sábado, 29 de agosto de 2009

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 68


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

Que no se ha podido hacer fundicion por haber estado ocupado el fundidor en hacer el horno, y por no haber carbon de humo ni quien lo sepa alli hacer, y que ha inviado á Sevilla para que le provean de personas que lo hagan; y por agora se provee de alguno de roble.
Que vió la mina de Diego Ramos que está un cuarto de legua, y le paresce buena, y que lleva cantidad de metal, y limpio; é que de un pedazo de gabarro de cuatro libras que ensayó salió veinte y cinco realess y medio; é que ha traido veinte arrobas de metal de aquella mina.
Que se le han inviado de Sevilla fuelles, y almártaga, y otros materiales.

Relacion de los maravedis que ha valido la plata que ha procedido de las minas desde que el contador Augustin de Zárate las comenzó á administrar hasta la postrera reclamacion que se ha traido de Sevilla de lo procedido d ellas, es lo siguiente.

En tres dias del mes de diciembre del año pasado de mil quinientos cincuenta y cinco se libró á Pedro de Baeza, en nombre del tesorero Alonso de Baeza. Veinte mil ducados en plata apresciada; y caso que se tomó alguna de particulares, háseles pagado en dinero después que S. M. mandó se les diese….. 7.500000

En veinte del mismo mes y año, doscientos veinte y ocho mil cuarenta y ocho maravedis por dos planchas de plata que se enviaron á Sevilla con Martin Ortiz de Landa, para que las vendiese, que pesaron noventa y siete marcos, tres onzas, y vendiólas á dos mil trescientos treinta maravedis el marco, y en ello se montó lo dicho….. 228048.

En nueve de nero de mil quinientos cincuenta y seis años, setecientos veinte mil ciento sesenta y ocho maravedis, que valieron ocho planchas de plata que Sebastián Castellanos llevó á vender á Sevilla, que pesaron trescientos doce marcos, trez onzas y cuatro ochavas, á dos mil trescientos cinco maravedis en que montó lo dicho….. 720168.

En veinte del mismo mes y año, seiscientos ochenta y nueve mil cuatrocientos ochenta maravedis, que valieron las cuatro planchas de plata que se enviaron á Sevilla con Sebastián Godinez, que pesaron trescientos veinte marcos, cuatro onzas; y beneficiada, valió lo dicho…. 689.480.

En treinta de enero, trescientos setenta y cuatro mil setecientos veinte y cuatro maravedis, que valieron las cientos sesenta y dos marcos, seis onzas, cuatro ochavas de plata que se enviaron á Sevilla con Juan Bautista Palacios, y beneficiada, montó lo dicho….. 374724.

miércoles, 26 de agosto de 2009

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 67


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

A Agustin de Zárate y á los otros oficiales que estan en las minas he dado por escrito la orden que han de tener en el usar de sus oficios, que es lo que me ha parecido convenir al servicio de V.M. y provecho de la hacienda; y aunque he estado dándoselo á entender, y mirando cómo lo cumplian, no envío la copia dello hasta ver si con mi ausencia lo han hecho de manera que haya algo que enmendar; y visto esto, se tomará resolucion acerca de lo que V.M. manda sobre el desembarazalle de las cuentas.
Diego Delgado, clérigo, no ha ha llegado acá: tuve relacion que se le entendia bien de metales. Venido, se verá lo que sabe.
Fr. Gabriel, ermitaño, llegó á las minas á dos de este mes. Dejé orden á Zárate para que le provea de los carpinteros y materiales que ha menester para que haga su ingenio (1) Se hizo este ingenio para desaguar las minas, hasta que construyó otro Maestre Hanta, como se dirá después.
En el asiento de las minas han comenzado á enfermar asi españoles como alemanes, que es algun estorbo para en lo que se entiende.
Ramoin me ha escrito acerca de lo que ha hecho después que llegó á Aracena. Envío con ésta relacion de lo que dice.
A Juan de Añasco he escripto que vaya á lo de Valverde, y asista alli hasta dar oden y buen principio á la casa y pozos que alli se han de labrar.
Este correo vino ayer de Sevilla, y no se ha despachado hasta agora, á causa que fue menester enviar á las minas de Guadalcanal por el pliego de Zárate para que lo llevase. Guarde nuestro Señor la católica y Real Persona de V. M., con acrescentamento de mayores reinos y señoríos, como sus vasallos y criados deseamos. En Cazalla á seis de julio de mil quinientos cincuenta y seis.- Don Francisco de Mendoza.
Relacion de lo que Ramoin escribe en 3 de julio de mil quinientos cincuenta y seis, de Aracena.

Que há ocho dias que se trabaja en las minas, por haber sido los demas fiestas.

Que, por parecer de los plomeros, hizo seguir el pozo de la mina baja, y por ser peña, se hace poca hacienda, y no se descubre la venta en él.

Que en la cata alta comenzó á labrar un pozo, y de medio estado hasta uno comenzó á dar metal en cantidad, y parescer de que llevaba caja; y después tornó á enflaquescer y faltar la veta del todo, y que ahondando mas tornó á dar metal, é ansi anda variando, y que estan sacadas dél hasta ciento y cincuenta arrobas de metal, y del de la baja cincuenta; y que cerca del pozo alto han abierto otro que comienza á dar metal, y lleva buena muestra.

Que lo que está sacado destos pozos y de otros es hasta tescientas arrobas de metal, y lo tiene en buena guarda.

lunes, 24 de agosto de 2009

TRES DE SEPTIEMBRE, CONCIERTO EN LA PLAZA (Fabulilla de un tiempo ido)



Por Antonio Burgos.


Revista de Guadalcanal año 1969

Sonaba el primer cohete, cuando el reloj de la plaza (“anno domini” escrito con letras de plantilla de latón, brocha gorda y betún) aún no había dado las once. “Curro”, aquel perro de Norberto, primo lejano del de los Limones, se escondía bajo la cama con el primer estallido que verían los gitanos acampados en el eucaliptal (entonces laguna) de la estación, a la espera de aquel otro cohetazo que –horas después- señalaría el comienzo del rodeo mientras en el Coso aún ponía Eduardo ladrillos para la cocinilla de “El Tío Mateo”.


Empezaba la Feria. Pípolez de tiros largos. Rajamantas con el sidol recién dado a la tuba. Jeringos y humazo en la esquina del Palacio –sin bombillas ya, sin el Galgo y los bailongos domingueros, sin la botella de madera pintada de gris que hacía de giraldillo sobre el quiosco del Chato-, veladores del domingo del besamanos de septiembre sacados a la terraza del Casino, algunos tomando “el nene” que inventara don Marciano, otros liados con el anís “Flor de Jara” de Manolo Porras (en el recuerdo de aquel “Flor de la Sierra” que bebió la columna de Varela que entró por el túnel de Hamapega), primera convidada de la Feria cuando no existía la cocacola ni había cerveza de grifo en el Cebollino (entre otras cosas porque no lo habían fundado), y en la “Caseta de Recreo” se cerraban tratos en torno a una botella de San Patricio.


Don José Llinares (la guzzi aparcada junto a la Capilla de San Vicente, los calcetines blancos asomados en las piernas cruzadas) lo veía todo como cualquier noche de verano, como cuando todos se iban al “Cine Moderno” de Víctor (“Víctor Jaurrieta Garralda” en sus anuncios en esta revista) y él seguía allí mientras los Botis acababan con las bombillas en las esquinas del convento.


- Pues a la caseta de arriba han traído una orquesta con vocalista, que está en la parrilla del Cristina.
- ¿Y tocarán eso del bayón de Ana?



Todos lo habíamos escuchado ya. Solo Juan Luis, el hijo de don Modesto, pudo ver la película por el ventanillo del palomar con los zuritos traídos de “Toribia”. Y después sonaría –echada las cortinas- el bayón de Ana en la caseta de arriba.

Pero en la plaza, el tres de Septiembre, el día de la prueba del alumbrado, sonaba todo lo más “Katiuska” en la banda municipal, los atriles plegables extendidos en corro ante la puerta del Ayuntamiento (Y a propósito de banda. Rajamantas inventó el pluriempleo en Guadalcanal. Aparte de la tuba hay que contar su palo con argolla para coger perros sin vacunar; la cosa, lagarto, lagarto, de enterrador; los pregones de pérdidas de pulseras y precios de tomates en la recién inaugurada plaza de abastos... O sea, que si llega a estar en Madrid, hoy día tiene ya un seiscientos y un chalet en la sierra.)

