sábado, 27 de febrero de 2010

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 156


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

Preguntado á este testigo que por qué se afinaba la dicha plata á tanta costa de la dicha hacienda antes que el dicho señor Diego Lopez viniese á las dichas minas por administrador, dijo este testigo que tiene por cierto que ha sido por no haber administrador que lo haya mandado como el dicho señor Diego Lopez, y que esta es la verdad para el juramento que tiene hecho y lo que alcanza, y firmólo - Diego Diaz Rico.
E despues de lo suso dicho á veinte y tres del dicho mes y año, yo el dicho escribano para averiguacion de lo suso dicho tomé é rescibí juramento en forma de Diego Mejía, afinador en uno de los dichos buitrones que estan formados en las dichas minas; é habiendo jurado, dijo que es verdad que luego como vino el señor Diego Lopez, Veinticuatro de Sevilla, por administrador de estas dichas minas en lugar del contador Agustin de Zárate, otro día despues vió este testigo como fue á visitar la casa á donde están los buitrones á donde se afina la dicha plata, y ver la orden que se tenia en el afinar en los dichos buitrones; y como vió que la orden que se tenia era costosa á la dicha hacienda, dijo este testigo que luego mandó á este testigo y á los demas sus compañeros que de allí adelante no afinasen de aquel arte tan costoso, sino que cada uno tuviese cuidado de tapar las bocas de los buitrones, y los achicasen por arriba y adobasen las reverberaciones, y que cubriesen las cendradas con adobes ó con losas á efecto de quitar el gasto del hierro y de la leña que ansí se gastaba afinando al modo que antes se afinaba; preguntado á este testigo diga y declare qué tanta costa del hierro se ahorra cada mes y de leña cada día afinando la dicha plata al modo que el dicho señor Diego Lopez ha mandado y mandó, dijo este testigo que se ahorra la mitad por medio de la leña, y todo el hierro que se solia poner en los dichos buitrones para cubrir las bocas de las cendradas en esta manera: que este testigo solia gastar cada ella en un buitron diez cargas de leña, que cuestan á sesenta maravedís y á dos reales, que hacían de costa veinte reales cada día, y ahora dijo este testigo que se ahorra la mitad, y en lo del hierro que podría valer y valdría lo que ansí se gastaba cada mes en vergnejones de hierro para cubrir los dichos buitrones que son á su cargo de este testigo dos quintales, los cuales, puestos en estas dichas minas, valen cincuenta y dos reales poco mas ó menos, de manera que, sumado el costo de ocho buitrones que estan fundados que ansí se tapaban con hierro, dijo este testigo que se ahorran al mes al respecto de los dellos sus dos buitrones que son doscientos y ocho reales, y en lo de la leña la mitad por medio, lo cual todo dijo este testigo que es en gran beneficio de la dicha hacienda; preguntado este testigo diga por qué ha sido la causa de que antes que el dicho administrador Diego Lopez viniese á estas minas afinaban la plata tan costosamente, pues vian que era en daño de la hacienda, dijo este testigo que porque no se lo habian mandado los administradores antecesores del dicho señor Diego Lopez, y porque ansi se tenia la costumbre del afinar cuando este testigo vino á las minas; y que ésta es la verdad por el juramento que tiene hecho, y firmólo.- Diego Mejía.
Y yo Andrés Sanchez, escribano de S. M., que presente fui en uno con el dicho señor administrador á la dicha visita y á la examinacion de los dichos testigos, lo escribí é suscribí y saqué en limpio; y va cierto y verdadero en estas cinco hojas de papel con la en que va mio signo. De todo lo cual yo doy fe segun dicho es, é por ende fice aquí este mio signo que es á tal. -En testimonio de verdad.- Andrés Sanchez, escribano de S. M.

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