domingo, 19 de julio de 2009

Las botellas del bar de El Chato

Hace unos meses (24 de enero), comentábamos una fotografía del antiguo bar El Chato, situado en lo que pensábamos su primera ubicación, en la hoy calle de los Costaleros.

La curiosidad de uno de nuestros lectores sobre unas botellas antiguas, nos hace retomar el tema de este bar centenario.

A veces caemos en la tentación de pensar que el mundo surgió coincidiendo con nuestro nacimiento, y naturalmente nos lleva a pensar que lo que nosotros recordábamos, era el primer bar del Chato. Craso error, porque nuevas fotografías que han llegado a nuestro poder y los comentarios de una persona de la cuarta generación, nos han sacado de nuestro error.

En la primera fotografía donde aparece ese nutrido grupo de personas, al mando del cocinero que perfectamente podemos identificar en el centro de la imagen, el bar se encontraba en lo que hemos sabido fue su tercera ubicación (antes estuvo en la calle Mesones, esquina Muñoz Torrado y antes en la misma calle Mesones entre el Bar Nuevo y la imprenta de Cándido Fernández) y están inmortalizando una gran “buñuolada” que iban a celebrar, donde seguiría un baile, con alguna orquestilla de las que existieron en Guadalcanal. En este caso el local corresponde a la casa de Pedro Rivero, en la fachada que está en la calle Santiago.


Lo que nuestro lector quería saber, era si seguían existiendo unas botellas de gran tamaño de anís, que en principio él situaba en el Bar de la Puntilla, pero que según nos hemos informado, nunca existieron en este bar.

Pero como vemos en esta segunda fotografía –ya en el local de la calle Costalero- efectivamente en el bar de El Chato sí existieron y aunque sólo podemos ver una de ellas, ahí aparece a la izquierda de la imagen. Lo curioso, según nos comentaba Encarnación Gallego (en este caso y gracias a la polivalencia de nuestros apodos, la Chata) es que esas botellas que hemos conocido llenas de aguardiente de guinda, en realidad en su primer uso contenía ron, de la destilería de Rodríguez Hermanos de Málaga. Según nos dice la Chata, a mediados de los años treinta de
l siglo pasado, se puso de moda tomar el café con un chorreoncito de ron, aunque suponemos, que tras el café, vendrían algunas copas más de este licor malagueño.

Pero este bar –como ya conocimos en el caso de las “dulceras”- durante el verano montaba un quiosco en el Paseo de El Palacio, como podemos ver en esta otra fotografía, que se convertía en caseta de feria, durante los días de septiembre, como vemos en la imágen.

Ya
existe un Chato de quinta generación, aunque el bar cerró sus puertas hace unos años. Las dos botellas de ron-aguardiente siguen existiendo, como vemos una de ellas, en esta última fotografía y esperamos que en un futuro volvamos a verlas en ese nuevo bar de El Chato.


Las diferentes fotografías de este artículo han sido facilitadas por Encarnación Gallego, a la que agradecemos además toda la información que nos ha facilitado de la historia de este bar.

A Plácido Cote tenemos que agradecer la etiqueta que figura en la fotografía de la botella, que aunque posiblemente nunca llegó a tenerla, hemos querido aprovechar para recordar los famosos aguardientes que se fabricaron en Guadalcanal.

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