La Feria empezaba de pronto, a un golpe de vara de Paco el alcalde. Cohetazo va y cohetazo viene, y chimpún del pasodoble por la calle de don Juan Campos (aún sin la Cruz de Alfonso el Sabio, pero ya venerable en su despacho de misteriosas piedras minerales de la calle Camachos), hacia la calle Concepción. Joaquinito Rivero me preguntaba –devoción hecha vida- por los nardos que mi madre mandaba para la procesión de la Virgen. Sonaba “Manolo Mío” en la banda, y todos íbamos detrás hacia la Feria. Todo había empezado con un cohete. Y como aún no se oía el estrépito de la sirena de “las burras cachondas”, “Curro”, el pero que tenía Norberto, creía –escondido bajo la cama- que la feria había terminado

domingo, 23 de agosto de 2009

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 66


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I


(Se mantiene la ortografía de la época)

De los pozos de la parte de Martin Delgado tengo escripto á V.M. como del que se hace hacienda lleva su veta fija, y al presente parece que será durable yo he hecho poner doblada gente en él, y que se den prisa á sacar metal.
Por las relaciones de las fundiciones que se han fecho, que Zárate ha enviado á V. M., se habrá visto como han respondido; y aunque cuando los pozos van hondos, no suele ser el metal de tanta ley, ni se puede hacer tanta hacienda, todavía, con haber hécho doblar la gente que trabaja en el de Martin Delgado, creo irá prosiguiéndose el mismo provecho que hasta aqui ha dado; y lo mismo sería en los de la mineta, si la veta dellas afijase, como parece que la de aquel ha hecho, y coislo afirmán que será.
Yo voy haciendo pesar el metal que se saca en estos dias de lo de Martin Delgado, para que se pueda tomar tiento mas cierto de lo que saldrá de aqui adelante; pues comunmente el metal de aquel pozo responde casi de una manera. Sobre estas cosas, y sobre las mas tocantes á estas minas, voy haciendo memoria en particular para informar á V. M.
Mándame V. M. que, habiendo bien pensado y considerado lo que convendrá hacerse con los halladores de minas, envie mi parecer, y ansimismo de lo que será bien que se haga con los halladores de Guadalcanal, y Aracena, y Valverde y Cazalla. En negocio es de mucha calidad, y que á cualquier nombre que se le ponga tiene grandes inconvenientes: yo pienso sobre ello como V. M. me manda. Mi estada por acá, si V. M. es servido, no hay para qué se alargue; antes conviene ir á hacer relacion de todo lo que á estas minas toca, y entonces iré resuelto en lo que se me manda; y podérselo hacer mejor por haber visto como responden algunas minas que se ahondan, y lo de las fábrica que se comienzaron en Cazalla, Aracena y Valverde.
Al contador Zárate mostré eI capítulo de la carta de vuestra Magestad, que trata de esto, para que envíe su parecer á vuestra Magestad.
El contador Almaguer me escribió que V.M. mandaba que envíase relacion de lo que pensaba cerca de un memorial que Miguel Pallas y Miguel Salazar, valencianos, dieron. Ellos vinieron á estas minas, y estuvieron en ellas con mucho gasto, como dicen creo que son hombres hábiles; y parecióles lo que á las otras personas de la Nueva España que hice venir aqui, en el el beneficio de los metales, como V.M. habrá mandado ver por los pareceres que envié. Quisieronse concertar conmigo en lo que toca a las fundiciones y afinaciones, y no lo hice porque estaba entendiendo en que se hiciesen ciertas esperiencias para que mejor y mas á provecho se beneficiasen los metales, y quise poner primero la orden que convenia, y después ver si la que ellos daban era mas á provecho, y si lo fuera, concertárame con ellos. La que trataron, y la que ahora dan en el memorial tiene muy grandes inconvenientes, así de parte de V. M. como de las suya: los gastos que dicen que esta hacienda hace son mucho menores, asi en el fundir como en el afinar.
Estase haciendo hornos, y los ingenios de madera: entretanto me pareció tornar á ver estas minas de Cazalla, y ver los montes de Constantina y Azuaya. Trataré que Constantina dé la madera que mas será menester, y que Azuaga dé sus montes alguna leña, porque no se gaste tanto el monte de Guadalcanal, y hecho esto volveré a las minas; y de allí iré á Aracena para estar desembarazado para poderme partir, dándome V. M. licencia para ello.

viernes, 21 de agosto de 2009

GUADALCANAL, EN DOS ANÉCDOTAS


José María Álvarez Blanco

En mi prólogo al libro “La lluvia infinita” (1999), del periodista Jesús Rubio Villaverde, decía que a la gente nacida en nuestro pueblo le sucedían continuamente multitud de anécdotas, cuando lejos de la villa mencionaban su nombre ante extraños. Todo por la Segunda Guerra Mundial que catapultó a la fama la isla del Pacífico descubierta por Pedro Ortega Valencia en 1568, y si ello fuera poco, y, desde principios de la década de los sesenta del pasado siglo, por el Centro Emisor de TVE (que no Antena, como dicen algunos) con su famosa manta. Dichas situaciones no sólo han ocurrido en el pasado, sino que siguen ocurriendo, como va a comprobar el lector inmediatamente, con dos situaciones curiosas, una reciente y otra en el último año del siglo XX.

Vayamos con la primera.

Sabido es que la República de Panamá ha convocado un Concurso Internacional para ampliar el Canal, que es la base de su economía, ya que el actual se les ha quedado pequeño. Con tal motivo, durante estos meses, es constante la peregrinación al estado centroamericano de empresarios de todo el mundo relacionados con la construcción en todos sus aspectos (obras públicas por supuesto, pero también informática, bienes de equipo e instalaciones eléctricas de todo tipo etc. etc.)

Uno de los hombres de empresa españoles que acudió al país centroamericano fue el guadalcanalense Francisco González Jiménez, ingeniero químico, conocido popularmente en Guadalcanal como Paco González, que acudió al Agregado Comercial de la Embajada de Panamá en Madrid, Luis Peralta. Éste a su vez le puso en contacto con el organismo Extenda (Agencia Andaluza de Promoción Exterior). Una vez en Panamá, y después de las entrevistas con los funcionarios panameños Paco y otros empresarios españoles fueron invitados a cenar por el Delegado de Extenda en un restaurante con espectaculares vistas sobre el Canal. Según cuenta Paco, el paisaje era tal que “parecía que los barcos se podían tocar con la mano”.

Durante la cena, en el curso de la charla distendida, el Delegado que ya sabía, porque Paco se lo había dicho previamente, que su lugar de nacimiento era Guadalcanal, preguntó a otro español de los reunidos, un joven ejecutivo treintañero, en que parte de España había nacido. Cuando éste, de nombre Pedro, le respondió que en Guadalcanal, su cara de sorpresa fue inenarrable, y no menos la de Paco González, que rápidamente tras fijarse en la fisonomía de Pedro, le dijo:

- Oye, ¿tú no serás, Pedro Porras, hijo de María Dolores Porras?.
La respuesta de Pedro fue:
Sí, pero mi nombre es Pedro Núñez Porras.
Paco rectificó, y dijo:
- Si claro, tu padre es Pepe Núñez, arquitecto y ex-diputado en las Cortes por el PA.
A lo que Pedro Núñez Porras, al que sus íntimos llaman Perico, respondió, tras reconocer a Paco:
- Hombre claro, y tu eres Paco González, hermano de Rafaelín el médico.

La sorpresa del Delegado la puede imaginar el lector, ante lo insólito de la situación y de la aparente densidad de empresario por nativo de una población tan pequeña como Guadalcanal.

El empresario F. González, con Andrés Mirón y el
autor de estas líneas en el Bar el Botero hacia 1960
(Foto Santi)

Para completar el relato digamos que Pedro Núñez Porras (nieto del que fue notario Pedro Porras Ibáñez) es Ingeniero de Telecomunicaciones, que tiene una empresa de domótica, y en su calidad de propietario-director, también se encontraba en Panamá para ofertar sus servicios para obra de tan gran envergadura.

Al margen de la casualidad, y de la presencia constante y numerosa de guadalcanalenses en el continente americano, tendencia que se remonta a más de 500 años como acreditan los registros del Archivo General de Indias, lo que me parece más positivo de esta situación es el binomio Andalucía-Empresario emprendedor, derrotado siempre por hipergoleada por el Andalucía-Tradición, con las lamentables consecuencias que ello implica. No me extiendo más en estas consideraciones no sea que se me encocoren los posibles lectores que padezcan el virus de la fundamentalitis identitaria.


Y a continuación la segunda.

