sábado, 16 de mayo de 2009

FRANCISCO DE MENDOZA - 6

Francisco de Mendoza “El Indio”
Del libro de Francisco Javier Escudero Buendía

Parte 6





1. 910.000 maravedíes por el Licenciado Pedro de Alfaro, en Guadalcanal en 6 de agosto de 1561 (16).
2. 18.000 ducados del Capitán Miguel de Oquendo, que valen 5.950.000 maravedíes en Sevilla 10 de agosto de 1561 (17).
3. 10.000 ducados que valen 750.000 maravedíes de Juan Torres, vecino de Sevilla, en 14 de agosto de 1561 (18).
4. 3.600.000 maravedíes de Catalina de Mendoza, viuda de Baltasar Díaz de Ávila, vecina de Panamá, en Sevilla el 10 de septiembre de 1561 (19).
5. 2.800.000 maravedíes de su tía María de Vargas, y en su nombre, de la Capilla del Obispo de Plasencia en la Parroquia de San Andrés de Madrid, en Madrid el 19 de septiembre de 1561 (20).
6. Otro censo de 150.000 maravedíes de principal.
7. 40.000 ducados de Juana de Tibera, viuda de Hernando de Orejón, en Sevilla el 16 de enero de 1562 (21).
8. 3.450.000 maravedís de Dª Leonor de Ayala, mujer de Diego de Herrera, Contador de S.M. residente en Lisboa, en Sevilla a 16 de enero de 1562 (22).
9. 500 ducados del Convento de Monjas de Santa Clara de Madrid, el 19 de septiembre de 1562 (23).
10. 515.625 maravedíes al redimir y quitar al Jurado de la ciudad de Sevilla, Melchor Suárez, en Málaga el 21 de diciembre de 1562 (24).
11. 2.400 ducados de Francisco de Rosales, vecino de Sevilla (25).

De la suma de todos ellos, cuyos cambios a veces no coinciden (26) y ofrecen dudas sobre la deuda exacta, nos da un resultado siempre aproximado que rondaría los 35 millones de maravedís (27), lo que en principio más o menos coincidiría con la cifra ofrecida de 30 millones de maravedíes pagados por las villas. Pero ésta es engañosa; porque no tiene en cuenta los cuantiosos gastos de tramitación ante escribanos, secretarios y en la Corte, desplazamientos, bienes muebles y semovientes y futuras obras.
Además desconocemos las inversiones que se realizaron para las estancias y repartimientos de México y Perú, tanto a cuenta de su negocio de las especias, como otros como la ganadería, la lana, el azúcar, etc., que sabemos requirieron tomar más dinero a crédito (28), además de otras de las que no hemos localizado su rastro documental (29). Según un cálculo aproximado de sus albaceas testamentarios Francisco Gómez, Alonso Núñez de Badajoz y Pedro Luis de Torregrosa, realizado el 3 de noviembre de 1563, su pasivo total era de 240.000 ducados, una cantidad exhorbitante para la época (30).
A pesar de que hubo un anticipo de 11.000 ducados de Indias (31), la realidad parece indicar que Francisco de Mendoza compró casi en su totalidad sus señoríos a crédito y a cuenta de las rentas futuras que iba a percibir tanto de “acá como de allá”. Para poder hacernos una idea, tenemos que tener en cuenta que cuando la villa de Socuéllamos, de donde los Mendoza de la Casa de Tendilla y Mondéjar eran Comendadores, compró a su aldea de Tomelloso en el año 1593, aportó 14.000 ducados, una cifra tan abultada que nunca pudo pagar a pesar de contar con 1200 vecinos (32).
Esto, según sus testamentarios, le suponía anualmente el pago de 12.000 ducados, lo que en “en muy poco tiempo consumiría la dicha hazienda” (33), lo que implica que Francisco de Mendoza compró sus villas de Estrenera y Valdaracete no contando con lo que producían estas, sino con las rentas personales que él percibiría por sus cargos públicos (primero el de Administrador General de las Minas y el de factor de las especias que pensaba le iba a reportar grandes ingresos), y sobre todo y por encima de todo por sus encomiendas americanas, - 20.000 pesos anuales de Pocona y otros lugares de la actual Bolivia, más sus estancias mexicanas -; al faltar él, quebró todo el edificio por su base como un castillo de naipes...
Porque “de facto” todos estos censos, como hemos dicho, los situó en las rentas de Estremera y Valdaracete, y si él no estaba para percibirlos, el resto de ingresos cesaban, - en sus cálculos entraba posiblemente que tanto sus tierras como sus cargos se harían hereditarios en sus sucesores, cosa que definitivamente no sucedió - y sus villas queda claro que no podían soportar el pago de estas inmensas cantidades anuales. No pretendemos aquí hacer una relación prolija y precisa de todos los intereses y rentas que debía pagar anualmente, pero por citar unos ejemplos que conocemos:
A Catalina de Mendoza, viuda de Baltasar Díaz de Ávila le pagaba anualmente por 3.600.000 maravedíes de préstamo 12.000, a la Capilla de San Andrés por un censo o préstamo de 2.800.000 eran 200.000 maravedies de rédito por año; a Dª Leonor de Ayala por 3.450.000 de principal, 300.000 maravedíes anuales. Para hacernos una idea, la renta total de su Encomienda de Socuéllamos, que era una de las mejores de toda la Orden de Santiago en Castilla, era en 1556 de 871.183 maravedíes (34), que se podían consumir con solamente pagar los tres censos antecedentes.
En conclusión, la compra no se hizo sobre un patrimonio real y actual, sino por unos repartimientos bolivianos y manchegos que eran a perpetuidad pero no hereditarios, y unas rentas indeterminadas de Estremera y Valdaracete, a las que dejaba en un serio aprieto por la gran cantidad de intereses y principal que debía devolver cada año, lo que al final fue demoledor para el futuro de su mayorazgo y herencia.

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