lunes, 6 de julio de 2009

FOTOGRAFÍAS DEL FUTURO - 4

Siguiendo con “Fotografías del futuro”, hoy traemos ésta de la procesión de San Marcos.

Posiblemente haya lectores que no vienen habitualmente por Guadalcanal y no sepan que esta procesión de San Marcos se sigue celebrando, aunque raro es el año que lo hace el día 25 de abril, ya que su efeméride la festejan el domingo más cercano a esta fecha, si éste no coincide con la romería de la Virgen de Guaditoca.
Ahí vemos esta fotografía del futuro y a San Marcos saliendo de la iglesia de Santa Ana, donde antiguamente estuvo radicada la Hermandad, ahora lo hace desde la iglesia de Santa María.

De 1902 es esta otra fotografía de San Marcos, de la antigua imagen que existía en esa fecha.


Aunque ahora no se hace, después de la procesión se organizaba un festejo taurino, donde aficionados más o menos expertos, practicaban el arte de Cúchare, en una improvisada plaza. El último lugar en que se toreó el toro de San Marcos, fue en Tres Palacio, junto al paseo del mismo nombre.

Hemos estado leyendo las reglas de San Marcos y aunque en su artículo 74 habla de que al terminar la procesión se pasará al “tradicional refresco”, no aparece por ninguna parte referencia del toro, aunque sí habla también de la “subasta de las roscas”, que según comentarios de un miembro actual de la Junta de Gobierno, el salir con ellas se debe a que antiguamente, cuando pasaba el Santo Evangelista los vecinos echaban trigo sobre las andas, que ya estaban diseñadas para recoger este apreciado cereal.

Para intentar conseguir más información sobre este tema, hoy hemos visitado el “ágora” de Guadalcanal, que en estas fechas está situado en el paseo de El Palacio y hemos conversado sobre San Marcos, con las personas mayores que disfrutan de la suave temperatura de este paseo. No hemos conseguido fijar la fecha del último toro de San Marcos, pero calculamos que fue en los primeros años de los sesenta, del siglo pasado. Al parecer, el toro era regalado todos los años por la familia Alvarado, (Natividad y Marcos Alvarado) éste último según nos han comentado, pagó la imagen que ahora existe. Nos ha sorprendido que de las personas consultadas, algunas con más de ochenta años, no recordaban el toro de San Marcos, aunque cogiendo comentarios de aquí y de allá, hemos conseguido conocer nuevos lugares donde se toreó al astado del santo del león y las roscas.

De las personas que sí se acordaban, la mayoría recuerdan que en Tres Palacios se celebró el último festejo, en el huerto de Victorio (camino de las Erillas) también se toreó, incluso fijan el antiguo cine de verano (donde actualmente está el cine municipal) y una huerta por debajo del Palacio (paseo), como otros lugares del festejo.

Retrocediendo en el tiempo, por los años treinta del siglo pasado, parece ser que era con una vaca con la que realizaban el festejo, a la que llevaban enganchada por los cuernos y realizaban un recorrido, por una serie de calles de la parte alta de Guadalcanal (Santa Ana, Minas, Altozano Bazán, Granillos, Espíritu Santo, soltándola en esta última calle, donde ya libre, desaparecía camino del Humilladero del Cristo.

Siempre nos hemos preguntado qué relación podía tener San Marcos con un toro o con una vaca, cuando vemos que lo que procesiona junto a él, es un león, que se asocia al santo porque su Evangelio empieza hablando del desierto, y el león era considerado el rey del desierto

y porque su Evangelio empieza hablando del río Jordán y a sus alrededores había muchas fieras, entre ellas el león. También se dice que es el león porque en su Evangelio comienza hablando de Juan el Bautista como "Voz que clama en el desierto", voz que sería como la de un león.

Llega a nuestras manos el libro escrito en el siglo XIX, “Manuel para viajeros por Andalucía y lectores en casa”, de Richard Ford, que narra los viajes que este escritor inglés realizó a lomos de un caballo y en ocasiones en diligencia, y antes de referirse a Guadalcanal, hablando de Llerena dice: “…ciudad agrícola de unos cinco mil habitantes y carente por completo de interés, excepto para el aficionado a la milagrosa tauromaquia. Aquí, en vísperas de San Marcos, y ocurría también en otras aldeas circundantes, el cura párroco vestido con sus ropajes canónicos, se dirigía a un rebaño de ganado seguido de sus feligreses y seleccionaba un toro, al que bautizaba con el nombre de Marco. El prosélito entonces seguía a su jefe a oír misa, entraba en la iglesia y ese día se comportaba con bastante corrección; pero poco aprendía con ello moralmente, ni ganaba mucho en carnes, ya que al día siguiente volvía a su anterior forma de ser, toril y brutal. Después el toro apostólico era llevado por la aldea de la misma manera que el Boeuf Gras en París, con los cuernos adornados con flores y cinta, y, como era milagrosamente manso, sine faeno in cornu, las mujeres le acariciaban, llamándole Marcito. Así era la adoración egipcia al buey Apis, y la idolatría Elea, donde la mujer adoraba a Baco en una encarnación tauriforme…” “… Si el toro escogido corría y se mostraba inquieto y rehusaba el honor de su efímera santidad, la culpa se la echaban al cura y el milagro pasaba por haber fallado a causa de ser él indigno de realizarlo; se daba por supuesto que se hallaba en estado de pecado mortal y era mirado con malos ojos por los recelosos maridos de las más bellas Pasífae. Si Marcito se paraba delante de alguna casa los habitantes caían bajo sospecha de herejía o judaísmo, que era husmeado por el toro como las trufas lo son por los perros de lana. Puede imaginarse qué arma tan poderosa sería en manos del cura este morro apuntador, y con cuánta fidelidad garantizaba el pago a la iglesia de sus diezmos y ofrendas, voluntarias…”

Don José María de Cossío se remite en su magna obra “Los Toros” a una serie de fuentes que llevarían a la afirmación de que el rito taurino más antiguo del que se tiene noticia en el día de San Marcos podría ser el que se originó en Baeza (Jaen), cuando la ciudad hizo en 1449 un voto particular de celebrar la fiesta de este santo con procesión, misa solemne y sermón, tomándole por su especial protector y ofreciéndole un toro cada año, para que librase aquella tierra de una terrible plaga de langosta que padecía y de las repetidas hostilidades de los moros.

Por nuestra parte, estando Guadalcanal tan cerca de Llerena, e incluso dependiendo de ella para muchos asuntos, pudiera ser que nuestro toro o vaca de San Marcos, tuviera relación con esta celebración de Marcito, que con el tiempo derivó en la fiesta que los más mayores, aun recordamos.

Esperamos de nuestros lectores que puedan tener más información sobre este tema, nos faciliten cualquier dato que nos permita completar este artículo.

La primera fotografía, es una fotocomposición realizada por el autor del artículo. El resto de fotografías han sido cedidas por la Hermandad de San Marcos de Guadalcanal.

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