Nueva York. Torres gemelas y Puente de Brooklyn
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10 de junio de 1999. Nueva York, Aeropuerto Kennedy. Aterrizan procedentes de Madrid una pareja madura de españoles, madrileña ella, guadalcanalense él, en un viaje turístico con el que van a celebrar sus treinta años de matrimonio, visitando varias ciudades de la costa Este de EE.UU. Tras recoger las maletas en la cinta, se acercan a la cola para ser revisados por el Immigration Officer. Como es habitual en estos casos, la norma es que el primero de la cola, espere al borde de una raya distante por lo menos cinco metros de la cabina, mientras que el que le he ha precedido realiza sus trámites. Pasa primero la mujer, que tras entregar el pasaporte tarda treinta segundos escasos en ser despachada. A continuación pasa el marido guadalcanalense, entrega el pasaporte, y el Oficial, un yanqui de edad madura próxima a la jubilación, lo abre por la página donde constan la foto y datos del pasajero, y bruscamente mueve la cabeza en un signo de sorpresa, escrutando la fisonomía europea del viajero, que no le cuadra con su lugar de nacimiento. El de Guadalcanal, pueblo de Sevilla, entiende al momento que el oficial de inmigración sólo sabe de la existencia de Guadalcanal, isla del Pacífico, y espera el desenlace. La gestión se demora y la esposa del pasajero, mira a éste con cara extrañada, preguntándose qué está ocurriendo. Por fin el guadalcanalense sevillano, para quien hablar inglés no es una de sus mejores habilidades, se lanza a pronunciar en su horrible acento, algo así como: A town in the South of Spain was first named Guadalcanal and then the famous island in the Pacific Ocean was named after the town in the 16th century, exactly in 1568. El oficial duda y, tras vacilar unos segundos, devuelve el pasaporte al viajero. Cuando, finalizado el trámite informa a su mujer de lo ocurrido, ésta responde, “desde luego las cosas que os pasan a los de Guadalcanal, no le pasan a nadie”.

jueves, 20 de agosto de 2009

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 65


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

Yo tuve aviso de Sevilla que Juan Peres de Sotelo estaba mal dispuesto, y porque, por causa de aquello, no cesase la labor de la plata, escrebí luego al alcalde Salazar que en su lugar asistiese á todo lo que, conforme á la instruccion que que se habia enviado á Pedro Luis, habia de asistir Sotelo. Será necesario que, como tento ecripto, V.M. provea de tercera persona que sea desocupado y cuál conviene, que asista y tenga llave juntamente con ellos.
De la cédula sobre lo de la madera, he usado hasta agora lo mas blandamente que he podido, y han dado alguna asi los de Constantina como los de Cazalla; pero todavía creo habré de venir á rigor en lo que mas será menestar, porque se les hace de mal darla, y sospecho que elos y el cabildo de Sevilla han de suplicar de la cédula. Proveerá V.M. lo que sea servido para que en esto no haya falta. Guarde nuestro Señor la católica y ral persona de V.M. con acrecentamiento de mayores reinos y señoríos como sus vasallos y criados deseamos. En las minas de Guadalcanal, á treinta dias de junio de mil quinientos cincuenta y seis.- Don Francisco de Mendoza.

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Con fecha 2 de julio formalizó don Francisco de Mendoza Ordenanzas para el buen orden en la administacion de las minas, las cuales se asentaron en los libros de la contaduría particular de ellas; pero habiéndolas remitido á la Real aprobación, en cédula de 29 del mismo mes, se le contestó que se verian y consultarian; y en efecto, se verificó asi; y en vista de ellas, y de lo que pareció á los contadores mayores y otras persona inteligentes, se modificaron y despacharon en debida forma, en 30 de octubre de 1557.

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Carta de don Francisco de Mendoza, dando cuenta del estado de las minas de Guadalcanal, y sus agregadas.

Secretaría de Estado.- Correspondencia de Castilla, núm. 113

6 de julio de 1556.

C.R.M.- A primeros deste rescebí las que V.M. fue servido mandarme escrebir á veinte y tres y veinte y seis del pasado. La relacion que V.M. manda que se envía de lo que ha valido la plata que se ha procedido hasta agora destas minas, irá con ésta, y asimismo los gastos que se han hecho y libranzas que se han pagado, y de lo que queda, asi en moneda como en plata.
En la que escribí a V.M. á treinta de junio, dije que en el suelo y hondo de los pozos de la mineta, que es de la parte de Gonzalo Delgado, no habia metal, pero que los oficiales de minas tenian muy grande esperanza que habian de volver á dar en él; y asi ha sucedido, que lo han hallado, y rico, aunque al presente es en poca cantidad. Los alemanes que lo tienen á cargo estan contentos; parece que ha de ser buena cosa, y así lo afirman y dicen que creen que cuando aquello llegue al fondo que tien el pozo de la parte deMartin Delgado, ha de hacerse fija la veta como aquel la lleva; y por la peña que hallan, y por la manera del metal, que es mas fuerte que lo hasta aquí, parece que debe ir cerca. Pongo diligencia en ademar muy bien aquellos pozos, y si no dieran metal en cantidad para hacer hacienda, sacarase de lo que quedaba de respeto para el invierno, y siempre se seguirá lo hondo
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miércoles, 19 de agosto de 2009

Viva la Guardia Civil: ¿pero cómo?

ANTONIO BURGOS

ABC - Miércoles, 19-08-09

Llevaba en los azulejos de sus esquinas el nombre de un victorioso general al que nadie mentaba, porque en el pueblo siguió siendo siempre la calle Luenga. Entre la cal, era un largo venablo hacia las primeras tapias del campo, desde la herrería, desde la casa del maestro armero que arreglaba todas las escopetas del pueblo, desde la tiendecilla con olor a bacalao y a las sardinas arenques que dibujaban su perfecto tondo de plata en el interior de la barrica de madera expuesta como la obra de arte que era en un extremo del oscuro mostrador del papel de estraza.
Allí, en la calle Luenga, estaba la casa cuartel de la Guardia Civil. Una casa más del pueblo. Las mismas tejas, los mismos canalones de lata para su vertido de las lluvias, las mismas texturas de las sucesivas capas de cal pintando cuadros del Grupo El Paso sobre las paredes. En un balcón, el mástil de la bandera de España. En la puerta, el «Todo por la Patria». Y de plantón en esa puerta, siempre, un guardia, sin armas, con el asolanado verde de su uniforme, caminero de rondas por todas las fincas del término municipal.
Si la Guardia Civil estaba fundida con el pueblo era porque vivía en una casa como todas las de la villa. Una como alfombra de empedrado recorría los pasos de sus salas desde la puerta al corral, donde estaban las cuadras. Desde la puerta, donde hacía plantón el guardia cuyo nombre sabíamos y cuyo hijo jugaba con nosotros a las bolas, se veía ese corral, tan de pueblo, tan campero, con su pozo, de donde más que unos caballos para una descubierta parecía que iba a salir una cobra de yeguas para la trilla en la era.
Aquella vieja casa cuartel donde vivían los guardias civiles con sus familias quedó luego abandonada, cuando hicieron un edificio nuevo en el ejido de la feria, quitándole un trozo al lugar donde por septiembre ponían el mercado de ganados. Como en un chiste, los civiles estaban ahora donde los gitanos antes. Y el chófer del coche de correos, cuando pasaba por la esquina camino de la estación, repetía a los viajeros la misma broma: «Esta es la nueva fábrica de galletas».
En el cuartel nuevo los guardias civiles tenían ya agua corriente, no como aquella procesión de palanganas y cubos desde el pozo a los cuartos en la vieja casa. Cuartel nuevo... Nuevo hace cuarenta años. ¿Cómo estará ahora esa casa cuartel? Las que fueron flamantes tuberías serán desagües atorados, y las que parecían salas amplísimas cuando venían de la anterior miseria serán ahora, como en tantas otras casas cuartel, chabolismo patriótico. En la calle Luenga, los guardias vivían con las mismas incomodidades que todo el pueblo, pozo y letrina en el corral. Pero ahora ya nadie vive en el pueblo como los guardias civiles en lo que en su día fue nueva casa cuartel, con esas estrecheces, ese hacinamiento de niños y padres en tan pocos metros cuadrados, sin intimidad. Entras a las casas del pueblo y da gusto verlas. Pasas, en cambio, por la puerta de la casa cuartel de la Guardia Civil y salta a la cara ese general mal estado de habitabilidad de tantos acuartelamientos, más que antiguos, envejecidos.
Cuando la ETA asesinó en Mallorca a dos jóvenes guardias civiles, por toda España se oyó el noble grito que tantos hacemos nuestro: «¡Viva la Guardia Civil!». Sí, vale, viva la Guardia Civil: ¿pero cómo? ¿Pero usted sabe cómo vive la Guardia Civil en más del 50 por ciento de sus inhabitables casas cuartel? Más que tanto dar vivas a la Guardia Civil por su defensa de las libertades y de la democracia, ¿no sería más conveniente crear en la sociedad la mentalidad de que el Instituto se merece mejores condiciones de vida en sus casas cuartel? Y si cuando gritan «¡Viva la Guardia Civil!» encima te acuerdas del sueldo con el que tiene que vivir, es que se te caen dos lagrimones

lunes, 17 de agosto de 2009

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 64


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

Por la cobdicia de ver esta riqueza en toda esta tierra se dan todos á buscar minas, y hanse hallado algunas que, respecto de lo que hasta agora se usaba en este reino, se tinen por muy ricas; pero comparadas con esta son poca cosa, y para visitar las que hay descubiertas, y hacer seguir las mas provechosas, la serenísima Princesa proveyó á don Francisco de Mendoza que vieniese á verlo, y dar orden en todo, para que, pues está de camino para esa corte, pueda llevar relacion de vista á V.M., y ansi ha que está aquí mes y medio, proveyendo lo que le parecesce que conviene en todas las otras partes, lo cual todo ha de salir de lo que tenia aquí juntado. Son las otras minas que comúnmente acuden á tres ó cuatro marcos de plata por cada quintal de tierra; yo procuraré que por negligencia mia no se pierda punto en tantas cosas como conviene hacerse, y proveerse juntamente para el acrescentamiento de la hacienda, y que por cualquiera dellas que falte las otras quedan sin fruto. Residen en este asiento á la contínua mas de trescientas personas, y está ya casi formado un lugar, y la casa de V.M. con los aposentos necesarios á la fábrica, aunque no tan suntuosos como requiere la hacienda, porque cuando yo la construí no se creyó que fuera tan crescida. De todas las otras cosas que sucedieron avisaré a V.M. como Sentoyo de su parte me tiene avisado que conviene hacerse. Cuya real persona nuestro Señor guarde con acrescentamiento de mas reinos y señoríos. Deste asiento de minas, veinte y siete de junio de mil quinientos cincuenta y seis.- S.C.R.M.- Humilde criado de V.M. que sus reales manos y pies beso.- Agustin de Zárate.

