lunes, 28 de junio de 2010

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 213


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo

(Se mantiene la ortografía de la época)

Caido en esta pileta, lo dejan estar hasta que se hiele, y á medio helar le hincan un picacho en medio hasta que sea helado, y con el picacho sacan la plancha del plomo plata.
En sacando esta plancha, una guarda que está siempre en el horno para guardar, toma la plancha, y con un cuño que está con las armas reales, la sella, y la pone en un cajon con su llave, que está en la pieza donde los hornos, y asi hace de cada una que sacan, poniendo por memoria las que sacan, y el nombre del afinador que lo funde.
Para la guarda destos hornos hay seis guardas, para cada dos hornos tres guardas, porque estan entrambos dos hornos en una pieza: estos guardas velande noche y de dia, el uno siempre, remudándose por cuartos mientras dura la fundicion.
Como se quiere poner el sol, van los dichos tres depositarios y uno de nosotros, y escribano de fundiciones á los hornos, y tomada la cuenta de la guarda de las planchas que han sacado, y de qué fundidor, las pesan cada una por sí, y con unos hierros que para ello tienen ponen lo que cada plancha pesó sobre la dicha plancha, y asi como lo van rescibiendo les hace cargo el escribano de fundiciones,y le meten en la casa dicha de tres llaves los tres depositarios, y lo que se saca de noche se hace lo mismo, y asi los resciben los dichos dichos depositarios dos veces al dia, una á la mañana y otra á la noche, y de ello se les hace cargo, y lo firma el oficial de V.M. en el libro de los depositarios, y de ello lleva el dicho escribano la razon á la contaduría con el descargo del plomo plata cuando se da á afinar.
El dia que vienen á afinar los afinadores y escribano de fábrica y fundidores, é yo el veedor, el visitador y los depositarios, abren la puerta de las tres llaves y sácase el plomo para dar á los dichos afinadores para que afinen en plata.
Dase á cada un afinador por sí hasta treinta arrobas de plomo-plata poco mas ó menos, y los dos escribanos, y los tres depositarios escriben lo que cada plancha pesa, y á quién se da á afinar, y cotejan el peso que se hace con el que está señalado en la dicha plancha; y acabado de dar á cada afinador lo que ha de afinar, toman sus criados de los afinadores, entre dos una parihuela, y con ella llevan las planchas lo de cada afinador por sí, yendo con ellos un guarda de los buitrones, de dos que hay, y lo llevan á los buitrones donde lo han de afinar, y está otro guarda, quedando en guarda todos los demas hasta que los han llevado.
Entrado todo el plomo en la pieza de los buitrones, yo el veedor, y visitador y escribano de fundiciones, se tornan á contar las planchas de todos para ver si está el número de las que todos registraron.
Antes que los afinadores resciban el dicho plomo-plata tienen caldeados los buitrones donde han de afinarlo, y asi la puerta por donde lo ponen para derretirlo, con la por donde lo benefician, todas estan embarradas, y para abrir la primera, que es para ponerlo á derretir, hállome yo el veedor presente para ver que no esté edentro otra cosa alguna; y asi lo abren y ponen el dicho plomo.
A cada cabo de plancha que se echa dentro lo que yo el veedor echar, ó visitador, ó escribano, ó guarda, teniendo en cuenta de las que cada afinado rescibe y echa.
Acabado de derretir, se cierra luego con barro en presencia de mi el dicho veedor la dicha puerta, y se abre la por donde los afinadores lo benefician, que se llama por donde gretan y sacan: antes que hagan nada, viene el ensayador que en la fábrica está para ello, y trae una cuchara, y revolviendo con ella todo el plomo derretido, sace en aquella cuchara, que es pequeña, un poco, y halado lo que sacó, lo hace dos parte, y la una da al afinador, y la otra llévase él, por donde saca el ensaye por cada quintal en plata.
La parte que en ensayador dejó al afinador, otro dia el dicho afinador le da al guarda, y en presencia de todos lo echa en el buitron, y éste, que se le deja al afinador, es porque, si hobiese falta notable, torne el dicho enayador á hacer el ensaye de lo que dejó al afinador y de lo que él llevó, para ver si hubo hierro en el dicho ensaye.
Cuando ya quiere acabarse de afinar, el dicho ensayador envía el ensaye á la contaduría, y otro al visitador, de lo que cada uno ha de sacar y acude.
Sacada la plancha, se pesa luego en presencia de mí el veedor, y visitador, y guardas, y afinador, con una romana que para ello está alli en la pieza de los buitrones, y cotéjase lo que pesa con lo que por el ensaye habia de acudir.
Si sale bien que acude con el ensaye, no se hace mas diligencia, y métese luego en un cajon que hay alli con dos llaves, que tienen los dos guardas de los buitrones, escribiendo encima de la plancha el dia en que se afina, y el nombre del afinador y llevan el dicho cajon con todas las planchas de aquel dia á la tesorería, á do está la caja de tres llaves, que tenemos los tres oficiales de V.M., dejando cerrada la casa de los buitrones con dos llaves que tienen los dos guardas y afinadores, hasta estar dentro de la pieza de la tesoreria toda la plata, y estamos, al mterla en la dicha caja, presentes los dichos tres oficiales de V.M.

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