoce por la “Piedra Corcovada”.

Existió una ermita de San Antonio de Padua en el Cerro que llaman de las minas.

Cueva de San Francisco en la Sierra del Agua

En el siglo XIV residió en el Palacio existente junto a la Almona, el Gran Maestre de la Orden de Santiago D. Fadrique de Trastamara.

En los Anales de Don Diego Ortiz de Zúñiga, caballero de la Orden de Santiago aparece descrito un terremoto ocurrido el cinco de abril de 1504: “Como a la hora tercia, siendo Sumo Pontífice Julio II y Arzobispo de Sevilla D. Juan de Zúñiga, y reinando en Aragón, Castilla, Sicilia y Cerdeña los cristianos Reyes don Fernando y doña Isabel, un repentino terremoto estremeció con horrible y cruel estruendo todas las iglesias y casas, de modo que amenazaban con caerse.

Los que estaban en los campos aseguraban haber visto oscurecerse el sol y caer grandes granizos y que se abrían grandes pozos arrojando abundante agua por sus bocas y los montes abiertos exhalando vientos con cenizas.

Hay quien afirma haber visto fuentes, cuyas aguas eran del color de la sangre, en los pueblos de Almadén, Cazalla y Guadalcanal.

En 1592 tenía Guadalcanal 1462 vecinos. En 1596, registra 1055, lo cual supone más de cinco mil habitantes, que un número mayor al de ahora, y eso que la población total de España era aproximadamente, un quinto de la actual.

10 de junio 1628. El licenciado D. Diego García de la Rubia, visitó las ermitas de San Pedro, San Benito, San Juan, Ntra. Sra. De los Remedios, Capilla de San Antonio (en las minas de Pozo Rico) y Santa Marina.

1 de Noviembre de 1755, Guadalcanal sufrió un terremoto. En acción de gracias, por no haber recibido daño, ni en sus personas ni inmuebles, ni en ganados, la Comunidad de la Parroquia de Santa María, presidida por el párroco don Juan de Ortega, acordó celebrar perpetuamente una misa, seguida de procesión con el Santísimo por la Plaza Mayor, en la que habrá dos altares, repletos de flores, para sendas Estaciones de su Divina Majestad. Los gastos de cera y flores, por un importe de 16 reales de vellón, serán sufragados por el Consejo de la Villa.

En 1833 por la reforma del ministro Javier de Burgos, pasó a ser andaluz, no apareciendo ya como jurisdicción eclesiástica extremeña en 1851.

1854. En este año había 5506 almas, de los cuales 1558 eran cabezas de familia. Regían la villa Miguel Ramos Lobo, Alcalde; Leonardo Castelló y Donoso, como Alcalde 2º; Juan Rivero Silvestre, como Regidor 1º; Antonio María de Castilla, como Regidor 2º; José Rivero, Regidor 3º; Antonio Llamazares, Regidor 4º; José Barragán Palacios, Regidor 5º, Francisco Vázquez, Regidor 6º, Nicolás de Gálvez, Regidor 7º, Félix Nogales, Regidor 8º; Lucas de Torres, Síndico 1º, Antonio Fontán, Síndico 2º y Enrique Vicente Moreno, como Secretario del Ayuntamiento.

Fue colocada en el reloj de la plaza una campana que se quitó del convento del Espíritu Santo.

Se trasladó la cruz que existía al final de la calle Santa Clara al lugar que ocupa actualmente.

El Ayuntamiento cedió terrenos para sembrarlos de olivos en la Sierra del Agua y en la Palomilla.

La construcción de la fuente del Berrocal Chico se debe al presbítero Juan Barragán, que solicitó de las aguas vertientes de la fuente

miércoles, 16 de marzo de 2011

CAMINOS ANTIGUOS

Uno de los caminos cuya memoria nos ha conservado el Itinerario de Antonino, es el de Híspalis a Emérita, que ésta importantísima fuente describe con el número X.

El primer tramo de dicha calzada coincide con la Vía Augusta desde Híspalis a Astigi (Écija), separándose de ella a partir de esta ciudad para internarse, después de cruzar el Guadalquivir por Celti (Peñaflor), en la región accidentada por Sierra Morena, atravesándola diagonalmente de sureste a noroeste, para salir a la llanura extremeña por Regiana (Casas de Reina), uniéndose en Perceiana (Villafranca de los Barros) a la otra calzada, que desde la desembocadura del río Anas (Guadiana) iba a Emérita, descrita en el mismo itinerario con el número XXII, continuando por ella hasta llegar a la capital de la Lusitania.

Los evidentes errores que se han deslizado en el cómputo de las distancias entre las mansiones y la sospechada supresión de algunas de éstas en la copia del texto del Itinerario que han llegado hasta nosotros, dan lugar a complicados problemas para la ubicación de dichas mansiones y para el trazado correcto de la calzada, pero, dada la situación conocida de Celti y de Regiana, se hace preciso admitir que el camino hubo de atravesar el término de Guadalcanal, siguiendo en líneas generales el trazado del ferrocarril de Sevilla a Mérida, que casi coincide con los caminos que desde antiguo unieron a Guadalcanal con Constantina y Llerena. Precisamente a poco más de un kilómetro de la citada línea férrea y en la margen derecha del arroyo del Arco, que sirve de límite al término por el noroeste, se hallan los restos de un terraplén o macizo de derretido cuya cara superior es horizontal y que poco a poco va elevándose sobre el terreno, conforme baja el nivel del suelo, hasta alcanzar en la parte más cercana al arroyo, dos metros de altura; su dirección está orientada de sur a norte, siendo la anchura del macizo de 2,83 metros. Posiblemente se trata del tramo de acceso de una calzada a un puente para salvar el arroyo del Arco, de la que sólo se ha conservado el núcleo de derretido, habiendo desaparecido los paramentos exteriores de mampostería o de cantería que debió tener. La situación y dirección de estos restos convienen perfectamente con las que hubo de seguir el tramo de la calzada a que aludimos anteriormente en el trayecto entre Celti y Regiana, de la que no lejos de allí queda visible un largo tramo entre Llerena y Reina. El nombre de Fuente del Arco que lleva la localidad limítrofe con Guadalcanal por esta parte, y el del arroyo del Arco que las separa, pueden hacer alusión a un monumento de este tipo, frecuente en las calzadas romanas, para indicar los límites de circunscripciones y que aquí pudo ser el de los conventus hispalense y cordubense.