Carta de don Francisco de Mendoza, avisando del estado y negocios de las minas.

Secretaría de Estado, núm. 113

30 de junio de 1556.

C.R.M.- Con Francisco Duarte escribí á V.M., y hice relacion de todo lo que me pareció que convenia dar aviso, y encuanto al sacar de la plata dije que si las minas respondian como hasta aquí, se sacaría dellas tanta como solía sacarse y mas. Los principales pozos desta vena de que se ha sacado metal, son uno de la parte de Martin Delgado, y este lleva la caja en peña dura y muy fija, y sácase muy buen metal aunque con trabajo del cavarlo. Otros pozos eran de la parte de Gonzalo Delgado, que llaman la Mineta, que ha sido cosa muy rica. Esta mineta en lo hondo Della en el suelo de los pozos no lleva de presente ningun metal, y lo que hay queda arriba; lo cual, como tengo escrito, no se puede sacar por agora; pero dicen los maestros que llevan muy buenas señales los pozos en aquella mineta para tornar á hacerlo. Cerca destos está otro pozo en la parte de Gonzalo Delgado, en el cual se ha dado agora en buen metal, y dicen los oficiales que allá han entrado, que la caja del ha crecido, y lleva casi tres pies de ancho. Doy cuenta desto, porque parece que conviene que V.M. esté advertido dello, asi para con los que pretenden intereses, como para otros fines que V.M. terná acerca dellos

viernes, 14 de agosto de 2009

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 63


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

Carta de Agustín de Zárate al señor Rey don Felipe Segundo, dándole cuenta del estado de las minas y otros negocios personales suyos.

Secretaría de Estado.- Correspondencia de Castilla, núm. 120.
27 de junio de 1556

S.C.R.M.- Los dias pasados escribí á V.M. haciéndole saber como en llegando á mi casa de la jornada de Inglaterra, los del consejo de la hacienda me mandaron venir á estas minas que entonces nuevamente se habia descubierto, para administrarlas y ponerlas en orden y labor. Yo lo acepté, viendo el servicio que á V.M. podria hacer en ello; y ansi vine, y aunque era en los recio del invierno, puse la diligencia y trabajo que fue necesaria para esta obra, abriendo los pozos y ademándolos para que con las aguas no se hundiesen, y edificando las obras que me parecieron necesarias, sin que se perdiese punto en el negocio principal del sacar de la plata, la cual ha Dios dado en tanta abundancia, que en menos de seis meses se han sacado y hecho moneda pasados de trescientos mil ducados, y habrá casi otros cincuenta mil en metal sacado de los pozos. Hase tenido por obra de grande admiración, atento que todo se ha tratado como de prestado, y sin tener tantos edificios ni instrumentos é materiales como se requieren en semejante labor, todo á costa de mi trabajo é diligencia, porque ninguna persona vee este asiento que no juzgue que habrán sido necesarios tres o cuatro años para poderse poner ta hacienda en la orden que está. La suma que digo se ha sacado principalmente de solos dos pozos que estan el uno del otro como cien pasos; ábrense agora algunos de los que estan en medio dellos, y si Dios es servido que acontezca, lo que se tiene por cierto, de que hagan metal como los otros, V.M. será muy servido, y su hacienda acrescentada. De la suma que digo que se ha sacado, se han cumplido muchas libranzas é debdas forzosas, que si Dios mistieriosamente no proveyera deste remedios, no se sabia de donde se podian proveer, como creo habrán avisado particularmente los del consejo. Los dos pozos que arriba digo, nos dan á la continua metal, aunque no siempre en un ser, porque unas veces menguan y se adelgaza la vena, y otras veces torna á ensanchar, y ansi no me atreveria á prometer cantidad precisa que de aquí se pudiese sacar, á lo menos hasta que se ahonden los otros pozos de suerte que hagan metal, en lo cual se pone toda diligencia posible, y es tanto el trabajo que aquí paso, que si no me acordase que se toma en servicio de V.M., u que podria succeder tanto daño con mi ausencia, no lo habria podido sufrir, y habria pedido licencia para irme á mi casa, la cual ni aun para un mes me han querido dar los del consejo. No lo digo para encarecer mi servicio, ni para pedir merced ni gratificación por él, porque hasta merced me hace Dios en ofrecerme ocasión como gastar mi hacienda y mi vida sierviendo tan importantemente á tan bienaventurado Principe como V.M. Espero en su misericordia que, en virtud de mi deseo, me ha de deparar como le pueda cumplir mas copiosamente, aunque lo de agora es tanto que pocas veces se habrá visto ni oido.

martes, 11 de agosto de 2009

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 62


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I
(Se mantiene la ortografía de la época)
Un peon español ocupado en sonar los fuelles, ó en tirar los tornos, ó en cavar en los pozos gana dos reales y medio comúnmente; pero, ocupado en servir albañiles, ó en partir leña, ó en otras cosas de peones ordinarios, no ganan mas de real y medio, y cuando mucho sube es sesenta maravedis; de manera que un peon con otro de todos cuantos trabajan en la mina se pueden contar á dos reales y cuartillo cada dia. Echase por cuenta que dejarán de trabajar de pascual y domingos y fiestas, cien dias en el año; por manera que quedan doscientos y sesenta y cinco dias, que al dicho prescio de dos reales y cuartillo, cada uno cada dia, montan quinientos y noventa y seis reales.

De los cuales sacados los diez y siete mil seiscientos setenta y seis maravedis que arriba está dicho que hará de costa un esclavo, parece que se aventajan dos mil quinientos ochenta y ocho maravedis.
En contra desto hay el capítulo que queda arriba indiciso del riesgo de morir y enfermar, que sin comparación es mucho mas que la ganancia, pues juzgándolo por lo que comúnmente aconteece, de cien esclavos será ordinario por lo menos morirse cinco ó sea esclavo.
Tambien se pone en contra de la dicha ventaja que comprándose cien esclavos y negros conforme a la cuenta susodicha, habrá en el año demas de las fiestas otras dos en que no puedan trabajar por mal tiempo ó por falta de materiales, en los cuales han de hacer la misma costa, en caso que paresciese conveniente comprarse negros, podría aquellos ser empleados hasta el númer y forma siguiente.


En seis hornos de la fundicion son menester veinte y cuatro sonadores, á cuatro cada horno, dos para de dia, dos para de noche..... 24
Para ocho fulinas ó vasos de reverberación tres negros para cada uno, que son otros veinticuatro..... 24
Para entrar en los pozos y traer los tornos dellos, serán nescesario ó se podrán emplear veinte negros..... 20
Para servir los sesenta y ocho negros de las partidas de arriba, digo, para ahondar pozos y para servir albañiles, y hacer rajas de leña, y traer agua é otras cosas de servicios serán necesarios veinte y un negros..... 21

Para servir los sesenta y ocho negros de las partidas de arriba, serán necesarias once negras, repitiendolo como está dicho que será nescesario al sexto.


En caso de que hayan de traer negros de Portugal, se han de escoger que sean de Caboverde, de las provincias de Baril, Biaffa, Vapapel, y Bramen.

* * * *
La siguiente carta del contador Zárate escrita al señor don Felipe Segundo, es un nuevo comprobante de la riqueza y abundancia de las minas, pues en ella asegura que en menos de seis meses se habian sacado y amonedado mas de 300D ducados; y que habia otros 50D en sér.

domingo, 9 de agosto de 2009

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 61


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I
(Se mantiene la ortografía de la época)
La mina vieja que llama Rica de Joan Martin, que es la que mas responde:

Vista las minas de Aracena y de Cazalla, ensayado por mayor, responde á un marco y dos onzas y tres ochavas por quintal de tierra.


Ensayado por menor dicha mina, de seis libras de metal lavado salió de plata fina cuarenta y cinco marcos. Sale por quintal de tierra lavado á setecientos y cincuenta maravedis de plata, que de la plata de ley de arriba es dos onzas cinco ochavas menos quince granos

Hase sacado la mayor dellas, porque las otras son de menor cantidad á lo que agora parece.

Cien quintales de metal lavado, salió ciento y setenta y seis marcos de plata fina.

