sábado, 7 de febrero de 2009

Minas de Guadalcanal 11

Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I
(Se mantiene la ortografía de la época)
Una forma ha habido de la principal perdicion de esta hacienda, y es que como al principio se sacaban los montones del metal rico, y creció la fama de ello por todas estas comarcas, vinieron á verlo todos los principales, y con ellos gran número de gente menuda, asi de Sevilla como de Llerena y de todo este maestrazgo quince ó veinte leguas al derredor, y, cada uno que llegaba, so color de mirar, pública y secretamente llevaba un cochizo ó terron que por lo menos valdria diez ó doce reales de plata; y á los que parecian hombres de bien, que lo tomaban públicamente, no se les decía nada por los que alli estaban, y á los otros no se les veía, y ansi dicen que se perdió y hurtó por esta forma mas de diez mil ducados de plata, lo cual se ha fundido y afinado en Hornachos, y Azuaga, y Alanis, y Cazalla, y Llerena, y otros lugares comarcanos, sin que se tenga esperanza de cobrar cosa ninguna de ello, caso que V. M. perdió el quinto de todo lo hurtado, que aun algunos lo ponen en mas crecida cantidad de la que arriba digo.
Luego que llegué quise averiguar aqui qué tanto se montaba en el quinto que á V. M. ha pertenecido de todo lo sacado de estas minas, el cual quinto se depositó desde el principio en Francisco Gonzalez Abasta, vecino y regidor de esta villa, por mandado del Marques; y habiéndole pedido la cuenta de lo que tiene recibido, hallé que se monta en ello, con ciertas partidas que en mi tiempo se han quintado, ciento treinta y dos arrobas y ciertas libras mas; y porque en este quinto entran metales de diferentes formas , se hará harto si acude al quinto de plomo uno con otro, de manera que á esta cuenta saldrá de lo quintado hasta agora veinte y seis arrobas de plata fina, que, como dicho es, se puede contar á lo menos á trescientos ducados cada arroba, que monta en todo siete mil é ochocientos ducados, y parésceme que fundido lo sacado, habrá cumplimiento á diez mil ducados en todo. No he querido remover el depósito del quinto, porque me paresce hombre honrado y abonado el que lo tiene; pero todavía entiendo poner en ello recaudo, como se acostumbra en la hacienda de V. M., haciendo una arca con dos llaves, de las cuales yo terné la una, porque el dicho depositario tenga en esta hacienda administracion y no dispusicion; y estará de tal suerte, que á la hora que fuere necesario no haya dilacion cuando V. M. se quisiere socorrer de ella.
Hallé que toda esta plata se ha quintado y quinta con cierta marca en que estaban escritas tres letras que dicen REY, y porque me paresció que no era ésta la costumbre de lo que se usa en las Indias, hice hacer un escudo nuevo con el castillo del escudo real de V. M, cuya empresion envío con ésta. Y porque toda la fuerza y buen recaudo de esta ciencia consiste en la guarda de este cuño, se porná en él toda la autoridad y buena guarda que se pone en las provincias de las Indias. Meterse ha en un cofrecito pequeño de que yo terné la llave, y el mismo cofrecito estará en el arca donde se metieron los quintos. Haré pregonar en esta villa y en la ciudad de Sevilla, y en Llerena, que toda la plata en pasta, ora sea en plata fina, ó plata plomo, que no estuviere marcada con esta marca Real, se tome y detenga por perdida; porque, como tengo dicho, se entiende que en esta comarca hay gran cantidad de plata hurtada y escondida sin quintar, y podrá ser que demas de proveerse por este camino de lo por venir, se remediase algo de lo pasado en que no ha habido cuenta ni razon, ni parescia tener dueño esta hacienda; y cierto al mismo Martin Delgado le hoviera valido mas de diez mil ducados que hi hoviera venido dos meses antes.
En lo que se ha sacado de estas minas hay muchas partidas que tocan á personas particulares que han comprado el metal á los obreros, á quien se daba por via de partido, y otras de los mismos sacadores, las cuales son tan menudas, que muchas de ellas no llegan á diez ducados, y otras muchas no pasan de ciento. Los dueños de este metal son pobres, y claman diciendo que para comprarla se empeñaron, y otros para comer mientras lo sacaban, y pídenlo; y ansimismo hay otras personas que tienen muy pequeña parte en la mina de Gonzalo Delgado, que aunque por el memorial que allá se envió paresce la division en partes gruesas, despues aquellos á quienes cupieron hicieron otra subdivision en partes muy menudas á amigos y parientes suyos, de manera que hay alguno que no tiene la cincuentena parte, y otros no llegan á la centésima: convendria dar orden en que se remediase esto, por evitar exclamaciones, en la mejor forma que V. M. sea servido, porque sino es lo que toca á Martin Delgado y á sus minas, todo lo demas está partido entre tantos, que no pueden dejar de ser partidas muy menudas, como está dicho.
Después que aquí llegué ha fecho tantas aguas y tempestad sin cesar noches y dias, que por ninguna forma se ha podido cavar en los pozos, antes se ha temido que se habrán de hundir segund el agua han cogido; y caso que el principal que se les ha podido dar era echarles ciertos apoyos que para esta materia se llaman adémas, que van sustentando entrambas partes del pozo, tambien se halló grand peligro en esto, porque se desboronaba la tierra al entrar, y se temia peligro de los que estoviesen dentro; y ansi todo lo que se ha podido hacer es cortar las adémas, para que ha sido necesaria gran cantidad de leña de encina, y tenerla aparejada de suerte que en los primeros dias que cesen las aguas se puedan echar y tener á punto los tornos y unos zaques que se hacen de cuero para desaguar las minas.

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