Cien quintales de metal sin lavar del mismo metal de arriba que yo lo ví, sale cuatrocientos y diez y nueve marcos, dos onzas y tres ochavas

Por manera, que de cien quintales lavado ó por lavar, es la diferencia que por los dichos ensayes se halló, siendo el metal todo uno, doscientos y cuarenta y tres marco, dos onza y tres ochavas.

Deste aprovechamiento y diferencia en la ganancia del metal por lavar á lo lavado, se han de quitar por cada cien quintales de metal, beneficiándolo sin lavar, es mas de costa en los dichos cien quintales ochenta y un mil maravedis, que son treinta y siete marcos escasos.

En cien quintales es lo que se gana líquido de por lavar á lavado ciento seis marcos, dos onzas y tres ochavas.

Relacion de los gastos que paresce que seria necesarios hacer con los esclavos negros si se hoviesen de traer á trabajar en las minas, y cuenta de cual sería mas barato.

Paresce que manteniéndose un negro en compañía de muchos, y usándose de granjería en el comprar pan y otros mantenimientos adelantados en su tiempo, á lo menos ha menester veinte é cinco maravedis cada dia, que con por año nueve mil ciento veinticinco.
Ha menester tres camisas: á cinco reales cada una, quinientos diez maravedis.

Dos pares de zaragüelles de lienzo para el verano, y uno de zayal para el invierno, un ducado.

Seis pares de zapatos á dos reales y medio cada par, quinientos diez maravedis.

Una xaqueta y un capote, y una caperuza, diez y siete reales.

Una manta de jerga, ocho reales

Costará un negro que no sea del todo bozal, con la traida y costa setenta ducados, con los cuales se comprarán siete ducados de tributo cada año; sácanse a esta cuenta los siete ducados.

Costará el mantenimiento, vestido y ocupación del prescio de negra, que será necesaria para servir y curarlos si estuvieren enfermos, tanto como cada seis de los dichos negros, y á lavarles la ropa y uno de los dichos: de manera que se añade alprecio de cada negro la sesta parte de lo dicho que costará la dicha negra..

Demas desto se le ha de añadir y cargar por cuerpo de costas el riesgo de los negros que se morirán, y lo que harán de costa estando enfermos ó huyéndose, lo cual no se puede determinar por número cierto.


Tambien se ha de cargar el salario de dos españoles que sean hombres de mucho recabdo y cuenta, que tengan cargo de mirar por cien negros, y comprarles el bastimento, que á lo menos ganarán de salario medio ducado cada dia cada uno, que entre ambos es un ducado. Cárgase á cada esclavo la centésima parte deste salario, que serán tres ducados y medios e algo mas.

sábado, 8 de agosto de 2009

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 60


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I
(Se mantiene la ortografía de la época)
En el dicho asiento de las dichas minas á veinte é un dias de junio de mil y quiientos y cincuenta y seis años fue recibido juramento en forma de derecho de Alonso Sanchez de Vaquera, vecino de la villa de Azuaya, so cargo del cual, siendo preguntado cerca de lo susodicho, dijo: que lo que sabe y pasa es que, por mandado del dicho señor don Francisco de Mendoza, este testigo fue á la villa de Cazalla juntamente con Pero Rubio, plomero, para ver ciertas minas que allí hay y sacar metal dellas, y vieron una mina que llaman de Juan Gomez, é ahondaron y limpiaron dos pozos della que estaban ciegos, y los llegaron hasta ponerlos en cuatro estados de hondo poco mas ó menos, y que la vena de la dicha mina lleva buena caja; pero que el metal que lleva es soltizo, y le paresció á este testigo bueno: y tambien van en la dicha caja guijos blancos y pasados de metal, é que á causa de que con haberse ahondado tan poco, da en agua la dicha mina, y de ir el dicho metal soltizo, si no asentase después el metal, sería de poco provecho la dicha mina; é que este testigo no puede saber si el dicho metal asentar, aunque ha visto que muchas veces acaesce en las minas ir suelto el metal á seis y siete estados, y después asentar y ser ricas, é que la caja desta mina será de anchura de casi palmo y medio; pero que lo que della lleva metal, es hasta cuatro dedos de ancho, poco mas ó menos.
E que ansimismo vieron otra mina en el dicho término de Cazalla que la nombran la mina de Pero Candil, en la cual hay muchos pozos hecho en seguimiento de la vena; especialmente hay tres ó cuatro bocas de pozos casi juntas unas de otras y desbaratas, y estarán de hondo cuatro estados y algo mas, y que la vena dellos va muy angosta, que por unas partes tendrá como dos dedos de ancho, y por otras partes menos, y por otras algo mas, y lleva muy poco metal en lo que agora paresce, y muy trabajoso de sacar en lo que este testigo vió, porque es lo mas dello guija blanca revuelta con metal y muy recia de cavar; é que si la dicha mina no descubriese mas metal del que agora muestra sería muy costosa de beneficiar y muy poco el provecho aunque le paresce á este testigo que si aquella vena se corriese hacia la parte de abajo hacia las viñas, daria en mas metal porque es mejor tierra y de mas sustancia y jugosa, y podria hacer la vena más gruesa, é que esto es verdad para el juramento que hizo, é no lo firmó, porque dijo que no sabia: declaró ser de edad de mas de cuarenta é cinco años.

jueves, 6 de agosto de 2009

Nuestros poetas

Hoy les queremos hablar de nuestros poetas y escritores. No vamos a realizar un estudio profundo de ellos, pero si comentarles una coincidencia en todos ellos. Todos ellos han recibido el mismo tratamiento en la conservación de su legado en Guadalcanal.

Juan Antonio Torres y Salvador “Micrófilo”. Tuvo que ser Juan Collantes de Terán, el único que intentara conservar algo de este escritor nacido y muerto en Guadalcanal, pero de poco valió, ya que lo que logró conservar, otros -pensamos que por ignorancia- lo destruyeron para siempre. Lo que a continuación extractamos de su artículo, habla por sí solo:

“… La expresada descripción del pue­blo corresponde, en líneas generales, a la villa en donde doce años más tarde nace Juan Antonio de Torre Salvador, el día 15 de diciembre de 1857, hijo de Lucas de Torre y de Sa­lomé Salvador. Era su padre natu­ral y vecino de Llerena; ascendencia soriana y palentina llevaba en su sangre, lo mismo que su madre que llega al pueblo acompañando a sus hermanos sacerdotes, quienes ejer­cerán su ministerio sagrado junto con la administración de diversas fincas. Fruto de ese matrimonio na­cerán los siguientes hijos: José, que se casará con la cazallera Dolores Pérez, Miguel que lo hará con Car­men Caballero, Juan Antonio -a quien dedicamos estas líneas-- y Norberto casado con Ana Franco-Romero Castelló, la cual a la muerte de su marido se desposa con su cuñado Juan Antonio; sin embargo, es­tos serían sus primeros esponsales ya que, estando viudo muy poco tiempo antes de morir, casó nuevamente con la malagueña Aurora Fuster Gallardo, de veinticuatro años, que vivía por entonces en Guadalcanal. Del primero de sus matrimonios tu­vo una única hija, Ana María de To­rre Franco-Romero, que murió el mismo año de su padre, a los diez y ocho años, a consecuencia de una tuberculosis pulmonar.Ignoro en estos momentos por qué motivos familiares Juan Antonio de Torre estudió primera y segunda en­señanza en el Colegio de las Escue­las Pías, de Getafe, incorporado al Instituto San Isidro de Madrid pri­mero, y en el Colegio de Villacarrie­do que dependía del Instituto de Santander después. De la misma forma que ignoro las razones que le llevaron a realizar los exámenes del grado de bachiller en Artes, el año 1865, en el Instituto de Valladolid. Al matricularse en la Universidad de Sevilla para comenzar sus estudios de Derecho vivía en el número ocho de la calle Placentines de aquella ciudad; y cuando en 1869 se vuelve a matricular en las asignaturas que le quedaban pendientes en la misma Facultad, vive entonces en la calle San Eloy, por lo que llego a sospe­char que se trata de las diversas pen­siones donde se alojaba cuando iba a Sevilla a inscribirse o matricular­se en la Universidad. Durante el cur­so académico de 1877-1878 aparece como alumno de Derecho en la Uni­versidad Central de Madrid; para volver de nuevo a Sevilla donde de­be concluir sus estudios, aunque no me consta que terminara definitiva­mente la carrera de Derecho, ya que en 1880, viviendo en la calle Arguijo, frente a la Universidad, no se pre­sentó al examen de ninguna de las tres asignaturas en que estaba ma­triculado todavía. Después ya no se tienen más noticias.Muy joven comienza a colaborar en importantes revistas científicas y literarias españolas, especializán­dose enseguida en estudios sobre antropología, etnografía y folklore, manteniendo estrecha amistad con Antonio Machado Álvarez, padre de los poetas Antonio y Manuel; y así como éste utilizó con frecuencia el seudónimo de "Demófilo", muchos trabajos de Juan Antonio de Torre están firmados con el de "Micrófilo". Formó parte de la Sociedad de Bi­bliófilos Andaluces, que presidía en Sevilla el Duque de T'Serclaes, su hermano el Marqués de Jerez de los Caballeros, Rodríguez Marín, Co­llantes de Terán, Montoto, Guichot, Asencio y otros eruditos sevillanos, que se preocuparon por editar bellí­simamente libros incunables y raros sobre temas andaluces. Juan Anto­nio de Torre Salvador asistió con frecuencia a las más importantes ter­tulias sevillanas de la época, caracterizándose por su espíritu mordaz y cáustico.Su libro más importante se titula "Un capítulo del folk-lore guadalca­nalense", publicado en Sevilla, en la imprenta de Francisco Leal y com­pañía, en 1891, muy difícil de encon­trar hoy día. Era Torre, además, desde muy joven redactor y colabo­rador de "La Enciclopedia", una re­vista científica y literaria, “El Alabardero”, “El Posibilista”, un diario democrático de intereses materiales, ciencias y noticias, según se expresaba en un subtítulo, “Folk=re Andaluz”, entre otros; escribió en varias ocasiones en el “Boletín Folk=lórico Español”, en el periódico satírico “Perecito”, en “El Aviso”, “Miscelánea” y otros. Asimismo fue director de “El Pacto”, un periódico republicano federal que se publicaba en Sevilla entre 1886 y 1887; también fue el último director de “El Cronista”, diario político mercantil, así como del seminario festivo titulado “Sevilla en Broma”, que comenzó a publicarse en abril de 1883 y sólo alcanzó diez y seis números. Colaboró igualmente en periódicos y revistas extremeños.Enfermo de una grave lesión pul­monar residió los últimos años de su vida en el pueblo que le vio nacer. Aquí murió y la fría redacción del acta de defunción no puede ser más escueta y trágica; dice así: "En Gua­dalcanal, a las once del día ocho de febrero de 1903. Juan Antonio, edad cuarenta y cinco años, ocupación propietario, domicilio en calle Gua­ditoca número 6, y murió a las diez y seis del día 7 de febrero en su do­micilio, a consecuencia de un ataque de disnea // Estaba casado en el ac­to del fallecimiento con doña Auro­ra Fuster Gallardo y que lo estuvo en primeras nupcias con doña Ana Franco-Romero y Castelló, de cuyo matrimonio deja una hija menor de edad, llamada María de Torre Fran­co-Romero.// Que no otorgó testa­mento y que a su cadáver se habrá de dar sepultura en el Cementerio Civil de esta población". (Fol. 377, núm. 11).Así ocurrió. Hace algunos años Pedro Porras y yo, con la ayuda de Rafael, el sepulturero, pudimos re­construir trozo a trozo la lápida de mármol que inútilmente, debido a la acción del tiempo, cerraba de ma­la forma su sepultura. Entonces pu­dimos averiguar, según se expresa en la piedra, que fue costeada como “tributo de amistad de D. Sebastián Gómez Ferreira". Era entonces también lo que quedaba del recuerdo de un importante personaje de Guadalcanal; y como ocurre con frecuencia, la trágica frecuencia de siempre, en este caso la tierra no le fue leve en su tierra. Vaya en esta ocasión un sincero recuerdo a su memoria. Juan Collantes de Terán…”

Hasta aquí el artículo de Collantes de Terán. Como complemento del mismo según la investigación que hemos realizado, podemos decir que el Cementerio Civil desapareció hace veintitantos años, y que los restos de los que estaban enterrados en él, pasaron al Cementerio Católico de San Francisco. Sólo los que tenían familiares conocidos, fueron ubicados en nuevas sepulturas, pero nuestro Micrófilo, al no tener familiares, ni ser conocido por las personas que gestionaron el traslado, ignoramos si fue trasladado al osario general, o se quedó reposando en la tierra en que fue enterrado en 1903.

Nuestro amigo José Mª Álvarez escribió sobre él en la Revista de Guadalcanal del año 1990 y nos amplió un dato que es el que le une a los otros dos poetas. Decía entre otras cosas:

“… Ni si­quiera descen­dencia de la familia Torre queda hoy en Guadalcanal, ya que según parece los úl­timos miembros e­migraron a Argentina an­tes de la última G­ue­rra Incivil. Pre­cisamente pocos años an­tes de la contienda, en la que fue casa de los Torre, si­tuada en la calle Guadi­toca, se produjo el triste espectá­culo que parafraseando a Cervantes se podía titular: "Del donoso y grande escrutinio que el cura y el médico hicieron en la librería de nuestro impío escritor". La llama de la intolerancia redujo a ce­ni­zas los libros de la biblioteca de Micrófilo que se consideraron nocivos para el orden público y las buenas costum­bres, entre ellos un ­ejemplar en pergamino de la Con­stitución de 1812, la popu­lar "Pepa" .
En el nuevo barrio levantado en Guadalcanal, a es­pal­das de los Grupos Escolares, se recordó a uno de los escri­tores guadalcanalen­ses c­onsortes, el poeta de Guareña, Luis Chamizo, dándole su no­mbre a una ca­lle . ¿Por qué no recor­dar a Mi­crófilo?. Tras haber sugerido sin éxito agradecer al farmacéutico ca­talán Joaquím Isern sus afanes en documen­tar en el Archivo de Indias el descubrimiento de la isla de Guadalcanal, lanzo la peregrina idea de rescatar a Micrófilo del olvido y des­conocimiento de los actuales gua­dalcanalen­ses. Con la se­gu­ridad de que no se me va a h­acer caso, hasta me atrevo a re­dactar el texto de una hipotética placa que bien podría es­tar situada en la fachada de la Biblioteca, cobijada bajo los frondosos árboles de "El Palacio", y que podría decir más o me­nos:

En memoria de JUAN ANTONIO TORRE Y SALVADOR "MICROFILO"

(Guadalcanal 1859- Guadalcanal 1903).
Periodista, poeta y folklorista Autor de "Un capítulo del folk-lore guadalcanalense"
editado en Sevilla en 1891. Su pueblo agradecido.
Guadalcanal ....19..."

Por último, de Micrófilo no queda ni calle que le recuerde, ya que la que le dedicaron (actual Santa Clara) se la quitaron al final de la Guerra Civil.

En cuanto a Adelardo López de Ayala, aunque ha tenido un mejor tratamiento por las personas de Guadalcanal, se mantiene con su nombre la calle donde nació y se conserva un monumento en la Plaza de España, sus herederos han conseguido erradicar cualquier vestigio de su paso por Guadalcanal. Según hemos podido saber, pocos días antes de morir la última López de Ayala (Manolita), varios camiones de anticuarios arribaron junto a su casa y arramplaron con todo lo que había en ella: muebles, esculturas, enseres y naturalmente, la importante biblioteca que el autor de El Tejado de Vidrio, había reunido en Guadalcanal. Dos cosas pues unen a estos dos primeros poetas, la masonería y la destrucción de su biblioteca. Por último, según hemos podido saber, la casa de López de Ayala ha sido vendida –en el testamento sólo estaba legada a la heredera en usufructo- y pronto la veremos convertida en otra “casa rural” para los veraneantes.

El tercer poeta, aunque no nació en Guadalcanal, si vivió en ella muchos años, tras su casamiento con Virtudes Cordo. El Ayuntamiento le dedicó una calle y colocó una placa en la casa donde vivió. Sin embargo sus herederos, primero desmantelaron lo que fue la bodega que él montó con las tinajas fabricadas por su padre. Por último hace pocos años, la biblioteca que se mantenía en su casa de la actual calle Costalero, se trasladó a Badajoz. Tercer poeta y tercera biblioteca perdida.

Por último tenemos a Andrés Mirón, autor de más de treinta libros de poemas y poesías y del libro sobre la “Historia de Guadalcanal”, que tuvimos la suerte de editar. Falleció un lluvioso mes de octubre del año 2004. Tuvo que morir para que el Ayuntamiento le concediera el título de Hijo Predilecto de la Villa, y se rotulara con su nombre la calle donde nació. Pero más triste es –para el que escribe- enterarse de que la biblioteca que tenía en su casa de la calle Santa Ana, ya ha sido trasladada –creemos- a Sevilla. Cuarto poeta y cuarta biblioteca perdida. Pero en el caso de Andrés Mirón, aparte que nos dolió su pérdida, por la amistad que tuvimos en los últimos años, nos duele que su muerte nos privara de lo que era su idea para cuando faltara, que no era otra que conservar todo su legado en una fundación. Así se lo dijimos a sus hijas, pero ya ven, no sólo se ha perdido su biblioteca, sino que además, han puesto en venta su casa. El nombre que elegimos para este blog, es precisamente en recuerdo de su último libro “Otoño en Benalixa” y pensando –ilusos de nosotros- que podía ser un anticipo de esa fundación que Andrés Mirón soñó.

No hemos tenido muchos poetas y escritores, pero el dicho ese de: “entre todos la mataron y ella sola se murió”, sí se lo hemos aplicado a todos. Por parte de los habitantes de Guadalcanal, por el desinterés que hemos mostrado en la conservación de sus legados. Por parte de sus herederos, por el interés que han mostrado en hacer desaparecer cualquier vestigio de su paso por Guadalcanal.

Queremos terminar con unos versos de Andrés Mirón:



Y AQUÍ SE ACABA TODO.
Este verano
volverá cuando, ausente, mi familia
explore mis carpetas,
este cuaderno de decir lo mucho
que debo silenciar por si se enojan
y pongan bocarriba
el clamor de este turbio balbuceo.
Y mientras me descubren,
todo será pensar que estaba urdiendo
alguna tesis importante
que me libere del terruño.
Pero yo me he dolido de que el aire
proclame la verdad de una sequía
que no ahuyenta del pueblo
la tristeza que acude por la tarde.
Aquí se acaba todo. Aquí se acaba
el tiempo de que disponía. Debo
volver a la ciudad. Allí me esperan
las prisas y las prosas.
Los poetas
seguro que van a sonreírse
cuando sepan que he escrito
lo que ocurre en un trozo de mi patria.
(No es cosa que me incordie. Lo que ansío
es conservar lo que me dieron).
Aquí se acaba todo. Cualquier tarde
el sol se ocultará tras el castillo
y dejará en el aire un crisantemo
clamando que el otoño
empieza a deshojar el paraíso.

miércoles, 5 de agosto de 2009

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 59


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I
(Se mantiene la ortografía de la época)
Yo deseo acabar de poner esto en la orden que conviene, como cosa tan importante, y ha seido bien menester; y asi entiendo en ello con toda la diligencia que puedo; y de aqui iré á visitar lo de Aracena, conforme á lo que V.M. me manda; y proveido aquello y lo de Valverde, será V.M. servido que vaya á hacer relacion de lo que toca á estos negocios de minas, porque conviene á su servicio.
Parece que converná que V.M. mande señalar aposento en la casa de la moneda, á donde esté la plata que enviare de estas minas, y tercera persona que tenga llave y se halle á todo desde que se reciba la plata hasta pagalla, y que sea persona desembarazada y de mucha confianza. Guarde y acreciente nuestro Señor la Católica Real Persona de V.M., con acrescentamiento de mayores reinos y señoríos, como sus vasallos y criados deseamos. En las minas de Guadalcanal veinte y seis de junio de mil quinientos cincuenta y seis.- De vuestra Católica Real Magestad.- Humill vasallo que los Reales pies y manos de V.M. besa.- Don Francisco de Mendoza.

En el asiento de las minas de Guadalcanal, á diez y siete días del mes de junio de mil quinientos y cincuenta y seis años, por mandado del señor don Francisco de Mendoza se tomó y recibió juramento en forma de derecho de Esteban Franco, vecino de la ciudad de Sevilla, so cargo del cual fue preguntado qué es lo que le parece de las minas que nombran de Juan Gomez, y Pedro Candil, que estan en término de la villa de Cazalla, como persona que las ha andado, é mirado y fecho sacar metal dellas.
El cual dijo: que en lo que toca á la mina de Juan Gomez, en todos los pozos Della que él vió, iba el metal suelto, y que en uno de los pozos que podia estar cuatro estados en hondo antes mas que menos, vió que manaba agua, y que por razib desto tiene por cierto que saldrá de los pozos de la dicha mina mucho agua, y será muy costoso el beneficiarla; y que en lo demas que no sabe lo que está debajo de tierra. Y en lo que toca á la mina de Pero Candil, que es en el dicho término, que lo que leparesce es que él abajó á todos los pozos que estan abiertos en la dicha mina, y vió que en uno de los pozos de arriba que mandó abrir el dicho señor don Francisco, se tocó en un poco del metal, y luego se perdió; y en los pozos que estaban abiertos abajo que estaban cinco estados en hondo, vió que la veta del metal iba no mas gorda que un dedo, y que se habia ya perdido el metal entre unas peñas, y le paresce que ser tan angosta la veta, é que no llevaba metal, que sería muy costoso labrarla, y no sabe si terná debajo algun provecho; é que esto es la verdad para el juramento que hecho tiene, y lo firmó de su nombre, de edad de mas de cuarenta é cinco años.
E después de lo susodicho el dicho dia mes y año susodicho por mandado del dicho señor don Francisco de Mendoza se tomó y rescibió juramento en forma de derecho de Pero Ruvio, plomero vecino de Azuaya, socargo del cual fuel preguntado qué es lo que le parece sobre lo tocante á las dichas minas que é fue á visitar en el término de la dicha villa de Cazalla por mandado del dicho señor don Francisco, dijo: que en lo que toca á la mina que se nombra de Juan Gomez, que él bajo á los pozos que están en la dicha mina, y cabó en el suelo dellos, y dado que al presente paresce lleva muy poco metal, y que están de tres á cuatro estados poco mas ó menos en hondo y manan agua, que les paresce que va muy vacía de metal la vena dellos: y que por ser como es al presente de poco provecho, le paresce que sería muy costoso beneficiarla; pero que no sabe lo que será adelante. Y en lo que toca á la otra mina de Pero Candil, él asimismo abajó á los pozos della, los cuales están de cinco estados de hondo poco mas ó menos, é que lleva al presente muy poco metal, aunque no sabe lo que será adelante: é que le paresce al presente que sería tanta la costa del beneficiarla, como el provecho que daria, y que esta es la verdad para el juramento que hizo y no firmó, porque dijo que no sabia, de edad de mas de cincuenta años.

lunes, 3 de agosto de 2009

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 58


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I
(Se mantiene la ortografía de la época)
También escribí á V.M. que tenia dada porden que todos los que tenian registradas minas, las ahondasen hasta dar en el metal. Vanlo haciendo en algunas minas, y en pozos dellas hay buena muestra. Ternáse cuenta con ellos, y acerca dello es necesario que V.M. sea informado.
Cerca de lo que V.M. manda que se abran todos los pozos destas minas de Guadalcanal, de que se puedan sacar metales, escrito tengo á V.M. los pozos quede nuevo se estan labrando en esta misma veta, y aunque estan poco ahondados, se tiene esperanza que serán buenos.
Manda V.M. que tantée la plata que se podrá sacar cada mes en lo que queda de este verano y en el tiempo del invierno. A Zárate he hecho que envie relacion de la plata que se saca. Siempre esta cuenta no puede ser cierta, porque es conforme á como el metal que de las minas se sacase. Yo creo que con el recaudo que se pone y orden, no faltará de sacarse la plata que hasta aquí, y será mucho mas si los metales responden como los pasados en lo de Gonzalo Delgado.
Cerca de lo que V.M. manda que se dé orden á Pero Luis Torregrosa para el beneficiar de la plata que de aqui se le envia, y que interviniese en ello otra persona, antes que yo recibiese esta carta de V.M. dije en persona al Pero Luis la órden que habia de tener, y después ge la envié, cuya copia va con ésta para que V.M. la mande ver (i)(impresa con fecha de 3 junio de 1656) , y con esto, y con intervenir en ello Juan Perez de Sotelo, de quien tengo buene relacion, y que está nombrado por V.M. para lo de Aracena, parece que está nombrado por V.M. para lo de Aracena, parece que está bastantemente proveido por agora hasta que V.M. mande otra cosa.
De la cédula que V.M. me mandó enviar para la provision de la leá y madera para estas fábricas, se usará para que haya recaudo. Los denta villa lo hacen bien, y sirven en lo que les ordeno y de buena voluntad, y ansi dan toda la leña seca que tienen en su dehesa.
En lo que toca á los alemanes que estan en esta fábrica, he hecho lo que V.M. me manda, porque he concertado á los fundidores principales, y a los lavadores y carpinteros, y á los principales de los mineros, por sus jornales y por un año, y lo de los fundidores es harto menos costa que hasta aquí tenian. Tambien se han concertado algunos de los peones; los demas se fueron porque no se les daban jornales excesivos, y que no habian de trabajar sino ocho horas al dia. Entre los que se van no hay oficial ninguno, y sino son cuatro ó cinco peones buenos, los demas son muchachos y de poco provecho.
Algunas personas he envia á descubrir minas en nombre y á costa de V.M., y no son tantos como podria, porque no es tiempo de descubrir agora hasta que vengan las agua. A otros he dado licencia para que las descubran, con condicion que no pretendan ni pidan mas parte de la merced que V.M. fuere servido de hacerles, conforme á lo que se me manda por la instrucción, y todos juran de servir y hacer el descubrimiento bien y fielmente, y de no encubrir ninguna mina. Destas personas que se envian á descubrir, así á costa de V.M., como los que pretenden que por ello se les ha de hacer la merced que fuere servido, no me parece que se pueda esperar dellos ningun gruto. Sospecho que si hallan alguna mina que sea buena, que la han de encubrir hasta que V.M. se declare en la orden que ha de dar en el beneficiar de las minas. Traigo uno de estos que lo entiende, de quien se tiene buena opinión, para que vea las minas que estan registradas, y se ahondan en este término de Guadalcanal, para que avise de las que le parecieren buenas, y se tenga cuenta con ellas, y lo mismo se proveyó para las de Cazalla.
V.M. manda que vea si conviniese comprar negros para esta fábrica: hélo platicado con muchos. Con ésta va la cuenta del jornal que los peones ganan, y de lo que otros tantos negros pueden costar, y lo que han de gastar en comida y vestidos; aunque á los administradores le será trabajo, porque han de tener depósito de bastimentos; y si la carne no estuviese en buen precio, proveerse de la que sea menester, y trabajar de mirar por los negros. Paréceme que se debe traer por agora una partidad de cien personas para esta fábrica, y otros ciento para las otras fábricas que V.M. manda asentar; y que no sean mas hasta ver cómo responden; y labrándose mas minas, forzoso se han de encarecer jornales, y recibir grande daño toda la tierra, porque les será grande costa labrar sus heredades.

sábado, 1 de agosto de 2009

Carmelo y Alfredo

De nuevo nos encontramos en Agosto, mes de vacaciones por antonomasia. Hoy al medio día tomando una copa en “La Puntilla”, hemos reparado en la fotografía que ahora están viendo. En ella podemos observar a un Alfredo Yanes -aún joven-, en el momento –suponemos- de poner un café, de los miles que debió poner en su vida.

Hay dos nombres que nos han permanecido unidos desde nuestra niñez; Alfredo “el de la Puntilla” y Carmelo “el del Coche”. Ambos madrugadores –la Puntilla abría a las cinco de la mañana- y el primer coche que subía a la estación, era a las seis de la madrugada. Por lo tanto, las veces que viajábamos a Sevilla, eran las dos primeras caras que veíamos.

Nada más entrar en el bar, percibíamos el fuerte olor a café, rastro de los muchos que a esa hora ya había servido a sus madrugadores clientes, tengan en cuenta que en las fechas que hablamos –mediados de los cincuenta- la mayor parte de los parroquianos del bar eran trabajadores del campo, que esperaban la llegada de algún hacendado que les diera trabajo para ese día. Eso sí, con el “gorrito” de aguardiente en la mano.

Diez minutos antes de la hora de salida del coche para la estación aparecía Carmelo y sin que mediara palabra, era recibido por Alfredo con un café con leche en vaso. Sobre el mostrador, algunos jeringos del puesto de Trini y las tortas de “Inés Rosales”, componían el menú principal a esa hora de la mañana.

Carmelo tenía dos coches. El titular, que el primero que recordamos era el denominado “la Fortaleza Volante”, por su estructura casi cuadrada y que más tarde fue sustituido por este que vemos en la fotografía, donde aparece retratado en la puerta de la estación, junto con dos empleados de Renfe, unos amigos y su hijo Joaquín Valverde.

Después tenía un segundo coche más pequeño, que sustituía al titular, cuando los muchos años impedían arrancar al primero. A este segundo coche se le llamaba “la Rubia”, que pueden ver en esta otra fotografía, donde aparece su hija Consuelo Valverde y Pili Hernández.

¡Vámonos! decía Carmelo nada más terminar su café, y los que esperábamos para coger el tren a Sevilla le seguíamos prestos a montarnos en el coche aparcado en la misma puerta de “La Puntilla” y pasar unos segundos de incertidumbre hasta comprobar que conseguía arrancar el motor de “la Fortaleza Volante”, una vez más.

Menos problemas teníamos a la vuelta de Sevilla, donde encontrábamos puntualmente el coche esperándonos, ya que con sólo quitar el freno de mano “la Fortaleza” iniciaba su desplazamiento con el motor en “punto muerto”, hasta que llegábamos al Coso, como dijo A. Burgos en su artículo (ABC 5-7-06) sobre el AVE, donde lo recordaba: "... Esta alta tecnología punta del ahorro energético aplicada a la Renfe ya la inventó hace muchos años Carmelo, el del Coche Correos de Guadalcanal. Con su vieja camioneta Chevrolet, Carmelo subía desde el pueblo a todos los trenes. Traía y llevaba viajeros, las sacas de Correos (que le pagaba un canon por el servicio) y el paquete del ABC a la mercería de López. Subiendo la cuesta de la estación, Carmelo gastaba mucha gasolina a la ida. Que se ahorraba íntegramente al bajar de vuelta. Arrancaba, y nada más enfilar la cuesta abajo de la estación, apagaba el motor y, ¡hala, en punto muerto hasta El Coso! Más de dos kilómetros sin gastar una gota de gasolina. Lo que ocurre es que Carmelo le echaba menos cuento a la energía cinética potencial y a las emisiones de dióxido de carbono..."

En el Guadalcanal de aquella época, existió un bulo que decía, que Carmelo nunca tuvo carné de conducir. Igual que ocurría con lo que oíamos a nuestros mayores, que nos decían que la mitad de Guadalcanal perteneció a Extremadura y la otra mitad a Sevilla, cuando lo que realmente ocurrió es que el rey vendió el cincuenta por ciento de los diezmos de la villa en 1540, al Marqués de Tarifa que procedió a construir el Hospital de la Sangre, de Sevilla. Con el carné de Carmelo Valverde ocurrió una cosa parecida y les contamos lo que su hijo Joaquín nos explicó: “… en aquella época, sólo existía un carné de conducir, no había de segunda, de primera, de primera especial… entonces salió una ley donde se establecían las nuevas normas para conducir vehículos, creándose la distinción entre carné de segunda y primera. A los que ya tenían carné, se les ofreció adaptarse a la nueva normativa –es decir, obtener el nuevo carné para conducir vehículos para el transporte de personas- sólo presentando el carné anterior, cosa que yo mismo le hice –nos dice Joaquín- por lo que él toda su vida tuvo el carné que le habilitaba para conducir el “coche correos”. Según nos decía Joaquín, -conocedor del bulo que circulaba por Guadalcanal- más de una vez le dijo a su padre que sacara una fotocopia del carné y lo pusiera en el bar de “La Puntilla”, a lo que se negó…”

Carmelo y Alfredo, dos personajes inolvidables, que hoy hemos recordado, de la Guadalcanal de los años cincuenta.

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 57


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I
(Se mantiene la ortografía de la época)
A V.M. escribí como se probaba á fundir por lavar, y lo que entendia dello, y envié los pareceres que me dieron sobre lo mismo las personas que vinieron aquí por mi orden. Después se han hecho fundiciones, y no hay ninguna dificultad en ello. Por la relacion que vá con esta, verá V.M. la diferencia que hace lo uno á lo otro. Háse probado y hecho la cuenta á la ventaja de lo lavado y la prueba en los metales mas pobres y ruines que han salido de la mina, y sin que fuese en ellos ningun cochizo, porque todo esto hacia al proposito de lo lavado, y los fundidores han pretendido hasta agora interese en que se lavase por hacer sus fundiciones, por estar á partido, y porque se ocupaban mas personas.
Para sacar treinta arrobas de metal lavado, que es una fundicion, lavaban mas de ciento y cincuenta, según Zárate y los demas me han dicho; de manera que á las ciento y veinte que dejan en relaves, ha de venir mucha mas cantidad de plata que sacan de las treinta arrobas de principal, como parece que ha de ser ansi por los ensayes, lo cual no creo, porque lavándolo se ha llevado el agua una gran parte, según se ha visto por la plata que se halla en el arroyo, y por la que se ha hurtado de los relaves y se pierde cada dia dellos.
El salir poca plata en lo que vá en los ensayes, no es la falta de lo por lavar, pues lo lavado responde peor, sino en ser el metal malo y en las demas cosas dichas. Los cochizos se han guardado porque se pierde mucho en fundirlos. Hanse de beneficiar por cebo en los hornos de la reverberación.
Visto cuanto mejor es que no se lave el metal por lo que se pierde y porque la mina se acaba y destruye, doy orden que se funda por lavar, y porque no haya menos cdantidad de plata que hasta aquí, se acrecientan hornos, con los cuales no habrá falta y no se hurtará ni quedarán relaves, ni relaves, ni otros relaves, que se han de fundir todos con la misma costa que el metal por lavar.
En esta mina de Gonzalo Delgado vá el mejor metal al medio del hondo de los pozos. Déjase esto para el tiempo de las aguas, sácase de lo hondo porque el agua lo estorbará en el invierno, y porque conviene ademarla muy bien, que con la prisa que se le ha dado no está tan en orden como sería menester, y así no pude sacarse al presente tanta cantidad de metal ni tan rico: conviene que se tenga especial cuidado de ir con esta esta mina con gran tiento, y no darle demasiada prisa como hasta aquí.
Tengo gran cuidado que en la mineta y en otras se hagan pozos para que se descubra metal y no falte de donde sacalle.
El pozo de Martin Delgado va bueno y la veta bien fija, aunque es recio de sacar el metal della.
Entre los que he hecho venir hay personas que sacan la plata en los hornos de reverberación como en la Nueva España, y afinan tanto en un vaso como en tres fuelinas y en menos tiempo, y con menos trabajo y costa.
Entiendo que no será menester los de las herrerías de Ruisellon, ni los de las de Vizcaya, ni hay por agora á qué vengan.
Con fundir por lavar se gasta mucha almártaga. Convendrá que V.M. mande que se compren en Flandes diez mil quintales de plomo, porque se encarecerá en Sevilla, y no se puede perder en ello, aunque aquí no se gastase.